Sunday, March 27, 2011

India - Allepey


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India – Allepey

Por lo mañana cogimos un taxi y nos llevo al aeropuerto de Mumbai. Después de tantos trenes y camiones, era raro subirnos a un avión para viajar dentro de India. Un par de horas más tarde, aterrizamos en el aeropuerto de Kochi, una ciudad que se encuentra una hora al norte de Allepey. Salimos del aeropuerto y cogimos el camión hacia la central de autobuses de Kochi. El amigo que cobraba nos pregunto que a dónde íbamos y nos sugirió no ir hasta la central de camiones, nos indico donde bajarnos y nos señalo, más o menos, donde esperar el camión con dirección Allepey.

Cuando nos bajamos dónde el amigo nos había indicado, ya estaba lloviendo, así que corrimos al primer techo para cubrirnos. Con mucha confusión sobre dónde coger el siguiente camión y bajo la lluvia, empecé a caminar y preguntar hasta que un tipo de un cuartito de lámina me dijo que no me preocupara, que ahí donde estábamos parados, estábamos bien y el nos iba a decir cuando llegara el camión. Dicho y hecho a los cinco minutos se paró un camión cerca de nosotros y el amigo salió corriendo de entre las láminas y me señalo que ese era nuestro camión.

Nos subimos para encontrar muchas caras de sorpresa, porque en este tipo de camiones no es común que los turistas viajen, especialmente una tan rubia como la Flaca. El camión tenía unos plásticos para cubrir las ventanas, pero no tenía vidrios, así que cuando la lluvia se puso más dura, no hubo más remedio que cerrar los plastiquitos y disfrutar de los olores de los pasajeros, ya se imaginarán.

Paso una hora y llegamos a la central de Allepey. No teníamos mucha idea hacia donde caminar, pero ya teníamos la reservación de nuestra casa de huéspedes. Después de negociar un poco con varios tuk tuks, cogimos uno y en unos cuantos minutos, cruzamos el río y llegamos a Ashtamudi Home Stay (www.ashtamudihomestay.com).

El dueño nos recibió y nos enseño nuestra habitación. Era una casa que de dos pisos. La planta baja era de cemento, tenía un par de habitaciones y la cocina. La planta superior tenía unas cuatro o cinco habitaciones hechas y divididas por bambús con una sala de estar bastante grande.

Para cuando nos terminamos de acomodar en a la casa de huéspedes, ya era muy tarde para ir a ver casas-barco para navegar entre los canales de Kerala, así que la Flaca hizo algunas llamadas y vio algunas fotos de casas-barco en internet, con la idea de tener mayor información para negociar al mañana por la mañana. Yo mientras platicaba con los otros turistas que se estaban hospedando en la casa de huéspedes. Había tres de Israel, uno de Nueva Zelanda y dos británicos. Ellos nos compartieron su experiencia en los canales, que también nos ayudaría a negociar.

Los canales de Kerala son un sistema fluvial formado por la intersección de cinco ríos con la corriente del mar Arábigo, además incluye cinco lagos. Se extienden de forma paralela a la costa Malabar por más de 900 kilómetros. Es un gran ecosistema que alberga miles de especies de fauna y flora. Su belleza y peculiaridad han convertido esta región de India en un imán para los turistas.


Por la mañana el dueño de la casa de huéspedes y un amigo de él, nos llevaron hasta el puerto para ver casas-barco y negociar. Cabe mencionar que es la primera vez que la Flaca se subía a una motocicleta; yo no lo sabía y hasta que me lo conto entendí su cara de preocupación en el trayecto.

Vimos cuatro casas-barco y después de negociar, decidimos quedarnos con la segunda. No era de súper lujo, pero tampoco las peorcita. Regresamos a la casa de huéspedes para empacar y cogimos un tuk tuk a la estación de tren para ver si podíamos cambiar nuestro boleto de tren hacia Bangalore para un día antes. Iba a salir muy caro así que decidimos quedarnos un día más en Allepey para seguir relajándonos. Regresamos a la casa de huéspedes y nos fuimos al puerto.

Abordamos nuestra casa-barco un poco después del medio día. Con nosotros iban el capitán y el cocinero. Al ir alejándonos del puerto y navegando por el canal principal, el cual está bastante ancho, empezamos a ver todas las casas que están en la orilla. Hay pueblos enteros a la orilla del canal. Habían unas casas construidas sobre pilotes y otras bajo el nivel del agua, corriendo el riesgo de que el canal se desbordara e inundarse.


