Monday, May 2, 2011

India - Chennai


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India – Chennai

Para despedirnos de los trenes en India, en nuestro último viaje también nos acompañaron las cucarachas y los ratones. Nos bajamos felices de saber que era el último y con la esperanza que en el sur este asiático, los trenes estén más limpios.

En Chennai solo íbamos a estar medio día, ya que nuestro avión hacia Bangkok salía el mismo día por la noche; sin embargo, queríamos conocer a los primos de Swati que viven aquí, Sailesh y Ruchika, y quería ver a mi amigo mexicano Jorge que también vive aquí con su familia y al cual no veía hacia 15 años.

Al bajarnos del tren queríamos rentar un cuarto por unas horas para bañarnos. Le llamamos a Sailesh y nos recomendó un par de lugares. Uno estaba lleno y el otro quería cobrarnos la noche entera que eran más de 1,000 rupias (22 dólares); sin embargo, en este último nos recomendaron el Salvation Army, un lugar bastante viejo y descuidado en el cual nunca hubiéramos pasado una sola noche, pero nosotros solo queríamos bañarnos así que lo tomamos.

Una vez listos Sailesh pasó por nosotros y nos llevo a conocer su tienda. Tiene una tienda de ropa para mujer y ahí estuvimos platicando con él. Más tarde, nos llevo a comer y luego nos presto a su chofer para que nos llevara a conocer un poco de la ciudad.

El chofer nos llevo a la playa e intento enseñarnos otros tantos, pero el tráfico era demasiado. Después de un rato de estar parados en la misma calle, decidimos pedirle que nos llevara de regreso a la tienda. Además habíamos quedado de hablar con Chris y Christiane para ponernos de acuerdo de vernos en Cambodia.

Una vez en la tienda y mientras la Flaca hablaba con Chris y Christiane, llego mi amigo Jorge por nosotros. Le había llamado por la mañana para ver si podía vernos para cenar. Llego con Alicia, su esposa, que no conocía y que es muy buena gente. Nos fuimos a cenar a un restaurante donde Sailesh había hecho reservación ya que después él y Ruchika nos alcanzarían.

Fue muy padre ver a Jorge. Aunque no tuvimos mucho tiempo, pudimos platicar un poco sobre lo que lo que hemos hecho en los últimos 15 años. Los dos nos casamos y el tiene dos hijos, pero lo más importante es que los dos estamos contentos. Estos encuentros tan rápidos son tristes porque cuando ya te tienes que ir es cuando más te quieres quedar.

Sailesh y Ruchika llegaron y los seis compartimos la cena y unos tragos, pero al poco tiempo tuvimos que despedirnos porque se acercaba la hora de coger el avión. Jorge y Alicia nos hicieron el favor de llevarnos al aeropuerto. Me despedí de el esperando que no pasen otros 15 años para volvernos a encontrar y contento de a haber tenido la oportunidad de verlo.


India se acabo. Fue intenso, alucinante, inesperado, mágico, impresionante y desesperante. Para la Flaca, fue una relación de amor y odio; tuvo muchos problemas por la comida (aunque le gusta, la comida no cae bien con su estomago) y eso era muy frustrante. Para mí, fue un lugar donde el caos, las tías y la mayoría de la gente me hicieron sentir como en casa; sin embargo, era difícil por ver a mi Flaca sufrir por la comida.


India – Chennai

To bid farewell to the trains in India, the cockroaches and mice also accompanied us on our last ride. We got off the train happy to know that this was the last one and with hopes that in Southeast Asia, the trains are cleaner.

We were only going to have one day in Chennai, since our plane to Bangkok left the same day during the night; however, we wanted to meet Swati’s cousins that live here, Sailesh and Ruchika, and I wanted to see my Mexican friend Jorge who also lives here with his family and who I haven’t seen in 15 years.

Upon getting off the train, we wanted to rent a room for a few hours to shower. We called Sailesh and he recommended a few places. One was full and the other wanted to charge us the full rate which was more than 1,000 rupees (22 dollars); however, in this last place they directed us to the Salvation Army, a pretty old and run down place in which we would never spend the night, but we only wanted to shower so we took it.

Once ready, Sailesh came to pick us up and took us to see his store. He has a women’s clothing store and we spent some time there talking with him. Later, he took us to eat and then lent us his driver so he could take us around the city.

The driver took us to the beach and tried to show us some other places, but the traffic was too much. After a while of waiting in traffic on the same street, we decided to ask him to take us back to the store. We had agreed to talk with Chris and Christiane anyway to see if we could plan to meet up in Cambodia.

Once we were back in the store and while la Flaca spoke with Chris and Christiane, my friend Jorge arrived to pick us up. I had called him in the morning to see if we could meet for dinner. He arrived with Alicia, his wife, who I hadn’t met and who is really nice. We went to eat dinner at a restaurant where Sailesh had made a reservation since he and Ruchika would meet us there later.

It was really great to see Jorge. Even though we didn’t have much time, we were able to catch up a bit about what we had done in the last 15 years. We each had gotten married and he has two children, but the most important thing is that we’re both happy. These quick meetings are sad because when the time comes to leave is when you most want to stay.

Sailesh and Ruchika arrived and the seven of us shared some dinner and drinks, but soon after we had to say goodbye because it was almost time for our flight. Jorge and Alicia did us the favor of taking us to the airport. I said goodbye to him hoping that 15 more years won’t pass before we find each other again and happy that I had this opportunity to see him.


India is over. It was intense, extraordinary, unexpected, magical, impressive and infuriating. For la Flaca, it was a love/hate relationship; she had many problems with the food (although she loves it, it doesn’t agree with her) and that was very frustrating. For me, it was a place where the chaos, the Aunties, and the majority of the people made me feel at home; however, it was difficult to see my Flaca suffer from the food.

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