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El Amazonas Brasileño
Una de las primeras cosas que hemos aprendido es que nada es simple y directo en Brasil, pero al final vale la pena la espera. Tuvimos que tomar cuatro vuelos durante dos días para volar de San Francisco a Manaus, capital del estado de Amazonas y punto de salida hacia la selva Amazónica Brasileña. De Manaus, tomamos dos lanchas y una camioneta para por fin encontrarnos en la selva y en el río Mamori, donde pasaríamos los siguientes dos días y medio.
La primera lancha nos llevo al lugar donde se encuentra las aguas del río Negro y el río Solimões, los cuales forman el río Amazonas. Tal como su nombre lo indica, las aguas del río Negro, son negras, mientras que las del río Solimões son color café. La diferencia de color esta en la temperatura de las aguas. La curvilínea es tan clara como cuando queremos mezclar aceite con vinagre.
Tan pronto llegamos al primer puerto, caminamos a través el mercado y subimos a una combi e iniciamos un recorrido de unos 50 kilómetros en donde vimos los campos inundados por agua y una variedad de plantas con diferentes tonos de verde, claro, obscuro, brillante. Lo que mas nos llamo la atención fueron los lirios gigantes en algunas de las pequeñas lagunas de agua. De la combi nos bajamos para subirnos a una balsa con motor que nos llevo a través del río Mamori. Este ultimo tramo nos recordó nuestro viaje de bodas cuando visitamos el delta del Okavango. El reflejo de la vegetación en el agua hace que uno a veces no pueda distinguir donde terminan las plantas y donde empieza el reflejo.
Después de cómo una hora llegamos a nuestro destino final, donde pudimos notar que la fiebre del mundial no tiene fronteras, especialmente en Brasil, ya que el comedor del Juma Lake Inn, estaba totalmente adornado con los colores de la bandera brasileña. El olor que llegaba desde la cocina, no solo anunciaba que se acercaba la hora de comer, sino también que la comida iba a estar muy rica. Fue una comida típica del norte de Brasil: arroz, pasta, pollo con patatas, ensalada y frutas para el postre.
Al terminar de comer, conocimos a nuestro guía, Alan, quien nos dijo que el plan para la tarde era un paseo en canoa. El ambiente estaba muy húmedo y la lluvia no tardo en llegar justo cuando era hora de salir. Así que agarramos nuestras chamarras y empezamos nuestro recorrido, primero con motor, rumbo a los brazos del río Mamori, que se forman cuando el agua inunda la selva. Una vez ahí, apagábamos el motor, debido a que es muy difícil maniobrar y para no asustar a los animales, por lo que cogimos nuestros remos y seguimos adelante. La lluvia no paro, pero no nos molestaba, al contrario hizo este paseo mágico, fue algo de lo que mas disfrutamos en el Amazonas.
Antes de regresar pudimos disfrutar de un atardecer increíble.
Una vez en el Inn nos cambiamos la ropa mojada y un poco antes de la cena nos llevaron a ver como uno de los guías, Conrado (aka. Mr. Jungle, como se hacia llamar), agarraba un caimán con sus propias manos. Con una lámpara encandilaba al animal y cuando se acercaba la balsa se agachaba para agarrarlo. Regresamos al Inn con el caimán para que Alan nos diera una explicación sobre las características de este y después regresarlo al río, no sin tomarnos la buena foto.
El segundo día nos levantamos muy temprano para ir al lago Juma y disfrutar del amanecer. Faltan palabras para describirlo así que mejor incluimos unas fotos.
Durante nuestro segundo día hicimos otras actividades, como visitar una persona que fabrica botas, carteras y preservativos con el látex (hule) que extrae de los árboles de hule que tiene en su propiedad. Esta zona fue entre 1840 y 1890 capital internacional de la producción de hule, hasta que los británicos, de manera ilegal, sacaron semillas y las llevaron a Malasia, lugar que produce la mayor cantidad de hule de la actualidad. También visitamos una casa de unos lugareños para conocer como viven, que siembran y sus oficio.
Al terminar de comer nos pusimos a pescar pirañas, justo al lado de donde la gente se mete a nadar. Parece extraño, pero nos explicaron que no hay muchas pirañas en estas fechas porque el nivel del agua esta muy alto.
Para terminar nuestra estadía en esta zona fuimos a caminar por alrededor de 3 horas dentro de la selva. Tuvimos oportunidad de ver mas changos, pájaros, arañas de diferentes tipos (nos llamo la atención, principalmente, la tarántula amazónica), y Alan nos enseño varios tipos de plantas. De estas ultimas nos llamo mas la atención un árbol llamado "Killer Tree" (foto de la derecha), que conforme va creciendo, su raíz se va extendiendo y va matando los árboles que están a su lado. Además, un árbol que empieza creciendo como una vaina (foto de la izquierda)desde el suelo a través del tronco del árbol y poco a poco empieza a envolver a este hasta que lo cubre completamente y no lo necesita mas, así que lo mata.
También durante el recorrido en la selva, Alan nos platico sobre el repelente que usan los locales, y lo puso en práctica así como algunos de nosotros. Existe un tipo de hormiga, del cual no podemos recordar el nombre, que construye su hormiguero colgado de los arboles. Se le da unos golpes al hormiguero y se pone la mano en este para que las hormigas se suban, ya que se tienen suficientes se aplastan al mismo tiempo que se esparcen en la piel. El aroma que se desprende de este proceso y que se impregna en la piel es lo que repele a los insectos.