Otra cosa que nos impresiono es que hay gente lavando ropa, duchándose, lavando los platos y hasta lavándose los dientes en los canales, y en esta misma agua es donde hacen sus necesidades fisiológicas y donde vienen a parar todas las aguas negras de las casas, hoteles y casas-barco. Es increíble que haya tanto turismo y que aun así, no se destine nada del dinero a construir infraestructura que ayude a la población local a tener mejores condiciones de vida.


En fin, seguimos adelante relajándonos y disfrutando del paisaje que cada vez era más bonito; sin embargo, la cantidad de casas-barco nos recordó al Nilo, donde todos los pequeños cruceros van navegando en una larga fila.


Por la tarde, decidimos contratar una pequeña canoa para hacer un tour por los canales más estrechos y ver más de cerca la forma de vida de la comunidad local. Caminos de tierra que pasan entre las casas y entre el agua y las casas sirven para que la gente vaya de un lado a otro. Como siempre, los niños al vernos, sonreían y nos saludaban.


Al regresar a la casa-barco, ya estaba obscureciendo, el sol ya se había ocultado entre la vegetación y solo quedaba un poco de luz que se colaba entre los árboles. El capitán y el cocinero nos esperaban con la cena lista. Cenamos y al poco tiempo empezó a llover, rayos y truenos acompañaban al agua. Todavía no era muy tarde cuando sentimos la presión del capitán que ya quería dormirse; la estancia y comedor de la casa-barco es donde él y el cocinero duermen, así decidimos irnos a nuestra a habitación.


Para las ocho de la mañana ya estábamos comiendo el desayuno y disfrutando de nuestro último paseo en los canales de Kerala.


A las 9:30 desembarcamos. De regreso en la casa de huéspedes, la Flaca hizo un par de llamadas para darse un masaje ayurvédico y mientras yo me fui a un cibercafé.

La Flaca les platicara un poco del masaje:

No sabía que esperar al ir hacia el masaje. Sin embargo, sabía que la región de Kerala es conocida en el mundo por sus centros tratamiento y masajes Ayurvédicos, así que debe ser una buena experiencia. Teniendo en cuenta que la medicina Ayurvédica a menudo incorpora hierbas en sus tratamientos, imaginaba que sería algún tipo de masaje a base de hierbas.

Al entrar al cuarto, la mujer hindú que me iba a dar el masaje me pidió que me desvistiera, procedimiento estándar cuando te das un masaje, pero ella se refería a toda la ropa. Me dio unos calzones de papel blanco y me ayudo a ponérmelos estratégicamente. Después me pidió que me sentara en un banco y que dejara mi pelo suelto (lo traía en cola de caballo). Empezó a verter aceite en la parte de arriba de mi cabeza y empezó a masajearla. Procedió hacer masaje facial. Cuando termino, me pidió que me acostara en la mesa boca abajo. Aun estaba un poco incomoda. En casa, te dan una cobija bonita para cubrirte las partes de tu cuerpo que no están masajeando. El resto del masaje incluyo más aceite. Una vez que vertió el aceite sobre mí y me dio masaje de pies a cabeza, era hora de voltearme. Me refiero, a que me va a dar masaje del otro lado. Me sentí un poco como el pavo de Día de Acción de Gracias y no pude relajarme completamente porque seguía preguntándome que pasaría a continuación y si podría bañarme antes de regresar a la casa de huéspedes.

Al terminar, fui guiada al baño y la masajista me trajo dos cubetas de agua caliente. He tomado varios baños de cubetazo pero no creo que ella haya entendido que yo sabía cómo hacerlo, así que me empezó a bañar. Me sentí como una niña chiquita siendo bañada por su mama, un poco extraño al principio pero humilde al final. Me lavo el cabello, me des enjaboné, y me dio unas tollas para secarme. Se salió del cuarto (para darme un poco de privacidad?) y me vestí. El masaje y la experiencia en general fueron muy buenos, solo no sabía en lo que me estaba metiendo.

Cuando la Flaca me alcanzo en el cibercafé fuimos a dar una vuelta por Allepey. Caminamos por varias calles pero concluimos que no había mucho que ver así que fuimos a comer y regresamos a comer a la casa de huéspedes donde nos encontramos con los chicos de Israel y platicamos con ellos.

En nuestro último día en Allepey, nos levantamos tarde y después de comer algo, cogimos un colectivo y nos fuimos a la “playa secreta,” una playa que nos recomendaron los amigos de Israel que al parecer era un lugar paradisiaco que estaba increíble y no había nada de gente. El recorrido en el colectivo duro una media hora; nos bajamos y caminamos unos 10 minutos por una calle hasta que llegamos a la playa. Todo parecía ser como nos lo habían platicado, no había mucha gente y se veía muy bonita; sin embargo, cuando empezamos acercarnos vimos que tenía algo de basura. Una vez que encontramos un sitio para sentarnos y disfrutar el día, las moscas no nos dejaban de molestar y de repente nos llegaba un olor de aguas negras…ya no era tan paradisiaca.


