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Vietnam – Hoi An
Finalmente llegamos
a Hoi An y Bo Bo, un chico vietnamita que creció en Nueva York y que había
viajado con nosotros en el autobús de la cebolla, nos sugirió irnos en
moto-taxis a la Ciudad Antigua a un hotel del otro lado del río. Aceptamos y
cada uno nos subimos a una moto (no hay tuk tuks aquí). Nos llevaron al hotel
An Hoi, que resulto perfecto: a/c, agua caliente, desayuno e Internet
inalámbrico incluido. Solo había un cuarto así que decidimos compartir con
Chris y Christiane. Nos pusimos al día y nos dimos un ansiado baño para
quitarnos el olor a cebolla y nos fuimos a cenar. Nos consentimos con un buen
postre después de todo lo que habíamos pasado para llegar hasta aquí. Creo que
Hoi An sería un buen lugar para pasar Navidad. Hay muchos restaurantes y la
Ciudad Antigua es muy romántica, decorada con las tradicionales linternas de
seda.
Al día
siguiente, después de desayunar, caminamos a través del puente a la Ciudad
Antigua para visitar algunos de los famosos sastres. Hoi An es conocido por sus
tiendas donde hacen ropa hecha a la medida, además de su Ciudad Antigua con
arquitectura con influencia china/vietnamita/francesa llena de linternas.
Chris tenía la
determinación de hacerse unos trajes y yo estaba pensando en hacerme un abrigo
de invierno, tal vez incluso unos zapatos. Sigurd y Nanna (nuestros amigos
daneses que conocimos en Australia) nos habían recomendado un sastre donde
Sigurd se había hecho algunos trajes hechos por lo que nos aseguramos de
echarle un vistazo. Paseamos por las tiendas viendo libros y zapatos y después
del almuerzo, nos separamos de Christiane y Chris; ellos fueron a
visitar algunos sastres mientras nosotros fuimos al mercado local.
Yo había leído
acerca de un lugar donde se puede ver mujeres haciendo linternas de seda. Yo
esperaba que sería una especie de taller pero resultó ser una tienda regular y
su lugar de trabajo era la parte delantera de la tienda. Christiane quería unas
linternas por lo que la llevamos ahí en la noche. Las dos terminamos ordenando
algunas; estarán listas en dos días.
Antes de
regresar al hotel, Juan Pablo y yo caminamos por el puente cubierto japonés
para tomar una foto y ver algunas de las tiendas del otro lado.
Todos fuimos al
Café Yellow Star para la cena, otra recomendación de Sigurd y Nanna, y luego
dimos otro paseo por la Ciudad Antigua.
Al día
siguiente, nos levantamos temprano con la intención de ir a My Son en
motocicletas. My Son es un conjunto de ruinas de una hora de distancia. Las
nubes se veían bastante amenazantes durante el desayuno y luego comenzó a
llover, así que decidimos posponer nuestro visita. Pasamos la mañana trabajando
en el blog y enviando notas de Navidad a nuestros amigos y familiares en casa.
Nos fuimos a almorzar con Christiane y Chris y después Juan Pablo y yo fuimos a
recoger unos shorts que se había mandado hacer mientras Christiane y Chris
fueron al sastre para medirse lo que se mandaron hacer. También consideramos
mandarnos hacer unos zapatos, pero al final decidimos no hacerlo. En su lugar,
nos dirigimos a través del puente a la isla Cam Nam para visitar el pueblo de
arte y artesanías que promocionan en los folletos del hotel. No sabíamos dónde
estaba y la mayoría de la gente a la que pregunté no sabía a qué me refería.
Frustrados, cruzamos de nuevo a la Ciudad Antigua y volvimos con la mujer que
hizo los shorts de Juan Pablo para ver si podía hacerle una camisa para que la usará
en Navidad. Antes de regresar al hotel, nos detuvimos a comprar dos dibujos de
líneas, uno de un hombre en un barco de pesca y otro de un hombre en una
bicicleta.
Esa noche,
regresamos al restaurante donde habíamos comido en nuestra primera noche e
hicimos una reservación para Nochebuena y luego fuimos a un restaurante que Bo
Bo nos había recomendado porque la cerveza estaba barata. Comí un panqueque de
piña de postre, que de verdad he llegado a amar aquí en Asia, mientras los
demás comían helado y cerveza.
Al día
siguiente era Nochebuena y el sol brillaba por lo que decidimos ir a la playa.
