Tuesday, October 4, 2011

Vietnam - Hoi An


(scroll down for English version)

Vietnam – Hoi An

Finalmente llegamos a Hoi An y Bo Bo, un chico vietnamita que creció en Nueva York y que había viajado con nosotros en el autobús de la cebolla, nos sugirió irnos en moto-taxis a la Ciudad Antigua a un hotel del otro lado del río. Aceptamos y cada uno nos subimos a una moto (no hay tuk tuks aquí). Nos llevaron al hotel An Hoi, que resulto perfecto: a/c, agua caliente, desayuno e Internet inalámbrico incluido. Solo había un cuarto así que decidimos compartir con Chris y Christiane. Nos pusimos al día y nos dimos un ansiado baño para quitarnos el olor a cebolla y nos fuimos a cenar. Nos consentimos con un buen postre después de todo lo que habíamos pasado para llegar hasta aquí. Creo que Hoi An sería un buen lugar para pasar Navidad. Hay muchos restaurantes y la Ciudad Antigua es muy romántica, decorada con las tradicionales linternas de seda. 




Al día siguiente, después de desayunar, caminamos a través del puente a la Ciudad Antigua para visitar algunos de los famosos sastres. Hoi An es conocido por sus tiendas donde hacen ropa hecha a la medida, además de su Ciudad Antigua con arquitectura con influencia china/vietnamita/francesa llena de linternas.






Chris tenía la determinación de hacerse unos trajes y yo estaba pensando en hacerme un abrigo de invierno, tal vez incluso unos zapatos. Sigurd y Nanna (nuestros amigos daneses que conocimos en Australia) nos habían recomendado un sastre donde Sigurd se había hecho algunos trajes hechos por lo que nos aseguramos de echarle un vistazo. Paseamos por las tiendas viendo libros y zapatos y después del almuerzo, nos separamos de Christiane y Chris; ellos fueron a visitar algunos sastres mientras nosotros fuimos al mercado local.





Yo había leído acerca de un lugar donde se puede ver mujeres haciendo linternas de seda. Yo esperaba que sería una especie de taller pero resultó ser una tienda regular y su lugar de trabajo era la parte delantera de la tienda. Christiane quería unas linternas por lo que la llevamos ahí en la noche. Las dos terminamos ordenando algunas; estarán listas en dos días.




Antes de regresar al hotel, Juan Pablo y yo caminamos por el puente cubierto japonés para tomar una foto y ver algunas de las tiendas del otro lado.






Todos fuimos al Café Yellow Star para la cena, otra recomendación de Sigurd y Nanna, y luego dimos otro paseo por la Ciudad Antigua.





Al día siguiente, nos levantamos temprano con la intención de ir a My Son en motocicletas. My Son es un conjunto de ruinas de una hora de distancia. Las nubes se veían bastante amenazantes durante el desayuno y luego comenzó a llover, así que decidimos posponer nuestro visita. Pasamos la mañana trabajando en el blog y enviando notas de Navidad a nuestros amigos y familiares en casa. Nos fuimos a almorzar con Christiane y Chris y después Juan Pablo y yo fuimos a recoger unos shorts que se había mandado hacer mientras Christiane y Chris fueron al sastre para medirse lo que se mandaron hacer. También consideramos mandarnos hacer unos zapatos, pero al final decidimos no hacerlo. En su lugar, nos dirigimos a través del puente a la isla Cam Nam para visitar el pueblo de arte y artesanías que promocionan en los folletos del hotel. No sabíamos dónde estaba y la mayoría de la gente a la que pregunté no sabía a qué me refería. Frustrados, cruzamos de nuevo a la Ciudad Antigua y volvimos con la mujer que hizo los shorts de Juan Pablo para ver si podía hacerle una camisa para que la usará en Navidad. Antes de regresar al hotel, nos detuvimos a comprar dos dibujos de líneas, uno de un hombre en un barco de pesca y otro de un hombre en una bicicleta.







Esa noche, regresamos al restaurante donde habíamos comido en nuestra primera noche e hicimos una reservación para Nochebuena y luego fuimos a un restaurante que Bo Bo nos había recomendado porque la cerveza estaba barata. Comí un panqueque de piña de postre, que de verdad he llegado a amar aquí en Asia, mientras los demás comían helado y cerveza.


Al día siguiente era Nochebuena y el sol brillaba por lo que decidimos ir a la playa. Alquilamos unas motos y nos conducimos al mar para encontrar un lugar sobre la arena. Comimos en un restaurante en la playa y luego nos relajamos el resto de la tarde. Juan Pablo leía mientras yo disfrutaba de la vista del agua, y una niña y su padre construyendo un castillo de arena. Christiane y Chris se fueron a caminar y luego regresaron antes que nosotros a la ciudad para ir a medirse lo que se mandaron hacer.