Estuvimos tirados ahí un rato, espantándonos las moscas. Después decidimos cambiarnos de lugar pero la cosa no mejoro mucho. Al paso de una hora y cacho, decidimos regresar a la casa de huéspedes.

Una vez de regreso en Allepey, arreglamos nuestras cosas y cogimos un tuk tuk para ir a la estación de tren. Nuestro siguiente destino es Bangalore, donde conoceremos a los papas de nuestro amigo Vishal.


India – Allepey

We got a taxi in the morning that took us to the Mumbai airport. After so many trains and buses, it was weird to board a plane to travel within India. A few hours later, we landed at the airport in Kochi, a city one hour North of Allepey. We left the airport and got on a bus toward the bus station in Kochi. The man charging us asked us where we were going and suggested not to go all the way to the bus station, he indicated to us where we needed to get off and he showed us, more or less, where to wait for the bus traveling toward Allepey.

When we got off the bus where the guy had indicated, it was now raining, so we ran for cover under the nearest roof. With much confusion about where to catch the next bus, I began to walk and ask around in the rain until a guy from a small corrugated tin shop told me not to worry because here where we were standing, we were in the right place, and he was going to tell us when the bus arrived. Sure enough, five minutes later, a bus stopped near us and the guy came running out of from among the corrugated tin sheets and signaled to us that this was our bus.

We got on to find many surprised faces, because it is not common for tourists to travel on this type of bus, especially one as blonde as la Flaca. The bus had plastic shades to cover the windows, but it didn’t have glass, so when the rain started coming down harder, there was no other remedy but to close the plastic shades and enjoy the smell of the passengers, you can imagine.

An hour passed and we arrived to the station in Allepey. We didn’t have much of an idea in which direction to walk, but we had a reservation in a hostel. After negotiating a little with various tuk tuk drivers, we got in one and in a few minutes, we crossed the river and arrived to Ashtamudi Home Stay (www.ashtamudihomestay.com).

The owner greeted us and showed us our room. It was a house with two stories. The first floor was made of cement, it had a pair of rooms, and the kitchen. The second floor had about four or five rooms made of and divided by bamboo with a living area that was fairly large.

By the time we finished settling in to the hostel, it was too late to go and see houseboats to navigate through the backwaters of Kerala, so la Flaca made some calls and looked at some photos of houseboats online, with the idea of having as much information as possible to negotiate the following morning. Meanwhile, I talked with the other tourists that were staying in the hostel. There were three from Israel, one from New Zealand, and two from the UK. They shared their experience on the backwaters, which would also help us negotiate.

The backwaters of Kerala are a network of channels formed by the intersection of five rivers with the current from the Arabian Sea, and also include five lakes. It extends parallel with the coast of Malabar for more than 560 miles. It is a large ecosystem that is home to thousands of plant species. Its beauty and peculiarity have transformed this region of India into a magnet for tourists.


In the morning, the owner of the hostel and a friend of his took us to the port to see houseboats and negotiate. I should mention that this was the first time that la Flaca rode on a motorcycle; I didn’t know this and it wasn’t until she told me that I understood her worried face during the journey.

We saw four houseboats and after negotiating, we decided to go with the second. It wasn’t super luxurious, but it wasn’t the worst either. We returned to the hostel to pack and get a tuk tuk to the train station to see if we could change our train tickets to Bangalore for one day earlier. It was going to be very expensive so we decided to stay another day in Allepey to continue relaxing. We returned to the hostel and went to the port.

We boarded our houseboat a little after noon. With us went the captain and the chef. As we left the port and navigating through the main canal, which was fairly wide, we began to see all of the houses that are at the edge of the water. There are entire villages at the edge of the canal. There were some houses built on top of stilts and others below the level of the water, running the risk that the canal would overflow and flood the house.

Another thing that caught our attention was that there were people washing clothes, bathing, washing dishes, and even brushing their teeth in the canals, and they go to the bathroom and the grey water from each home, hotel, and houseboat is deposited in the same water. It is incredible that there is so much tourism and even so, none of the money goes to build infrastructure that would help the local population have better living conditions.


Anyway, we continued forward relaxing and enjoying the scenery which became more beautiful each moment; however, the number of houseboats reminded us of the Nile, where all the small cruises navigate down the river in one long line.


