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India – Hampi
Este si fue el tren del terror. Había cucarachas por todos lados; de buenas que no son del tamaño de las de las de Monterrey o Tailandia, estas son chiquillas, pero haba muchas. Con el pendiente de que me caminaran por encima o se me metieran a la boca, como al amigo que estaba dormido frente a nosotros, decidí meterme en mi bolsa de dormir ligero y cerrarlo con la correa que tiene. La Flaca estaba un poco en mejor situación porque ella durmió en la cama del medio donde no llegan tantas. Yo dormí en la cama pegado al piso así que por ahí pasaban todas.
Llegando a Hospet, porque el tren no llega hasta Hampi, tratamos de cambiar los boletos de regreso a Bangalore para ver si podíamos de pura casualidad encontrar para otra clase…no tuvimos suerte. Salimos de la estación y cogimos un tuk tuk que nos llevo a Hampi. Una vez ahí, escogimos una de las tres casas de huéspedes que vimos por dentro y nos instalamos. Desayunamos pan y fruta que habíamos traído de Bangalore, nos dimos un baño y salimos a conocer.
En el siglo XVI, Hampi fue la capital de uno de los imperios hindús más grandes de la India, albergando más de 500,000 habitantes. Su mercado era internacionalmente conocido y venían comerciantes de tierras muy lejanas. Ahora, es una pequeña ciudad designada Patrimonio de la Humanidad ya que está rodeada de templos, palacios y otros sitios arqueológicos. Además, es una ciudad que es nombrada en el Ramayana, lo que le da una importancia muy especial.
Salimos de la casa de huéspedes con dirección hacia la oficina de turismo pero estaba cerrada. Habíamos leído que en la galería del patrimonio también se podían contratar tours, pero también estaba cerrada. Un poco frustrados, decidimos ir a uno de los templos que quedan en la calle principal, básicamente la única calle la cual está rodeada de restaurantes y comercios.
Entramos al templo de Virupaksha, uno de los templos más antiguos de la ciudad dedicado a Shiva. Es conocido por su “gopuram” o torre principal que mide 50 metros y fue construida en 1442.
Cuando íbamos entrando, un “guía del gobierno” nos ofreció sus servicios para darnos un tour por la ciudad visitando los templos y palacios más representativos. Después de una larga negociación, aceptamos. Rentamos unas motonetas, una para el guía y una para nosotros, y empezamos.
Visitamos el palacio Lotus Mahal que era un pabellón donde estaba localizada la mansión de descanso de la reina. Atrás de este, se encuentran lo que fueron los establos de los elefantes reales, una construcción que domina el lugar por sus cúpulas.
En el camino también visitamos el templo de Lakshmi Narasimha, el cual tiene un monolito de este mismo que mide 6.7 metros de alto.
Llegamos al templo de Vittala que es el más conocido de la ciudad por su carroza de piedra conocida como “ratha” que en si es un pequeño templo construido de una sola roca. Este templo es dedicado a Vittala, una forma de Vishnu adorado en esta región. Fue construido en el siglo XVI.
Otro de los atractivos de este templo son las columnas musicales. Cada una de las siete es donde descansa el techo del templo principal y representa un instrumento musical. Se supone que cuando se golpean las columnas, emiten un sonido similar al instrumento musical que representan.
Por último visitamos un templo dedicado a Ganesh, donde esta un monolito enorme que lo representa. Desde aquí, pudimos disfrutar de una vista del peculiar terreno que rodea la ciudad.
Terminamos el tour para las tres de la tarde, hora en la que si no alimento a la Flaca de urgencia, puedo perder un brazo, así que nos dirigimos hacia el restaurante Mango Tree. Tuvimos que caminar un buen rato a un costado del río Tungabhadra hasta que llegamos a un camino de tierra que nos llevo por el medio de un campo de árboles de plátano, y al final de este estaba el restaurante.
La mayoría de las mesas del restaurante están en una sección como de escalones con dirección hacia el río y la Isla de Hampi, un paisaje increíble. Comimos, nos relajamos, y gracias a la sombra, nos pudimos quitar un poco del calor que era intenso.
Regresamos al cuarto para descansar un rato y por la noche, regresamos al templo de Virupaksha ya que nuestro guía nos había comentado que por las noches había procesiones y ofrendas. No hubo nada pero la visita de noche le dio un aspecto diferente al templo, había mucha menos gente y unas velas que le daban un sentido mágico.