Otra cosa interesante fue un gusano que se mete dentro de unos pequeños cocos durante su proceso de transformación ha mariposa. Los habitantes de la zona abren los cocos cuando el gusano está adentro y lo comen porque sabe a coco. Juan Pablo puede decir por experiencia propia que si es verdad, y que están muy ricos, hasta se comió dos.
Fueron días muy activos, pero que nos dejaron muy contentos y con ganas de regresar a la selva. Lo único que nos falto fue dormir internados en la selva.
The Brazilian Amazon
The first thing we’ve learned about Brazil is that nothing is simple or direct, but in the end totally worth it. It took us two days and four flights to get to Manaus, the gateway city of the Brazilian Amazon, from San Francisco. From Manaus, we traveled in two boats and a van to get to the heart of the jungle where we were staying along the Mamori River for the next two and half days.
The first boat ride took us to see the meeting of the waters, where the Rio Negro and the Rio Solimões come together to form the Amazon River. As the name suggests, the water from the Rio Negro is dark and looks almost black while the water from the Rio Solimões is brown. The difference in color is based upon the temperature of the water. There was a clear jagged line between the colors, it looked almost like oil and vinegar the way the two colors remained separate even as the rivers joined together.
Upon arrival at the port, we walked through the market and transferred to a van that took us down a road for about 50 kilometers through flooded fields with a variety of plants with varying tones of green, light, dark, bright. What caught our attention the most were giant lily pads in the small lakes of water. We made our way to the next leg of the river that would take us to Juma Lake Inn. Motoring down the river brought us back to our honeymoon when we were on the Okavango Delta. The colors of the trees and vegetation along the river were incredible and the reflection was unreal. The reflection was so clear, the trunks of the trees looked suspended in the air.
After about an hour, we pulled up to a wooden dock where we took note that World Cup fever has no boundaries, especially in Brazil, since the dining room of the Inn was completely decorated with the colors of the Brazilian flag. The smell from the kitchen not only announced that lunch would be served soon, but that also the food was going to be very good. We ate a typical Brazilian spread of rice, pasta, chicken with potatoes, salad, and fruit for dessert.
Once we ate, we met our guide, Alan, and learned that we would go on a canoe ride through the jungle that afternoon. It was so humid it began to pour just before we were scheduled to head out. So, we grabbed our raincoats and motored upstream until we reached the flooded forest. There we turned off the motor because it’s difficult to maneuver through the trees and we also didn’t want to scare the animals, so we grabbed our oars and rowed. The rain didn’t stop, but it didn’t bother us. On the contrary, rowing through the trees in the rain was absolutely magical and was definitely the highlight of our trip to the Amazon. We saw many birds, monkeys, a sloth, and later in the evening as the sun was setting, we saw some pink and grey dolphins.
Before we returned to the Inn, we were able to enjoy an incredible sunset.
Once we arrived to the Inn, we changed out of our wet clothes and just before dinner one of the other guides, Conrad (aka Mr. Jungle as he liked to be called) took us to see how he could catch a cayman with his bare hands. We went downstream in the dark with a flashlight, and with this flashlight, Conrad spotted the cayman and reached down with his hands to grab it once the boat got near. We returned to the Inn with the cayman so Alan could give us an explanation about the animal. Then we returned the cayman to the river, but of course not without taking a good photo.
We got up very early on the second day to enjoy the sunrise over Lake Juma. We are at a loss for words to describe it so we think it’s better we show you a couple of photos.
On our second day we visited a man that makes boots, wallets, and condoms from rubber that he extracts from trees on his land. Between 1840 and 1890, this area of the Amazon was the international capital for rubber production until the British illegally smuggled the seeds of the rubber tree and took them to Malaysia, the place where the most rubber is produced today. We also visited a local family to learn about how they live and what types of plants they cultivate in order to live.
After lunch we fished for piranhas, just on the other side of the dock from where everyone swims. It seems weird, but we were told that there aren’t many piranhas during this time of the year because the water level is too high.
To finish our time in the Amazon we went on a three hour walk through the jungle. We had the opportunity to see monkeys, birds, spiders of many different kinds (the most interesting was a tarantula), and Alan showed us various types of plants. Most interesting to us was a tree, that as it grows, it extends it’s roots above the ground killing the trees beside it (photo on the right). Another tree that intrigued us grows first as a vine (photo on the left) extending up the trunk of another tree, using it to grow. Little by little it begins to wrap around the other tree until it covers the other tree completely and no longer needs it, so it kills the other tree.
During our hike in the jungle, Alan also demonstrated how the locals repel insects and had some of the people in our group do the same. There is a kind of ant, for which we cannot remember the name, that builds its nest hanging from a tree. The locals hit the nest a few times and put their hand on it so the ants begin to crawl on their hand. Once they have enough ants crawling on their hand they squash them and spread them over their skin. The scent that is dispersed from this process and that permeates the skin is what repels the insects.
Something else we found interesting was a worm that goes inside a small coconut when it is ready to transform into a buttefly. The locals open these coconuts when they know the worm is inside and they eat it because it tastes like coconut. Juan Pablo can say from experience that this is true, and that it tastes very good; so good that he ate two.
These few days in the Amazon were very active, but left us very happy and with the desire to return to the jungle. The only thing that we missed was sleeping one night out in the middle of the jungle.
If you’re interested in a tour like this, we went with the following company: http://www.amazonbrazil-jungletours.com/