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Vietnam – Hanoi and Sapa
Nos levantamos
temprano y nos dirigimos a la estación de tren de Hanoi para comprar boletos a
Sapa para mañana por la noche. Luego caminamos por la ciudad para visitar el
Templo de la Literatura, que se supone que es una buena representación de la
arquitectura típica de Vietnam. Pasamos algún tiempo caminando a través de
varios de sus patios.
En Hanoi hacia
mucho más frío de lo que esperábamos. Todos habíamos enviado a casa la mayor
parte de nuestra ropa de invierno. Por suerte, cerca había un restaurante de
Pho, así que entramos a calentarnos con un poco de sopa caliente. Después del
almuerzo, Christiane y Chris fueron a comprar algunas chaquetas para el viaje a
Sapa, mientras que Juan Pablo y yo caminamos por toda la ciudad a una
peluquería que la recepcionista del hotel nos había recomendado. Juan Pablo
necesitaba desesperadamente de un corte de pelo, pero quería ir a algún lugar
donde hablaran Inglés.
Con el pelo
recién cortado, volvimos al hotel por la computadora y fuimos a la cafetería de
a lado por café, jugo y WiFi. Pasamos la tarde seleccionando fotos para la siguiente
entrada del blog, subiéndolas, y haciendo algunas investigaciones sobre la
forma de viajar desde Hanoi a Luang Prabang en Laos. Mientras Christiane y
Chris discutieron los planes de boda con su familia en casa a través de Skype,
Juan Pablo y yo fuimos a cenar. Encontramos un café tranquilo, acogedor y
disfrutamos de una cena deliciosa, solo nosotros dos.
A la mañana
siguiente, empacamos y nos fuimos temprano para visitar el mausoleo de Ho Chi
Minh. (Sólo abre de 8:00-11:00 am de martes a domingo). Se encuentra ubicado en
el centro de la Plaza Ba Dinh, que es el lugar donde Ho Chi Minh leyó la
Declaración de la Independencia en 1945, estableciendo la República Democrática
de Vietnam. Los guardias en la entrada y alrededor del monumento eran muy
particulares acerca de cómo y dónde se debe caminar, por razones de seguridad y
también para asegurar que los visitantes siguen siendo respetuosos (por ejemplo,
no se puede tener las manos en los bolsillos).
Caminamos
dentro del edificio de granito y subimos una escalera. Cuando doblamos la
esquina, estábamos en una habitación con una caja de cristal rodeada de
guardias. Dentro de la caja, descansa en paz, estaba Ho Chi Minh. No me
esperaba ver a su cuerpo. Era una sensación extraña, parecía como si acabara de
dormirse. Juan Pablo me dijo que había leído que en realidad Ho Chi Minh deseaba
ser incinerado, pero el pueblo vietnamita no quería dejarlo ir y querían ser
capaces de rendirle homenaje. Aunque puedo entender esto, es triste que no
siguieron sus deseos, sobre todo porque lo querían y respetaban tanto. Al salir
del mausoleo, recogimos nuestras cámaras y mochilas y entramos al museo Ho Chi
Minh con la esperanza de que aprenderíamos más acerca de sus ideas y su vida.
Nos quedamos muy decepcionados al encontrar que el museo parecía estar lleno de
propaganda más que historia.
Siguiendo con su práctica de leer libros
sobre los países que vamos visitando, Juan Pablo leyó uno que hablaba de Ho Chi
Minh y de la Guerra Americana, como se le conoce en Vietnam, o el Conflicto o
Participación en Vietnam como le llamaban los miembros del gobierno de Estados
Unidos. Juan Pablo les comenta…
Ho Chi
Minh fue revolucionario y padre del Movimiento de Independencia Viet Minh desde
1941, cuando regreso a su país, después de vivir en EUA, Inglaterra, Francia,
URSS y China.
Como
otros con los que EUA ha tenido conflictos armados, Ho Chi Minh fue su aliado y
le apoyaron, aunque no oficialmente, durante la intervención y guerra con
Francia, sin embargo cuando los franceses fueron derrotados y salieron del país
asiático y la amenaza comunista creció, las relaciones con EUA terminaron.