En nuestro camino de regreso nos detuvimos a fotografiar la puesta de sol desde un puente.  Una vez en la Ciudad Vieja, fuimos a recoger nuestras linternas de seda.




La cena de esa noche no fue la tradicional cena de Nochebuena, pero fue la versión vietnamita de una cena de fiesta occidental: pollo asado relleno cubierto con salsa, ensalada, sopa de calabaza, y mousse de chocolate con naranja para el postre. Pedimos una botella de vino para celebrar y Christiane y Chris nos preguntaron si seríamos capaces de ir a Inglaterra para celebrar una ocasión especial en septiembre del próximo año. Sonreímos y Chris confirmó lo que esperábamos/suponíamos - que le había propuesto matrimonio a Christiane durante el día (durante su paseo por la playa) y ella había aceptado. Estábamos muy emocionados y pedimos otra botella, esta vez por nuestra cuenta, para brindar por ellos.


Por favor, visiten la página de Jen en Facebook para fotos de la boda!

Después de la cena, nos fuimos a un salón-bar para tomar una copa y luego a por mas copas a otro bar que tenía una mesa de futbolito. Un juego se convirtió en tres, después 3:00 am. Chris y yo les ganamos a Juan Pablo y Christiane 2 a 1.

La mañana de Navidad llamamos a casa para desearles una Feliz Navidad a todos. Todavía era Nochebuena para ellos debido a la diferencia de horario. Compartimos una oración con la familia de Juan Pablo a través de Skype y luego hablé con mi familia que estaban en la casa de mi abuela. Ella nos dijo que había puesto nuestra foto de la boda cerca del árbol de Navidad, así que estuvimos ahí con ellos.

Después de las llamadas telefónicas a casa, nos fuimos a almorzar con Christiane y Chris, y luego fuimos a la oficina de autobuses para encontrar la manera de llegar a Quy Nhon, un pueblo de playa un par de horas al sur de Hoi An. Iba a ser más complicado de lo que esperábamos e iba a involucrar bajarnos del autobús a la 1:00 am en medio de la carretera y luego coger un taxi a la playa. Decidí consultarlo con Bárbara, una mujer occidental que es dueña de la casa de huéspedes donde nos queríamos quedar, y ella dijo que era mejor para nosotros coger el tren porque a veces los autobuses "olvidan" que te quieres bajar y nosotros no sabemos dónde hay que bajarnos. El problema con el tren es que es durante el día por lo que perderíamos mucho tiempo. Los cuatro estuvimos de acuerdo en que era mejor opción quedarnos un poco más aquí en Hoi An, después de todo, en Hoi An había una hermosa playa que podíamos disfrutar.

Juan Pablo y yo hicimos un viaje a la oficina de correos para enviar las linternas de seda y el juego de té que había comprado a España y luego regresamos al hotel para descansar hasta la hora de la cena. Una vez Christiane y Chris se nos unieron, nos fuimos a cenar y a intercambiar nuestros regalos de Santa. Juan Pablo me regaló unos pendientes de plata, yo le di a Christiane una bufanda a cuadros, ella le dio a Chris una corbata de seda, y él le dio Juan Pablo un juego de salero y pimentero de cerámica que había visto y le habían gustado aquí en Hoi An. Si no lo saben, Juan Pablo esta un poco obsesionado con los saleros y pimenteros.


Al día siguiente era el cumpleaños de Juan Pablo. Se despertó a la canción tradicional mexicana, Las Mañanitas, interpretadas por su servidora. Copié la letra de la canción la noche anterior, ya que no la sabía muy bien. A esa hora era aproximadamente la hora de la cena de Navidad en casa, así que llamamos por Skype una vez más. Yo hablé con mi hermana y luego Juan Pablo disfrutó de otra ronda de Las Mañanitas de sus padres. Luego, nos fuimos a almorzar con Christiane y Chris para celebrar el cumpleaños del niño.

Cuando nos sentábamos en el restaurante, un hombre pasó llevando un montón de globos de colores de todas las formas y tamaños. Christiane salió corriendo del restaurante y regresó con uno en la mano como regalo para Juan Pablo. Era una pequeña imitación de la ratona Minnie que decía: "I love yoi." No es un error, así es como “you” estaba escrito. Ella lo eligió porque era lo más cercano a un pingüino que pudo encontrar. En algún momento a lo largo del viaje, Christiane y Chris le pusieron a Juan Pablo el sobrenombre de "Pingüinito" porque había una caricatura que solían ver donde salía un pingüino llamado Pablo.