Por la mañana del segundo día desayunamos y decidimos rentar otra vez una motoneta para visitar los otros templos y palacios que nos faltaban. Fuimos a la colina de Hemakuta donde descansan muchos pequeños templos, algunos construidos en el siglo X.
Por la tarde recogimos nuestras maletas y regresamos a Hospet para coger el tren de regreso a Bangalore. Esperamos tener menos cucarachas esta noche.
India – Hampi
This train was a nightmare. There were cockroaches everywhere; the good thing was that they weren’t the size you find in Monterrey or in Thailand, these are small, but there were many. For fear that they would walk on top of me or go inside my mouth, like they were on the guy sleeping in front of us, I decided to get inside my cocoon and close it with the draw cord over my head. La Flaca was in a better position because she was sleeping in the middle bunk where there weren’t as many cockroaches. I slept on the bunk near the floor so they all passed by me.
Upon arrival to Hospet, because the train doesn’t go all the way to Hampi, we tried to change our return tickets to Bangalore to see if by chance we could get in a better class…we didn’t have any luck. We left the station and got in a tuk tuk that took us to Hampi. Once we were there, we selected one of the three guesthouses that we went to see inside and we settled in. We ate bread and fruit that we had brought from Bangalore for breakfast, we took a shower, and went out to get to know the area.
In the 16th Century, Hampi was the capital of one of the largest Hindu Empires of India, home to almost 500,000 inhabitants. The market was internationally recognized and merchants came from lands far away. Now, it is a small city designated a World Heritage Site since temples, palaces, and other archaeological sites surround it. Moreover, it is a city mentioned in the Ramayana, which gives it special importance.
We left the guesthouse toward the tourist office but it was closed. We had read that in the heritage gallery you could also find tours, but it was also closed. A little frustrated, we decided to go to one of the temples on the main road, basically the only road that is lined with restaurants and shops.
We entered the temple of Virupaksha, one of the oldest of the city dedicated to Shiva. It is known for its “gopuram” or main tower that measures 164 feet high and was built in 1442.
As we entered, a “government guide” offered us his services to give us a tour around the city visiting the most important temples and palaces. After a long negotiation, we accepted. We rented motorbikes, one for the guide and one for us, and we began.
We visited the Lotus Mahal Palace that was a pavilion where the Queen's Summer palace was located. Behind it, you find what were the royal elephant stables, a building that dominates the area due to its domes.
On the way, we also visited the temple of Lakshmi Narasimha, which has a monolith that measures 22 feet high.
We arrived to the Vittala temple which is the most well known in the city for its stone carriage known as “ratha” that on its own is a small temple made of a single stone. This temple is dedicated to Vittala, a form of Vishnu adored in this region. It was built in the 16th Century.
Another attraction of this temple is the musical columns. Each of the seven is where the roof of the main temple rests and each represents a musical instrument. Supposedly, when each column is struck, it releases a sound similar to the musical instrument it represents.
Lastly, we visited a temple dedicated to Ganesh, where there is an enormous monolith representing him. From here, we could enjoy a view of the peculiar terrain surrounding the city.
We finished the tour at around three in the afternoon, the hour in which if I don’t feed la Flaca quickly, I can lose an arm, so we went toward the Mango Tree Restaurant. We had to walk a while along the edge of the River Tungabhadra until we arrived to a dirt road that took us between banana trees, and finally at the end was the restaurant.
The majority of the tables in the restaurant are located in a section of steps overlooking the river and Hampi Island, an incredible scene. We ate, relaxed, and thanks to the shade, we were able to cool off a bit from the intense heat.
We returned to our room to rest a bit and at night, we returned to the temple of Virupaksha since our guide had told us that there are processions and offerings at night. There wasn’t anything but the view at night gave the temple a different touch, there were less people and some candles that gave it a magical feeling.
In the morning of the second day, we ate breakfast and decided to rent a motorbike again to visit the other temples and palaces that we hadn’t seen yet. We went to Hemakuta Hill where there are many small temples, some built in the 10th Century.
We also went to Pushkarani or the Queen’s baths, and other various temples and palaces that left us impressed with their columns that had surprisingly detailed carvings.
In the afternoon, we picked up our backpacks and returned to Hospet to catch the train back to Bangalore. We hope to have fewer cockroaches tonight.