La
Guerra de Vietnam fue un evento terrible en la historia de la humanidad.
Murieron más de 1.2 millones de sur y nor vietnamis (incluyendo soldados,
mujeres, infantes y ancianos). También
murieron cerca de 60,000 soldados
estadounidenses (figura incluye a aquellos que estuvieron desaparecidos en acción),
estos últimos peleando una guerra a 14,500 km de su país, tratando de evitar la
expansión del comunismo, las cuales ellos se encargaron de hacer durante los más
de 25 años (no hay una fecha exacta de cuando empezó el conflicto armado pero
se sabe que termino en 1975) que duro su Experiencia en Vietnam, como también
le llamaban.
En
Irak, el Presidente Bush convenció al pueblo estadounidense y al Congreso sobre
los misiles de destrucción masiva; en Vietnam el Presidente Johnson invento,
como se menciona en un documento que público el NSA (Agencia de Seguridad
Nacional de EUA, por sus siglas en Inglés) en 2005, que los navíos estadounidense USS Turner Joy y USS Maddox
habían sido atacados el 2 y el 4 de agosto de 1964 en el Golfo de Tonkin por
los norvietnamis. Esté engaño dio el apoyo del público y del Congreso
estadounidense al Presidente. Un Presidente, que según el senador Fulbright,
era muy inteligente pero con poca experiencia en asuntos internacionales, ya
que solo había visitado México…así como la Republicana candidata a vicepresidenta
de EUA en las pasadas elecciones.
Otro
evento desconcertante con el cual el Comité Nobel Noruego perdió toda
credibilidad, desde mi punto de vista, fue que Henry Kissinger y Le Durc Tho
fueron nombrados Premios Nobel de la Paz en 1973 por negociar un alto el fuego.
Le Durc Tho lo rechazó porque su país seguía en guerra. Sin embargo, Henry
Kissinger tuvo el descaro de aceptarlo.
No hay
un criterio específico para definir quien debe ganar el Premio Nobel, sin
embargo, Alfred Nobel dijo que el Premio debía ser entregado a la persona que “haya
trabajado más o mejor a favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición
o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de congresos
de paz.”
Kissinger
no solo promovió la participación política, la invasión armada y los
bombardeos, también interrumpió deliberadamente las negociaciones de paz en
varias ocasiones para presionar sus condiciones con más bombardeos. Además,
junto con Nixon, decidieron secretamente bombardear Laos y Cambodia. Aún así
fue nominado y premiado con el Nobel de la Paz.
Me
pregunto, si Robert Mugabe (Zimbabwe), Saddam Hussein (Irak), Idi Amin (Uganda)
y muchos otros que han abusado de su poder, asesinado y desparecido a miles de
personas también merecen ser nominados?
Salimos a buscar
algo de comer y luego pasamos la tarde paseando alrededor de Hanoi. Compré unos
guantes tejidos para llevar conmigo a Sapa. Más tarde, después de dejar nuestro
equipaje en el Hotel Little Hanoi para que lo guarden hasta nuestro regreso de
Sapa, nos fuimos todos a cenar al Kangaroo Café, un restaurante propiedad de un
australiano que está viviendo en Hanoi. Nos dio risa ver un mapa de la ciudad que apunta en dirección de
lo que describió como el verdadero Kangaroo Café. El mapa también señalaba los
tres falsos. Creo que ya he mencioné, en el último blog, que Hanoi es un
paraíso para los imitadores - los productos y las agencias; bueno pues también
hay copias piratas de restaurantes. El restaurante nos llamó un taxi y nos
dirigimos a la estación de tren para nuestro viaje nocturno a Sapa. A medida
que caminaba al lado del tren, veía con nostalgia el interior de las cabinas de
lujo con la secreta esperanza de que una de esas fuera la nuestra. La nuestra
no era tan agradable, pero kilómetros por encima de lo que había experimentado
en la India.