Alquilamos unas motos y nos conducimos al mar para encontrar un lugar sobre la
arena. Comimos en un restaurante en la playa y luego nos relajamos el resto de
la tarde. Juan Pablo leía mientras yo disfrutaba de la vista del agua, y una
niña y su padre construyendo un castillo de arena. Christiane y Chris se fueron
a caminar y luego regresaron antes que nosotros a la ciudad para ir a medirse
lo que se mandaron hacer.
En nuestro
camino de regreso nos detuvimos a fotografiar la puesta de sol desde un puente. Una
vez en la Ciudad Vieja, fuimos a recoger nuestras linternas de seda.
La cena de esa
noche no fue la tradicional cena de Nochebuena, pero fue la versión vietnamita
de una cena de fiesta occidental: pollo asado relleno cubierto con salsa,
ensalada, sopa de calabaza, y mousse de chocolate con naranja para el postre.
Pedimos una botella de vino para celebrar y Christiane y Chris nos preguntaron
si seríamos capaces de ir a Inglaterra para celebrar una ocasión especial en
septiembre del próximo año. Sonreímos y Chris confirmó lo que esperábamos/suponíamos
- que le había propuesto matrimonio a Christiane durante el día (durante su
paseo por la playa) y ella había aceptado. Estábamos muy emocionados y pedimos
otra botella, esta vez por nuestra cuenta, para brindar por ellos.
Por favor, visiten la página de Jen en Facebook para
fotos de la boda!
Después de la
cena, nos fuimos a un salón-bar
para
tomar una copa y luego a por mas copas a otro bar que tenía una mesa de
futbolito. Un juego se convirtió en tres, después 3:00 am. Chris y yo les
ganamos a Juan Pablo y Christiane 2 a 1.
La mañana de
Navidad llamamos a casa para desearles una Feliz Navidad a todos. Todavía era Nochebuena
para ellos debido a la diferencia de horario. Compartimos una oración con la
familia de Juan Pablo a través de Skype y luego hablé con mi familia que
estaban en la casa de mi abuela. Ella nos dijo que había puesto nuestra foto de
la boda cerca del árbol de Navidad, así que estuvimos ahí con ellos.
Después de las
llamadas telefónicas a casa, nos fuimos a almorzar con Christiane y Chris, y
luego fuimos a la oficina de autobuses para encontrar la manera de llegar a Quy
Nhon, un pueblo de playa un par de horas al sur de Hoi An. Iba a ser más
complicado de lo que esperábamos e iba a involucrar bajarnos del autobús a la 1:00
am en medio de la carretera y luego coger un taxi a la playa. Decidí
consultarlo con Bárbara, una mujer occidental que es dueña de la casa de
huéspedes donde nos queríamos quedar, y ella dijo que era mejor para nosotros coger
el tren porque a veces los autobuses "olvidan" que te quieres bajar y
nosotros no sabemos dónde hay que bajarnos. El problema con el tren es que es
durante el día por lo que perderíamos mucho tiempo. Los cuatro estuvimos de
acuerdo en que era mejor opción quedarnos un poco más aquí en Hoi An, después
de todo, en Hoi An había una hermosa playa que podíamos disfrutar.
Juan Pablo y yo
hicimos un viaje a la oficina de correos para enviar las linternas de seda y el
juego de té que había comprado a España y luego regresamos al hotel para
descansar hasta la hora de la cena. Una vez Christiane y Chris se nos unieron,
nos fuimos a cenar y a intercambiar nuestros regalos de Santa. Juan Pablo me
regaló unos pendientes de plata, yo le di a Christiane una bufanda a cuadros, ella
le dio a Chris una corbata de seda, y él le dio Juan Pablo un juego de salero y
pimentero de cerámica que había visto y le habían gustado aquí en Hoi An. Si no
lo saben, Juan Pablo esta un poco obsesionado con los saleros y pimenteros.
Al día
siguiente era el cumpleaños de Juan Pablo. Se despertó a la canción tradicional
mexicana, Las Mañanitas, interpretadas por su servidora. Copié la letra de la
canción la noche anterior, ya que no la sabía muy bien. A esa hora era
aproximadamente la hora de la cena de Navidad en casa, así que llamamos por
Skype una vez más. Yo hablé con mi hermana y luego Juan Pablo disfrutó de otra
ronda de Las Mañanitas de sus padres. Luego, nos fuimos a almorzar con
Christiane y Chris para celebrar el cumpleaños del niño.
Cuando nos sentábamos
en el restaurante, un hombre pasó llevando un montón de globos de colores de
todas las formas y tamaños. Christiane salió corriendo del restaurante y
regresó con uno en la mano como regalo para Juan Pablo. Era una pequeña
imitación de la ratona Minnie que decía: "I love yoi." No es un
error, así es como “you” estaba escrito. Ella lo eligió porque era lo más
cercano a un pingüino que pudo encontrar. En algún momento a lo largo del
viaje, Christiane y Chris le pusieron a Juan Pablo el sobrenombre de "Pingüinito"
porque había una caricatura que solían ver donde salía un pingüino llamado
Pablo.