In the afternoon, we decided to hire a small canoe to take a tour through the narrower canals and to see the life of the local community up close. Dirt roads that run between the houses and between the water and the houses allow the people to go from one side to the other. As always, upon seeing us, the children smiled at us and greeted us.


Upon returning to the houseboat, it was already getting dark, the sun had already set between the vegetation and only a little bit of light was left coming through the trees. The captain and the chef were waiting for us with dinner ready. We ate and soon it began to rain, thunder and lightning accompanied the water. It wasn’t very late when we felt pressure from the captain who wanted to sleep; the deck and dining area of the houseboat was where he and the chef sleep, so we decided to go to our room.


By eight in the morning we were already eating breakfast and enjoying our last journey through the backwaters of Kerala.


At 9:30 we left the houseboat. Back at the hostel, la Flaca made some phone calls to make an appointment for an Ayurvedic massage and meanwhile, I went to an internet café.

La Flaca will tell you a little bit about the massage:

I didn’t know what to expect, really, going into the massage. However, I knew that the Kerala region was known around the world for its Ayurvedic treatment centers and massages, so it should be a good experience. Considering that Ayurvedic medicine often incorporates herbs in its treatments, I imagined that it would be some sort of herbal massage.

Upon entering the room, the Indian woman who was going to be my masseuse asked me to remove all of my clothing, standard procedure when you have a massage, but she meant everything. She handed me white paper panties and helped me strategically place them. She then asked me to sit on a stool and let my hair down (I had it tied in a ponytail). She began to pour oil onto the top of my head and started to massage it into my hair. She then proceeded to give me a head and facial massage. When this was complete, she asked me to lie face down on the table. I was still a bit uncomfortable. Back home, they give you a nice blanket to cover the parts of your body that they are not currently massaging. The rest of the massage included more oil. Once she had poured oil over me and massaged me from head to toe, it was time to baste, I mean massage, my other side. I felt a bit like the Thanksgiving turkey and couldn’t completely relax because I kept wondering what was going to happen next and if I was going to be able to shower before going back to the hostel.

Sure enough, I was led into the bathroom and my masseuse brought me two buckets of hot water. I had taken several bucket showers before but I don’t think she understood that I knew what to do so she began to bathe me. I felt like a small girl being bathed by her mother, it was a bit strange at first but humbling in the end. She washed my hair, I rinsed off, and she handed me some cloths to dry off. She then left the room (to allow me some privacy?) and I got dressed. The massage and experience in general was actually quite nice, I just hadn’t known what I was getting myself into.

When la Flaca joined me in the internet café, we went for a stroll around Allepey. We walked through various streets but concluded that there wasn’t much to see so we went to eat and returned to the hostel where we found the travelers from Israel and we talked with them.

On our last day in Allepey, we got up late and after eating something, we caught a local bus and went to the “secret beach,” a beach that our friends from Israel recommended that was apparently a paradise that was incredible and where there weren’t any people. The journey on the bus lasted about half an hour; we got off, and walked about 10 minutes on a road until we arrived to the beach. Everything appeared to be like they had said, there weren’t many people and it looked very pretty; however, when we began getting closer we saw that there was quite a bit of garbage. Once we found a place to sit and enjoy the day, the flies would not stop bothering us and suddenly it smelled of sewage…it wasn’t such a paradise anymore.


We lay there for awhile, scaring away the flies. Later we decided to move spots but it didn’t get much better. About an hour later, we decided to return to the hostel.

Once we were back in Allepey, we arranged our things and got a tuk tuk to the train station. Our next destination is Bangalore, where we will meet our friend Vishal’s parents.

Sunday, March 20, 2011

India - Mumbai


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Mumbai

Llegamos a Mumbai como a las 10:00 am. El camión había sido casi tan horrible como el de la noche anterior entre Jaisalmer y Udaipur, pero como estábamos tan cansados, pudimos dormir un poco mas. Pero cada hoyo en la carretera nos hacia brincar y nos despertaba. Nos bajaron del camión a media calle, no entendemos porque no llego a la estación, pero cogimos un taxi donde nos dejo y nos llevo al hotel. La calle donde estaba el hotel y la fachada de este no nos dieron muy buena vibra, pero una vez adentro, estaba igual a como lo habíamos visto en el Internet, así que nos tranquilizamos.

Después de un baño, que nos quito la pesadez del viaje y el olor a camión, cogimos el tren al centro de la ciudad. Queríamos ir al consulado de Tailandia para dejar los papeles para mi visa, pero ya era muy tarde, así que decidimos ir a comer. La estación del tren no estaba lejos, pero el recorrido no era nada bonito. El tren no estaba muy nuevo, pero era eficiente y rápido; estábamos a menos de 10 minutos del centro de la ciudad.