El tren llegó a
Lao Cai a las 5:00 am del día siguiente y una mujer nos estaba esperando para
llevarnos a un minibús que nos traslado a Sapa, a unos 50 km en las montañas.
La niebla era tan espesa, que no estábamos seguros de cómo el conductor sería capaz
de llevarnos en una sola pieza. Cerré los ojos y trate de dormir, pero Juan
Pablo no podía apartar sus ojos del camino, bueno al menos de la niebla.
Llegamos a la casa de huéspedes de manera sanos y salvos. Mientras caminábamos
por dentro, me di cuenta de que la temperatura no había cambiado mucho. Hacía
mucho frío...había una habitación lista así que nos metimos los cuatro y
dormimos por un par de horas. Alrededor de las 9:00 am, nos fuimos arriba a
desayunar. El restaurante estaba en el piso superior y rodeado de ventanas,
pero no podíamos ver lo que me imaginaba sería una magnífica vista si la niebla
no estuviera. El comedor era, esencialmente, una terraza en la azotea que había
sido cerrada con vidrio, madera y bambú así que todos nos temblábamos de frió
durante el desayuno.
Juan Pablo y yo
nos registramos en nuestra habitación después del desayuno. Para nuestra
consternación, el calentador de agua caliente no funcionaba correctamente por
lo que el agua pasaba de caliente a frío hielo cada pocos minutos. Nos bañamos
rápidamente y pedimos que nos cambiaran de habitación, después de ver que no
pudieron arreglar el calentador de agua. Una vez que todos estábamos
preparados, nos aventuramos a la ciudad para encontrar algo de comer y luego
caminar a través del mercado hacia el pueblo Cat Cat.
Tan pronto como
salimos del mercado, las mujeres de los pueblos locales comenzaron a seguirnos
para convencernos de comprarles artesanías. Todas hicieron las mismas
preguntas: ¿Cuál es tu nombre? ¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes? ¿Tienes
hermanos y hermanas? ¿Cuánto tiempo está en Sapa? A pesar de decirles que no
vas a comprar, continúan caminando contigo.
Paseamos por el
pueblo, bajando por los escalones de piedra y a lo largo de las terrazas de
arroz hasta que llegamos a un puente colgante. Junto a el había una cascada.
Al otro lado
del puente, me detuve para ver un hombre hacer joyería de plata. Continuamos a
través de las colinas de casas rurales y entre la niebla hasta que regresamos a
donde originalmente bajamos a la aldea Cat Cat.
Christiane y
Chris se fueron al hotel, mientras que Juan Pablo y yo caminamos hasta la iglesia.
Había mucha niebla dándole a la iglesia un aura misteriosa.
Esa noche,
encontramos un restaurante con una chimenea para la cena. Tan frío como se pone
aquí en la montaña y ninguno de los edificios cuentan con calefacción central.
Mientras que la comida no era tan inspiradora, tenían un té buenísimo de
manzana con sabor a sidra de manzana. El té junto a la chimenea hicieron que el
lugar mereciera la visita.
Al día
siguiente hicimos algunas caminatas por el campo y varias aldeas. Una vez más,
varias mujeres locales nos seguían con la esperanza de que les compráramos
algo.
En el camino,
algunas niñas locales se nos unieron. Una de ellos, en particular, decidió
quedarse cerca de mí. Su nombre era Cu y tenía 10 años. Ella era de uno de los
pueblos que pasamos durante nuestra caminata.
Después de parar para almorzar, continuamos
en un camino muy lodoso. Al dar un paso en el lodo, mi pie se hundió y el lodo
me llegó hasta la mitad de la pantorrilla; estaba feliz
de haber tomado prestadas un par de botas de hule de la casa de huéspedes. Cu
amablemente tomó mi mano y me guió por el camino fangoso. Ella era una chica
fuerte y me salvó de caer en varias ocasiones. Un poco más adelante en el
camino, otra chica de la misma edad, Va, se unió a nosotros. Tenía una chica local
en cada mano, me guiaban por los cerros, por las terrazas de arroz, y por el lodo,
me señalaban en donde debía dar el paso y poniendo sus pequeños pies al lado
del mío en un ángulo para que yo no resbalara. Seguí, dándoles las gracias,
pero cada vez que iba a dejar ir su mano, tomaban mi mano otra vez, insistiendo
en querer ayudarme y guiarme.