Después del almuerzo, nos movimos al salón-bar para que Chris pudiera brindar adecuadamente el cumpleaños de Juan Pablo con un poco de tequila. Comenzó a llover mientras disfrutamos de una copa. La tarde se convirtió en un largo día de correr bajo la lluvia de un bar/café a otro. Después del tequila, era el momento para "cerveza fresca," la cerveza local que cuesta alrededor de 25 centavos de dólar. Nuestra última parada fue el bar con la mesa de futbolito en donde decidimos cenar en el restaurante que está arriba.


Al día siguiente, Juan Pablo y yo nos levantamos temprano para tomar el autobús a My Son. Muchos de los templos fueron destruidos durante la Guerra Americana (la que nosotros conocemos como la Guerra de Vietnam) pero todavía hay algunos en lo que se puede entrar. Después de Siem Reap, My Son fue un poco decepcionante, pero es interesante ver los agujeros de bala en las paredes del templo y los cráteres de las bombas en el terreno.




Por la tarde, abordamos el autobús hacía Hue.



Vietnam – Hoi An

We finally arrived in Hoi An and Bo Bo, a Vietnamese guy raised and living in New York who’d been on the onion bus with us, suggested we get on motorbikes to the Old Town to a hotel across the river.  We agreed and each hopped on the back of a bike (there are no tuk tuks here).  They took us to the An Hoi Hotel, which turned out to be perfect: a/c and a hot water shower with breakfast and WiFi included.  There was only one room for four so we decided to share with Christiane and Chris.  We all got caught up on email, took the long awaited hot shower to wipe the onion smell off our bodies, and then went out for dinner.  We treated ourselves to a nice dessert as well after all that we’d been through to get here.  I think Hoi An will be a nice place to spend Christmas.  There are lots of restaurants and the Old Town is quite romantic, decorated with traditional silk lanterns.





The next day we walked across the bridge to the Old Town after breakfast to check out some of the many infamous tailors.  Hoi An is known for its custom made clothing shops in addition to its lantern filled pedestrian Old Town with Chinese/Vietnamese/French inspired architecture. 






Chris was determined to have some suits made and I was thinking about having a winter coat made, maybe even some shoes.  Sigurd and Nanna (our Danish friends we had met in Australia) had recommended a tailor where Sigurd had gotten some suits made so we made sure to check it out.  We wandered around the shops looking at books and shoes and after lunch we split up from Christiane and Chris, leaving them to more shopping at the tailors while we hit the local market. 







I’d read about a place where you can watch women making silk lanterns.  I expected it would be some sort of workshop but it turned out to be a regular shop and their workplace was the front of the store.  Christiane was on the hunt for lanterns so we took her there in the evening.  We both ended up ordering some; they’d be ready in two days.





Before heading back to the hotel, Juan Pablo and I walked across the Japanese covered bridge to take a photo and see some of the shops on the other side. 







We all went to the Yellow Star Café for dinner, another recommendation from Sigurd and Nanna, and then took another stroll through the Old Town. 






The next day, we got up early with the intention of going to My Son on motorbikes.  My Son is a group of ruins about an hour away.  The clouds looked pretty threatening during breakfast and then it began to rain so we decided to postpone our trip.  We spent the morning working on the blog and sending Christmas notes to our friends and family back home.  We went to lunch with Christiane and Chris and then Juan Pablo and I went to pick up some shorts we had made while Christiane and Chris went to the tailor for a fitting.  We also considered having some shoes made but decided against it in the end.  Instead, we headed across the other bridge to Cam Nam Island to find the arts and crafts village illustrated in the hotel brochures.  We didn’t know where it was though and most people I asked didn’t know to what I was referring.  Frustrated, we crossed back to the Old Town and went back to the woman who’d made Juan’s shorts to see if she could make him a shirt to wear on Christmas.  Before heading back to the hotel, we stopped to by two line drawings, one of a man in a fishing boat and another of a man on a bicycle. 








That evening, we all returned to the restaurant where we’d eaten on our first night and made a reservation for Christmas Eve and then headed to a restaurant Bo Bo had recommended for cheap beer.  I had a pineapple pancake for dessert, which I’ve come to really love here in Asia, while everyone else ate ice cream and beer.