Salimos de la estación, la cual es un edificio muy bonito y nuestra primera muestra de la influencia europea, sobretodo inglesa, en la ciudad. Como no teníamos idea de a donde caminar, cogimos un taxi que nos llevo al restaurante que habíamos seleccionado. Era un restaurante de mariscos y pescado que estaba muy bueno, pero caro para nuestro presupuesto.


Con panza llena, enfrentamos el calor de 38° C e ir a la oficina de turismo. Caminamos por algunas de las calles principales y pasamos por la universidad y la corte, edificios que también muestran la influencia europea. También pasamos por el parque Oval Maiden donde muchos jóvenes y niños estaban practicando el cricket, principal deporte de la India. Ya casi derretidos por el calor, llegamos a la oficina de turismo donde nos dieron mapas y algunas recomendaciones de lugares que visitar.

Estábamos derritiéndonos por el calor, y sumado a esto, el cansancio del viaje de los últimos dos días nos estaba pegando, así que decidimos regresar al hotel y descansar en el aire acondicionado, y enfrentar el calor y la ciudad el día de mañana con mas energía.

Por la mañana, salimos con rumbo al consulado tailandés. Dejamos todos los papeles y nos dieron la noticia de que era gratis; que bueno que no la saque en Estados Unidos, allá cuesta cien dólares.

Del consulado cogimos un taxi y nos fuimos a la mezquita Haji Ali. La leyenda cuenta que Haji Ali murió cuando estaba en su peregrinaje a Mecca y su ataúd, de forma milagrosa, llego hasta este sitio flotando. Por tal razón, los restos de Haji Ali descansan aquí. La mezquita fue construida en un pequeño islote situado en el mar Arábigo. Había un pasillo que conecta al islote, y es la única forma de llegar a la mezquita.


De la mezquita, caminamos hasta un templo hindú dedicado a Mahalaxmi, diosa de la riqueza. No pudimos apreciar el templo completamente porque está rodeado de un mercado que cubre toda la fachada y la entrada esta cubierta por un detector de metales. Así que solo pudimos disfrutar del interior del templo, pero solo por un corto tiempo ya que la gente que venía detrás de nosotros no paraba de empujar.

Del templo, salimos para coger un taxi hacia Mani Bhavan, la casa donde Gandhi se quedaba cuando estaba en Mumbai, que ahora es un museo. Había una exposición de fotografía mostraba la vida de Gandhi desde su niñez hasta su entierro después de su asesinato el 30 de enero de 1948. Gandhi, conocido también como “Bapu” (Padre de la Nación), fue el pionero de “satyagraha,” que es la resistencia a la tiranía a través de la desobediencia civil, filosofía fundada en la base de la no violencia.


Gandhi, quien nació el 2 de Octubre, día reconocido mundialmente como el Día Internacional de la No-Violencia, fue líder del movimiento de independencia de India. Inició la práctica de la desobediencia civil cuando apoyo la lucha de derechos civiles de residentes hindú siendo un abogado en Sudáfrica. Cuando regreso a India, organizó protestas contra los impuestos a la tierra y contra la discriminación. Una vez que asumió el liderazgo del Congreso Nacional Hindú, lideró campañas nacionales para aliviar la pobreza, promover los derechos humanos, crear amistad entre grupos étnicos y religiosos e incrementar el ingreso económico, pero sobretodo, buscaba la independencia de India.


Gandhi, por su práctica de la “ahimsa,” juró que solo hablaría con la verdad e iba a incitar a los demás hacer lo mismo…algo que todos los políticos deberían seguir porque cada día son más mentirosos y corruptos.

Al salir del museo, el calor era sofocante. Nuestro destino eran los jardines colgantes que según el mapa, se encontraban en una pequeña colina. La subida fue difícil. Llegamos a un parque, que imaginamos eran los jardines colgantes aunque no había letrero que lo confirmara, pero no importo porque la vista hacia la playa Chowpatty, a la bahía y parte de la ciudad era impresionante. Una vez arriba aprovechamos para comer una fruta, nos sentamos en el pasto y la Flaca se convirtió en la atracción del parque. Su pelo tan rubio hacia que todo mundo volteara y se le quedara viendo; después de un rato ya era incomodo así que decidimos irnos.