Después de casi
dos horas, llegamos a la carretera y, como sospechaba, las chicas me
preguntaron si quería comprar alguna artesanía de ellas. En lugar de eso sólo
les dio un poco de dinero como muestra de agradecimiento. Parecían contentas y
Va se acercó a darme una pulsera de hilo y les pedí que se tomaran una foto
conmigo, en lugar de darme la pulsera.
Después de
limpiar mis botas en el río, todos caminamos a donde el autobús nos esperaba.
Cu y Va estuvieron junto a mí hasta que me metí en el autobús. Me vieron por la
ventana y nos despedimos con la mano. Yo seré una de los muchos turistas que
escoltan a través del barro, pero yo siempre las recordaré como los angelitos
que me ayudaron en la caminata por el lodo y en las afueras de Sapa.
Pasamos el
resto de la tarde tratando de mantener el calor en el hotel hasta la hora de la
cena.
A la mañana
siguiente, no había luz por lo que el calentador se había apagado. Hacía tanto
frío que podía ver mi aliento en la habitación. Pensé que ayer hacia frío cuando
salí de la ducha y vi vapor saliendo de mi cabello mojado, pero hoy se sentía
más frío. No es necesario decir que pasamos la mayor parte del día cerca de la
chimenea, tomando té de manzana y viendo una película en la computadora hasta
que llegó el momento de coger el microbús a la estación de tren.
Vietnam – Hanoi and Sapa
We woke up early and headed over to the train
station in Hanoi to purchase tickets to Sapa for tomorrow night. We then walked through the city to
visit the Temple of Literature, which is supposed to be a good representation
of typical Vietnamese architecture.
We spent some time walking through its several courtyards.
Hanoi was much colder than we anticipated. We all had sent home most of our winter
clothes. Luckily, nearby was a Pho
restaurant so we went inside to warm up with some hot soup. After lunch, Christiane and Chris went to
shop for some jackets in order to get them through our trip to Sapa while Juan
Pablo and I walked across the city to a salon the hotel receptionist had
recommended. Juan Pablo was in
desperate need of a haircut but wanted to go somewhere where they spoke
English.
With his hair freshly cut, we returned to the
hotel for the laptop and went next door for coffee, juice, and WiFi. We spent the afternoon selecting photos
for the next blog entry, uploading them, and doing some research regarding how
to travel from Hanoi to Luang Prabang in Laos. While Christiane and Chris discussed wedding plans with
their family back home via Skype, Juan Pablo and I went to dinner. We found a quiet, cozy café and enjoyed
a yummy dinner, just the two of us.
The next morning, we packed our bags and left
early to visit Ho Chi Minh’s mausoleum.
(It’s only open from 8:00-11:00 am Tuesday through Sunday.) It’s
located in the centre of Ba Dinh Square, which is the place where Ho Chi Minh read the Declaration of Independence in 1945, establishing the Democratic Republic of Vietnam. The guards at the entrance and surrounding the
monument were very particular about how and where you should walk, for security
reasons and also to ensure visitors remain respectful (i.e. you cannot have
your hands in your pockets).
We walked inside the large granite building and
up a staircase. When we turned the
corner, we were inside a room with a glass case surrounded by guards. Inside the case, resting peacefully,
was Ho Chi Minh. I hadn’t expected
to see his body. It was an eerie
feeling; he looked as if he were just asleep. Juan Pablo told me that he’d read it was actually Ho Chi
Minh’s wish to be cremated but the Vietnamese people didn’t want to let him go
and wanted to be able to pay homage to him. While I can understand this, it’s sad that they didn’t
follow his wishes, particularly since they loved and respected him so
much. Upon exiting the mausoleum,
we picked up our cameras and bags and went inside the Ho Chi Minh museum with
the hope that we’d learn more about his ideas and his life. We were disappointed to find that the
museum seemed to be filled with more propaganda than history.