The next day was Christmas Eve and the sun was shining so we decided to go to the beach.  We rented some motorbikes and drove to the sea to find a spot on the sand.  We ate lunch at a restaurant along the beach and then relaxed for most of the afternoon.  Juan Pablo read and I enjoyed the view of the water and a young girl and her father building a sand castle.   Christiane and Chris went for a walk and then left before us to go to a fitting at the tailor. 






We stopped to photograph the sunset from the bridge on our way back into the Old Town to pick up our silk lanterns. 





Dinner that evening was not the traditional Christmas Eve meal, but it was Vietnam’s version of a Western holiday dinner: roast chicken with gravy and stuffing, salad, pumpkin soup, and orange chocolate mousse for dessert.  We ordered a bottle of wine to celebrate and then Christiane and Chris asked if we would be able to come to England for a special occasion in September of next year.  We smiled and Chris confirmed what we were hoping/assuming – he’d proposed to Christiane earlier in the day (during their walk on the beach) and she had accepted.  We were so excited and ordered another bottle, this time our treat, to toast them. 


Please check out Jen’s Facebook page for wedding pics!

After dinner, we walked to a lounge for drinks and then over to a bar for more drinks and a game of foosball.  One game turned into three, then 3:00 am.  Chris and I beat Juan Pablo and Christiane 2 to 1.

Christmas morning we called home to wish everyone a Merry Christmas.  It was still Christmas Eve for them due to the time difference.  We shared a prayer with Juan Pablo’s family via Skype and then spoke with my family who were all at my Grandmother’s house.  She told us that she had placed our wedding photo by the tree so we were there with them.

Following our phone calls home, we went to lunch with Christiane and Chris and then walked to the bus office to work out how to get to Quy Nhon, a beach town a few hours south of Hoi An.  It was going to be more complicated than we anticipated and was going to involve getting off the bus at 1:00 am on the side of the highway, then getting a taxi to the beach.  I decided to consult with Barbara, a Western woman who owned the guesthouse where we would stay, and she said that it was better for us to take the train because sometimes the buses “forget” to drop you and we wouldn’t necessarily know where we were supposed to get off.  The problem with the train was that it was during the day and we would lose a lot of time.  The four of us agreed it was better to stay a bit longer here in Hoi An, after all, Hoi An had a lovely beach we could enjoy. 

Juan Pablo and I took a trip to the post office to send the silk lanterns and tea set we’d purchased to Spain, and then headed back to the hotel to relax until dinner.  Once Christiane and Chris joined us, we all went to dinner and exchanged our Secret Santa gifts.  Juan Pablo gave me silver earrings, I gave Christiane a checked scarf, she gave Chris a silk tie, and he gave Juan Pablo ceramic salt and pepper holders he’d seen and liked here in Hoi An.  He’s a bit obsessed with salt and pepper holders if you didn’t already know.


The following day was Juan Pablo’s birthday.  He awoke to the traditional Mexican song Las Mañanitas sung by yours truly.  I’d copied the lyrics down the night before since I didn’t really know the words.  It was around dinnertime back home on Christmas day so we Skyped our families once again.  I got caught up with my sister and then Juan Pablo enjoyed another round of Las Mañanitas from his parents.  Then, we went to lunch with Christiane and Chris to celebrate the birthday boy. 

As we sat in the restaurant, a man walked by carrying a bunch of colorful balloons of all shapes and sizes.  Christiane bolted out of the restaurant and returned with one in her hand as a gift for Juan Pablo.  It was a small blow-up doll of an imitation Minnie Mouse that said, “I love yoi.”  No, that’s not a typo, that’s how “you” was actually spelled.  She said that she had chosen it because it was the closest to a penguin she could find.  At some point along the trip, Christiane and Chris gave Juan Pablo the name “Pingüinito” because there was a cartoon they used to watch called Pablo the Penguin.

After lunch, we moved to the lounge so Chris could properly toast Juan Pablo’s birthday with some tequila.  It began to rain as we all enjoyed a drink.  The afternoon turned into a long day of rushing through the rain from one bar/café to another.  After the tequila, it was time for “fresh beer,” the local beer that cost about 25 cents.  Our last stop was the bar with the foosball table where we then decided to have dinner in the restaurant above the bar. 


The next day, Juan Pablo and I woke up early to take the bus to My Son.  Many of the temples had been destroyed during the American War (what we refer to as the Vietnam War back home) but there were still a few you could walk through.  After Siem Reap, My Son was a bit disappointing to say the least, but it was interesting to see the bullet holes in the temple walls and the bomb craters in the ground covering the site. 





In the afternoon, we all boarded the bus to Hue.

No comments:

Post a Comment