Bajamos la colina, decidimos seguir la recomendación de Lonely Planet y fuimos hacia un barrio que según el libro era un increíble lugar para caminar, donde no pasaban coches y tenía un palo de madera en el centro de un estanque que señalaba el centro de la tierra. Caminamos por unos treinta minutos. En el camino nos encontramos con un templo Jain, muy bonito e impactante en el interior; la fachada no pudimos verla porque estaba rodeada por rejas y otros edificios. Una vez en el barrio, era bastante feo y descuidado, uno de esos barrios que como turista te asusta un poquitín al entrar. Encontramos el estanque y el palo, pero nada coincidía con la descripción que habíamos leído, una vez más Lonely Planet nos defraudo.


De regreso en el aire acondicionado del hotel, exhaustos por el calor sofocante y la larga caminata del día, decidimos pedir de cenar al cuarto y descansar.

A la mañana siguiente, iniciamos nuestro día un poco más tarde. Salimos con rumbo del área del Fuerte. Ya habíamos pasado por esta área, pero lo habíamos hecho muy rápido, por lo que decidimos volver para ver con más tranquilidad las muestras de influencia europea en los edificios. Hicimos una pequeña escala en un café para refrescarnos y seguimos hacia el malecón, desgraciadamente había mucha bruma por lo que no se podía apreciar el paisaje, así que iniciamos nuestro camino hacia el consulado tailandés para recoger mi visa. En el camino, encontramos un restaurante donde decidimos comer, y mientras nos servían, fui a recoger mi visa. Al regresar, me enteré que, otra vez, le habían servido a la Flaca comida picante, aunque había sido muy clara al pedir no picante. Lo bueno fue que el mesero entendió a la perfección su malestar y rápidamente le volvieron a preparar su platillo, esta vez sin picante.


Terminamos de comer y nos fuimos hacia la Puerta de India. Fue erigida en 1924 para conmemorar la visita del Rey Jorge V y la Reina María a Bombay (Mumbai). Tiene un diseño combinando arquitectura musulmán e hindú. La Puerta es el primer monumento que los visitantes que llegaban por mar veían en la ciudad.


Después de tomar algunas fotos, caminamos frente al Taj Mahal Hotel y llegamos al barrio de Colaba, que es un barrio bastante turístico con muchos cafés, restaurantes, y tiendas. Andamos un rato pero la Flaca empezó a sentirse un poco mal de la panza y decidimos regresar al hotel.

Al día siguiente, la Flaca se sentía mejor, así que decidimos seguir con nuestro plan de ir a las Cuevas Elefanta en una pequeña isla llamada Isla Elefanta en la costa este de Mumbai en el mar Arábigo. En la más grande e impresionante de las cuevas, se encuentran grabados representando a la secta hindú de Shaiva y fue dedicada al dios Shiva. La fecha exacta de cuando fue esculpida la cueva es desconocida, pero se cree que fue entre los siglos quinto y octavo. En 1987, fueron designadas como Patrimonio de la Humanidad.


Los grabados han sufrido por el paso del tiempo, pero siguen siendo impresionantes y pudimos ver claramente la Shiva Danzante y la Shiva con tres caras, una representando a Shiva como creador, una como destructor y una como protector.


En el resto de las cuevas, las cuales son budistas, los grabados son menos impresionantes y están en peor estado, así que decidimos regresar a la ciudad. Una vez en tierra firme, fuimos al barrio de Kalbadevi en busca de un restaurante que se especializa en thali estilo Gujarati, que Mayhul me había recomendado. El thali es un platillo hindú típico. Lo sirven en un plato grande donde en el centro va arroz rodeado por pequeños platos hondos con diferentes guisados.

El taxi nos dejo enfrente de la mezquita, la calle estaba llena, parecía que estábamos en una ciudad diferente. Caminamos siguiendo el mapa de Google, pero pronto nos dimos cuenta que no íbamos en dirección correcta o que ya nos habíamos pasado. Entre vendedores de fruta, ropa, tiendas de joyas y vacas, regresamos hacia la mezquita, poniendo más atención para encontrar el restaurante, pero nada. Así que preguntamos. Unos decían que era en una dirección, otros en la otra, entre toda la multitud, era difícil ir de un lado para otro. Por fin, una persona que parecía conocer el lugar nos dijo que estaba hacia el otro lado de la mezquita hacia donde no habíamos ido. A estas alturas ya nada perdíamos con ir para allá. En este lado de la calle había más gente y más puesteros y nosotros seguíamos sin encontrar el restaurante. Ya cuando perdíamos toda esperanza, le pregunte a un señor y me señalo justo el restaurante que estaba detrás de él. Era un lugar con una pequeña puerta de vidrio y sin nombre. Ahí era. En el menú solo había thali, por lo que la Flaca no pudo comer más que arroz, pero yo probé de todo y varias veces. Comí como si fuera mi última comida, porque además es bufete, tipo restaurante brasileño que te sirven hasta que ya no puedes más; así salí feliz.