Following in his tradition of reading books about
the countries that we were visiting, Juan Pablo read one that spoke about Ho
Chi Minh and the American War, as it is known in Vietnam, or the Conflict or Participation
in Vietnam as the US government referred to it. Juan Pablo comments…
Ho Chi Minh was a
revolutionary and father of the Viet Minh Independence Movement beginning in
1941 when he returned to his country after living in the US, England, France, The
Soviet Union and China.
Like others who have had
armed conflict with the US, Ho Chi Minh was first an ally who the US supported,
although not officially, during the intervention and war with France; however,
when the French were defeated and left Vietnam and communism began to grow, the
relationship with the US ended.
The Vietnam War was a
terrible event in the history of humanity. More than 1.2 million Southern and Northern Vietnamese died
(including soldiers, women, children and elderly people). About 60,000 American soldiers also
died (figure includes those who were MIA), soldiers who were fighting a war
9,000 miles away from their country, trying to avoid the expansion of
communism, which they undertook for more than 25 years (there isn’t an exact
date for when the armed conflict began but it ended in 1975) in what they also
called their Experience in Vietnam.
In Iraq, President Bush convinced the American
public and Congress of the existence of weapons of mass destruction; in Vietnam, President Johnson
invented, as it is mentioned in a document published by the NSA (National
Security Agency in the US) in 2005, that the American ships USS Turner Joy and
USS Maddox had been attacked by the Northern Vietnamese on August 2nd
and 4th, 1964 in the Gulf of Tonkin. This deception won the President the support of the American
public and Congress. A President,
who according to Senator Fulbright, was very intelligent but with little
experience in international relations, since he had only visited Mexico…like
the Republican candidate for Vice President in the last US elections.
Another disconcerting event in which the Norwegian Nobel
Committee lost all credibility, from my point of view, was when Henry Kissinger
and Le Durc Tho were nominated winners of the Nobel Peace Prize in 1973 for negotiating
a ceasefire between Northern Vietnam and the US. Le Durc Tho declined the honor because his country was still
at war. However, Henry Kissinger
had the brazenness to accept it.
There is no specific criteria to define who should
win the Nobel Prize, however, Alfred Nobel said that the prize should be given
to the person who has “done the most or the best work for the fraternity between
nations, for the abolition or reduction of standing armies and for the holding
and promotion of peace congresses.”
Kissinger not only promoted political
participation, armed invasion and bombings, he also deliberately interrupted
peace negotiations on various occasions to stress his conditions with more
bombings. Moreover, along with
Nixon, he decided to secretly bomb Laos and Cambodia. Even so, he was nominated and awarded the Nobel Peace Prize.
I ask, does Robert Mugabe (Zimbabwe), Saddam
Hussein (Iraq), Idi Amin (Uganda) and many others who have abused their power,
killed and wiped out thousands of people, also deserve to be nominated?
We went looking for some lunch and then spent the
afternoon wandering around Hanoi.
I picked up some knit gloves to take with me to Sapa. Later in the evening, after dropping
our bags at the Little Hanoi Hotel to store until our return from Sapa, we all
went for dinner at the Kangaroo Café, a restaurant owned by an Australian who
was now living in Hanoi. We
chuckled when we saw a map of the city pointing to their address describing it
as the real Kangaroo Café. The map also pointed out the three
fakes. I believe I mentioned in
the last blog that Hanoi is a haven for knock offs - products and agencies;
well, there are knock off restaurants too. The restaurant called us a taxi and we headed to the train
station for our overnight ride to Sapa.
As we walked alongside the train, we longingly looked inside at the
luxury cabins secretly hoping that one of those was ours. Ours was not quite as nice, but miles
above what we’d experienced in India.