Después del
almuerzo, nos movimos al salón-bar para que
Chris pudiera brindar adecuadamente el cumpleaños de Juan Pablo con un poco de
tequila. Comenzó a llover mientras disfrutamos de una copa. La tarde se
convirtió en un largo día de correr bajo la lluvia de un bar/café a otro.
Después del tequila, era el momento para "cerveza fresca," la cerveza
local que cuesta alrededor de 25 centavos de dólar. Nuestra última parada fue
el bar con la mesa de futbolito en donde decidimos cenar en el restaurante que
está arriba.
Al día
siguiente, Juan Pablo y yo nos levantamos temprano para tomar el autobús a My
Son. Muchos de los templos fueron destruidos durante la Guerra Americana (la
que nosotros conocemos como la Guerra de Vietnam) pero todavía hay algunos en
lo que se puede entrar. Después de Siem Reap, My Son fue un poco decepcionante,
pero es interesante ver los agujeros de bala en las paredes del templo y los
cráteres de las bombas en el terreno.
Por la tarde, abordamos
el autobús hacía Hue.
Vietnam – Hoi An
We finally arrived in Hoi An and Bo Bo, a
Vietnamese guy raised and living in New York who’d been on the onion bus with
us, suggested we get on motorbikes to the Old Town to a hotel across the
river. We agreed and each hopped
on the back of a bike (there are no tuk tuks here). They took us to the An Hoi Hotel, which turned out to be
perfect: a/c and a hot water shower with breakfast and WiFi included. There was only one room for four so we
decided to share with Christiane and Chris. We all got caught up on email, took the long awaited hot
shower to wipe the onion smell off our bodies, and then went out for
dinner. We treated ourselves to a
nice dessert as well after all that we’d been through to get here. I think Hoi An will be a nice place to
spend Christmas. There are lots of
restaurants and the Old Town is quite romantic, decorated with traditional silk
lanterns.
The next day we walked across the bridge to the
Old Town after breakfast to check out some of the many infamous tailors. Hoi An is known for its custom made
clothing shops in addition to its lantern filled pedestrian Old Town with
Chinese/Vietnamese/French inspired architecture.
Chris was determined to have some suits made and
I was thinking about having a winter coat made, maybe even some shoes. Sigurd and Nanna (our Danish friends we
had met in Australia) had recommended a tailor where Sigurd had gotten some
suits made so we made sure to check it out. We wandered around the shops looking at books and shoes and
after lunch we split up from Christiane and Chris, leaving them to more
shopping at the tailors while we hit the local market.
I’d read about a place where you can watch women
making silk lanterns. I expected
it would be some sort of workshop but it turned out to be a regular shop and
their workplace was the front of the store. Christiane was on the hunt for lanterns so we took her there
in the evening. We both ended up
ordering some; they’d be ready in two days.
Before heading back to the hotel, Juan Pablo and
I walked across the Japanese covered bridge to take a photo and see some of the
shops on the other side.
We all went to the Yellow Star Café for dinner,
another recommendation from Sigurd and Nanna, and then took another stroll
through the Old Town.
The next day, we got up early with the intention
of going to My Son on motorbikes.
My Son is a group of ruins about an hour away. The clouds looked pretty threatening during breakfast and
then it began to rain so we decided to postpone our trip. We spent the morning working on the
blog and sending Christmas notes to our friends and family back home. We went to lunch with Christiane and
Chris and then Juan Pablo and I went to pick up some shorts we had made while
Christiane and Chris went to the tailor for a fitting. We also considered having some shoes
made but decided against it in the end.
Instead, we headed across the other bridge to Cam Nam Island to find the
arts and crafts village illustrated in the hotel brochures. We didn’t know where it was though and
most people I asked didn’t know to what I was referring. Frustrated, we crossed back to the Old
Town and went back to the woman who’d made Juan’s shorts to see if she could
make him a shirt to wear on Christmas.
Before heading back to the hotel, we stopped to by two line drawings,
one of a man in a fishing boat and another of a man on a bicycle.
That evening, we all returned to the restaurant
where we’d eaten on our first night and made a reservation for Christmas Eve
and then headed to a restaurant Bo Bo had recommended for cheap beer. I had a pineapple pancake for dessert,
which I’ve come to really love here in Asia, while everyone else ate ice cream
and beer.
The next day was Christmas Eve and the sun was
shining so we decided to go to the beach.