Cerca del restaurante nos habían comentado de un templo hindú llamado Mumbai Devi, así que fuimos a verlo. No resulto ser lo esperábamos, ya que habíamos visto una foto que lo mostraba como una joya, así que frustrados, decidimos ir a buscar un internet y más tarde regresamos al hotel. Decidimos ir a comer a un restaurante de comide no hindú para encontrar más opciones para la Flaca y con esto, terminar nuestra estancia en la ciudad más poblada de la India.

De regreso en el hotel, preparamos nuestras cosas para mañana seguir nuestro camino hacia el sur de India. Nuestra siguiente parada era Kerala.


Mumbai

We arrived to Mumbai at around 10:00 am. The bus was almost as horrible as the one the night before between Jaisalmer and Udaipur, but since we were so tired, we are able to sleep a little more. But each pothole in the road made us jump and woke us up. The bus dropped us in the middle of the road, we didn’t understand why it didn’t go to the station, but we got a taxi where it left us and it took us to the hotel. The street where the hotel was and the façade of the building didn’t give us a very good vibe, but once inside, it was how we had seen it on the internet, so we felt better.

After a shower, which washed away the nightmare of the trip and the smell of the bus, we got the train downtown. We wanted to go to the Thai Consulate to leave the papers for my visa, but it was already very late, so we decided to go and eat. The train station was not far, but the road was not pretty. The train wasn’t very new, but it was efficient and fast; we were less than 10 minutes from downtown.

We left the station, which is a very beautiful building and the first example of European influence, above all of the English, in the city. Since we didn’t have any idea where to go, we got a taxi that took us to the restaurant we had selected. It was a restaurant with shellfish and fish that was very good, but expensive for our budget.


With a full stomach, we braved the 100° F heat and went to the tourism office. We walked through some of the main streets and passed by the university and high court, buildings that also illustrate the European influence. We also passed by the Oval Maiden park where many young people and kids were practicing cricket, the main sport in India. Now practically melted from the heat, we arrived to the tourism office, where they gave us some maps and some recommendations regarding places to visit.

We were melting from the heat, and add to this, the exhaustion from the trip the last few days was starting to kick in, so we decided to go back to the hotel and rest in the air conditioning, and confront the heat and the city the next day with more energy.

In the morning, we left toward the Thai Consulate. We left all the documents and they told us the good news that the visa was free; good thing I didn’t get it in the United States, there it costs one hundred dollars.

From the consulate, we got in a taxi and went to the mosque, Haji Ali. Legend says that Haji Ali died when he was on his pilgrimage to Mecca and his coffin, by some miracle, arrived to this place floating. For this reason, the remains of Haji Ali rest here. The mosque was built on a small islet situated in the Arabian Sea. There was a walkway that connects to the islet, and is the only way to reach the mosque.


From the mosque, we walked toward a Hindu temple dedicated to Mahalaxmi, goddess of wealth. We couldn’t appreciate the temple completely because it was surrounded by a market covering the entire façade and a metal detector covered the entrance. So we could only enjoy the interior of the temple, but only for a short time since the people coming behind us wouldn’t stop pushing.

From the temple, we caught a taxi toward Mani Bhavan, the house where Gandhi would stay when he was in Mumbai, which is now a museum. There was a photography exhibition that illustrated Gandhi’s life from his childhood to his burial after his assassination on January 30, 1948. Gandhi, also known as ¨Bapu¨ (Father of the Nation), was the pioneer of “satyagraha,” which is the resistance against tyranny through civil disobedience, a philosophy founded on the basis of non-violence.


Gandhi, who was born on the 2nd of October, a day recognized worldwide as the International Day of Non-Violence, was the leader of the independence movement in India. He initiated the practice of civil disobedience when he supported the fight for the civil rights of Indian residents when he was a lawyer in South Africa. When he returned to India, he organized protests against taxes on the land and against discrimination. Once he assumed leadership of the National Indian Congress, he led national campaigns to alleviate poverty, promote human rights, create relations between different ethnic and religious groups, and improve individual income levels, but above all, he sought the independence of India.


Gandhi, due to his practice of “ahimsa,” swore he would only speak the truth and would incite everyone to do the same…something that all politicians should follow because each day they lie more and become more corrupt.

As we left the museum, the heat was suffocating. Our destination was the hanging gardens that according to the map are found on top of a small hill. The ascent was difficult. We arrived to a park, which we imagined were the hanging gardens even though there was no sign confirming this, but it didn’t matter because the view toward Chowpatty Beach, the bay, and part of the city was impressive. Once at the top, we took the opportunity to eat some fruit, we sat in the grass, and la Flaca turned into the park attraction. Her hair so blonde made everyone turn and look at her, after a while it became uncomfortable so we decided to leave.