The train arrived to Lao Cai at about 5:00 am the
next morning and a woman was waiting for us to take us to a minibus that would
transfer us to Sapa, about 50 km up into the mountains. The mist was so thick, we weren’t sure
how the driver was able to get us there in one piece. I closed my eyes and slept on and off but Juan Pablo
couldn’t take his eyes off the road, well at least the mist. We arrived to the guesthouse
safely. As we walked inside, I
noticed the temperature hadn’t changed much. It was freezing…there was one room ready so the four of us
piled in and went to sleep for a couple more hours. At around 9:00 am, we went upstairs to breakfast. The restaurant was on the top floor and
surrounded by windows, but we couldn’t see what I imagined would be a
magnificent view if the mist cleared.
The room was essentially a rooftop terrace that had been enclosed with
glass and plywood plus bamboo so we all shivered through breakfast.
Juan Pablo and I checked into our room after
breakfast. To our dismay, the hot
water heater wasn’t working properly so it changed from scolding hot to ice
cold every few minutes. We both
quickly showered and asked to change rooms after they couldn’t fix the water heater. Once we were all ready, we ventured
into town to find some lunch and then walked through the market to Cat Cat
village.
As soon as we got through the market, local
village women began following us to convince us to buy handicrafts. They all asked the same questions: What’s your name? Where are you from? How old are you? Do you have brothers and sisters? How long are you in Sapa? Even though you say you are not going
to buy, they continue to walk with you.
We strolled through the village, down the stone
steps, and along rice terraces until we reached a hanging bridge. Next to it was a waterfall.
Across the bridge, I stopped to watch a man
making silver jewelry. We
continued on through the hills by rural homes and through the mist until we had
looped back around to where we had originally walked down to Cat Cat
village.
Christiane and Chris went on to the hotel while
Juan Pablo and I walked up to the church.
It was incredibly misty which gave the church an eerie aura.
That evening, we found a restaurant with a
fireplace for dinner. As cold as
it gets up here in the mountains, none of the buildings have central
heating. While the food wasn’t
that inspiring, they had a great apple tea that tasted like apple cider. The tea coupled with the fireplace made
the place well worth a visit.
The next day we did some trekking through the
countryside and several villages.
Again, we had several local women following us in hopes that we’d buy
something from them.
Along the way, some young girls joined us. One, in particular, decided to stay
close to me. Her name was Cu and
she was 10 years old. She was from
one of the villages we walked through on our trek.
After we stopped for lunch, we continued on a very
muddy path. As I stuck my foot
into some mud that came half way up my calf, I was happy that I borrowed some
rubber boots from the guesthouse.
Cu kindly grabbed my hand and guided me along the muddy path. She was a strong girl and saved me from
slipping on several occasions. A
bit further on down the road, another girl about the same age, Va, joined
us. I had a local holding each
hand guiding me over the hills, by the rice terraces, and through the mud
pointing to where I should step and placing their small feet next to mine at an
angle to keep me from slipping. I
kept thanking them, but each time I went to let go, they would take my hand
again, insisting to help me and guide me.
After almost 2 hours, we reached the road and, as
I suspected, the girls asked if I’d buy some handicrafts from them. Instead I just gave them some money as
a thank you. They seemed pleased
and Va reached out to give me a yarn bracelet and I asked for a photo with them
instead.
After cleaning off my boots in the river, we all
walked up to where the bus was waiting for us. Cu and Va were still beside me until I got into the
bus. They looked at me through the
window and we waved to each other.
I will just be one of the many tourists that they escort through the
mud, but I’ll always remember them as the little angels that helped me trek
through the muddy villages outside Sapa.
We spent the remainder of the afternoon trying to
keep warm in the hotel until it was time for dinner.
The next morning, the power was out so the space
heater had turned off. It was so
cold that I could see my breath in the room. I thought it was cold the day before when I got out of the
shower and saw the steam rising from my wet hair, but today it felt
colder. Needless to say, we spent
most of the day by the fire drinking apple tea and watching a movie on our
laptop until it was time to catch the minibus to the train station.