We rented some motorbikes and drove to the sea to find a spot on the
sand. We ate lunch at a restaurant
along the beach and then relaxed for most of the afternoon. Juan Pablo read and I enjoyed the view
of the water and a young girl and her father building a sand castle. Christiane and Chris went for a walk
and then left before us to go to a fitting at the tailor.
We stopped to photograph the sunset from the
bridge on our way back into the Old Town to pick up our silk lanterns.
Dinner that evening was not the traditional
Christmas Eve meal, but it was Vietnam’s version of a Western holiday dinner:
roast chicken with gravy and stuffing, salad, pumpkin soup, and orange
chocolate mousse for dessert. We
ordered a bottle of wine to celebrate and then Christiane and Chris asked if we
would be able to come to England for a special occasion in September of next
year. We smiled and Chris
confirmed what we were hoping/assuming – he’d proposed to Christiane earlier in
the day (during their walk on the beach) and she had accepted. We were so excited and ordered another
bottle, this time our treat, to toast them.
Please check out Jen’s
Facebook page for wedding pics!
After dinner, we walked to a lounge for drinks
and then over to a bar for more drinks and a game of foosball. One game turned into three, then 3:00
am. Chris and I beat Juan Pablo
and Christiane 2 to 1.
Christmas morning we called home to wish everyone
a Merry Christmas. It was still
Christmas Eve for them due to the time difference. We shared a prayer with Juan Pablo’s family via Skype and
then spoke with my family who were all at my Grandmother’s house. She told us that she had placed our
wedding photo by the tree so we were there with them.
Following our phone calls home, we went to lunch
with Christiane and Chris and then walked to the bus office to work out how to
get to Quy Nhon, a beach town a few hours south of Hoi An. It was going to be more complicated
than we anticipated and was going to involve getting off the bus at 1:00 am on
the side of the highway, then getting a taxi to the beach. I decided to consult with Barbara, a
Western woman who owned the guesthouse where we would stay, and she said that
it was better for us to take the train because sometimes the buses “forget” to
drop you and we wouldn’t necessarily know where we were supposed to get
off. The problem with the train
was that it was during the day and we would lose a lot of time. The four of us agreed it was better to
stay a bit longer here in Hoi An, after all, Hoi An had a lovely beach we could
enjoy.
Juan Pablo and I took a trip to the post office
to send the silk lanterns and tea set we’d purchased to Spain, and then headed
back to the hotel to relax until dinner.
Once Christiane and Chris joined us, we all went to dinner and exchanged
our Secret Santa gifts. Juan Pablo
gave me silver earrings, I gave Christiane a checked scarf, she gave Chris a
silk tie, and he gave Juan Pablo ceramic salt and pepper holders he’d seen and
liked here in Hoi An. He’s a bit
obsessed with salt and pepper holders if you didn’t already know.
The following day was Juan Pablo’s birthday. He awoke to the traditional Mexican song
Las Mañanitas sung by yours truly. I’d copied the lyrics down the night before since I didn’t
really know the words. It was
around dinnertime back home on Christmas day so we Skyped our families once
again. I got caught up with my
sister and then Juan Pablo enjoyed another round of Las Mañanitas from his parents. Then, we went to lunch with Christiane and Chris to
celebrate the birthday boy.
As we sat in the restaurant, a man walked by
carrying a bunch of colorful balloons of all shapes and sizes. Christiane bolted out of the restaurant
and returned with one in her hand as a gift for Juan Pablo. It was a small blow-up doll of an
imitation Minnie Mouse that said, “I love yoi.” No, that’s not a typo, that’s how “you” was actually
spelled. She said that she had chosen
it because it was the closest to a penguin she could find. At some point along the trip,
Christiane and Chris gave Juan Pablo the name “Pingüinito” because there was a
cartoon they used to watch called Pablo the Penguin.
After lunch, we moved to the lounge so Chris
could properly toast Juan Pablo’s birthday with some tequila. It began to rain as we all enjoyed a
drink. The afternoon turned into a
long day of rushing through the rain from one bar/café to another. After the tequila, it was time for
“fresh beer,” the local beer that cost about 25 cents. Our last stop was the bar with the
foosball table where we then decided to have dinner in the restaurant above the
bar.
The next day, Juan Pablo and I woke up early to
take the bus to My Son. Many of
the temples had been destroyed during the American War (what we refer to as the
Vietnam War back home) but there were still a few you could walk through. After Siem Reap, My Son was a bit
disappointing to say the least, but it was interesting to see the bullet holes
in the temple walls and the bomb craters in the ground covering the site.
In the afternoon, we all boarded the bus to Hue.
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