We went down the hill, decided to follow a recommendation from Lonely Planet, and went to a neighborhood, that according to the book, was an incredible place to walk around, where there weren’t any cars and where there was a wooden pole in the center of a pond that signified the center of the Earth. We walked for about thirty minutes. On the way, we found a Jain temple, very pretty and impactful on the inside; we couldn’t see the façade because fences and other buildings surrounded it. Once in the neighborhood, it was quite ugly and run down, one of these neighborhoods that as a tourist it is a bit scary to enter. We found the pond and the pole, but nothing was like the description that we had read, Lonely Planet had misled us once again.


Back in the air conditioning of the hotel, exhausted from the suffocating heat and the day’s long walk, we decided to ask for dinner in the room so we could rest.

The next morning, we began our day a little later. We went out towards the Fort area. We had already passed through this area, but we had done so very quickly, so we decided to return to see the European influence in the buildings with more time. We made a small stop in a café to cool down and continued to the jetty, unfortunately there was a lot of smog so we couldn’t appreciate the landscape, so we began our way toward the Thai Consulate to pick up my visa. On the way, we found a restaurant where we decided to eat, and while they were preparing our food, I went to pick up my visa. Upon returning, I realized that, once again, they had served la Flaca spicy food, even though it was very clearly requested that there be no spice. The good thing was that the waiter understood perfectly his mistake and quickly prepared her another plate, this time without spice.


We finished eating and went toward the Gateway of India. It was erected in 1924 to commemorate the visit of King George V and Queen Mary to Bombay (Mumbai). It has a design combining Muslim and Hindu architecture. The Gate is the first monument that visitors who arrive by sea see in the city.


After taking some photos, we walked in front of the Taj Mahal Hotel and arrived to the neighborhood of Colaba, which is a fairly touristy neighborhood with many cafes, restaurants, and stores. We walked for a bit but la Flaca’s stomach began to hurt a bit and we decided to return to the hotel.

The next day, la Flaca was feeling better, so we decided to continue with our plan to go to the Elephanta Caves on a small island called Elephanta Island off the East coast of Mumbai in the Arabian Sea. Inside the largest and most impressive of the caves, dedicated to the god Shiva, you will find carvings representing the Shaiva Hindu sect. The exact date that the cave was carved is unknown, but it is believed that it was between the fifth and eighth centuries. They were designated a World Heritage Site in 1987.


The carvings have suffered from the passage of time, but they continue to be impressive and we could clearly see the Dancing Shiva and the Shiva with three faces, one representing Shiva as Creator, one as Destructor, and one as Protector.


In the rest of the caves, which are Buddhist, the carvings are less impressive and in worse condition, so we decided to return to the city. Once back on firm ground, we went to the Kalbadevi neighborhood to find a restaurant that specializes in Gujarati Thali, which Mayhul had recommended. Thali is a typical Indian dish. It is served on a large plate where there is rice in the center surrounded by small, deep bowls with different dishes.

The taxi left us in front of the mosque, the street was full, and it appeared that we were in a different city. We walked following Google maps, but soon we realized that we weren’t going in the right direction or that we had already passed it. Among fruit vendors, clothes, jewelry stores and cows, we returned to the mosque, paying closer attention to find the restaurant, but nothing. So we asked. Some people told us it was in one direction, others in another; among all the different sets of directions, it was difficult to go from one side to the other. Finally, one person who appeared to know the place told us that it was on the other side of the mosque toward where we had not yet gone. At this rate, we wouldn’t lose anything by going that way. On this side of the street there were more people and more stands and we continued without finding the restaurant. When we lost all hope, I asked a man and he pointed to the restaurant that was right behind him. It was a place with a small glass door without a name. It was there. There was only thali on the menu, so la Flaca could not eat anything except rice, but I tried everything and various times. I ate as if it was my last meal, because it was a buffet, like a Brazilian restaurant where they serve you until you cannot eat anymore; I left happy.

Near the restaurant, we’d been told about a Hindu temple called Mumbai Devi, so we went to see it. It didn’t turn out to be what we had expected, since we had seen a photo that showed it like a gem, so frustrated, we decided to go look for an internet café and later return to the hotel. We decided to eat at a restaurant without Indian food to find more options for la Flaca and with this, end our stay in the most populated city in India.

Back at the hotel, we prepared our things for the next day as we continued on our way toward the South of India. Our next stop was Kerala.