Cambodia – Phnom Penh y el Cruce de Frontera a Laos
Fue difícil
dejar Lazy Beach, pero aun teníamos mucho por recorrer. Dije adiós a la isla
con un desayuno de crepas de banana…yum! Después, abordamos la embarcación de
regreso a Sihanoukville. Al llegar, pudimos cambiar los boletos de autobús a
Phnom Penh por uno más temprano, esperando que esto nos ayudara a llegar más
temprano a la capital y nos diera tiempo de ir a la embajada de Laos. El
autobús se retrasó una hora así que no logramos llegar. En vez de eso, nos
refrescamos un poco y nos fuimos a cenar con Christiane y Chris.
Decidimos ir a
un restaurante donde se les da una oportunidad a los niños de la calle de
cambiar sus vidas y ganar un sueldo para vivir. Los niños se forman para ser
meseros, chefs y gerentes de restaurante. La comida estaba buena pero las
porciones muy pequeñas, así que terminamos aun, con un poco de hambre.
Caminamos de regreso hacia el río para buscar algo de postre y encontramos un
café con postres que estaban ricos, grandes y baratos. Empezó a llover a
cantaros cuando apenas nos sentábamos así que esperamos hasta que ya solo chispeaba
para salir y buscar un tuk tuk que nos llevara de regreso a la casa de
huéspedes.
A la mañana
siguiente, Juan Pablo y yo nos fuimos a la embajada de Laos para solicitar
nuestras visas, solo parando antes a desayunar y por fotos. Resulta que cobran
mucho menos a los españoles por la visa que a los estadounidenses, por lo que
decidí sacar la visa en mi pasaporte español. Ni como imaginar que esto iba a
ser un problema en el futuro…
Después de hacer
algunas cosas administrativas, nos encontramos con Christiane y Chris en el
museo del Genocidio. Christiane había estado preocupada de ir porque le dan
pesadillas, pero al final decidió ir. La razón de parar en Phnom Penh era visitar
este lugar. Es una parte muy importante de la historia reciente de Cambodia y
todos pensamos que era necesario ir para entenderla. Así que, aunque es una visita
muy intensa de una historia horrible, era una parada esencial en nuestro viaje
por Cambodia.
A lo largo de
este viaje, Juan Pablo ha ido leyendo libros relacionados con los países que
vamos visitando. Por lo que leyó
un libro sobre el genocidio ocurrido en Cambodia en los 70s. Así que el nos
relatara un poco de los antecedentes y la visita al mueso:
Tuol Sleng
(Museo del Genocidio) fue una escuela secundaria que por cuatro años se
convirtió en la S-21, la prisión más temida del régimen comunista del Khmer
Rouge. Así como Auschwitz, este museo es un continuó recordatorio de las
terribles cosas que los humanos somos capaces de hacer.
En abril de
1975, los cambodianos celebraban lo que parecía el fin de la guerra civil; el
Khmer Rouge había triunfado. Todos festejaban la llegada de la paz que tanto
anhelaban. Lo que no esperaban fue lo que por los siguientes cuatro años
tuvieron que sufrir. Los soldados del Khmer Rouge, endurecidos por la guerra y
los bombardeos estadounidenses, entraron en las calles de Phnom Penh y marcaron
el inicio de la pesadilla de Cambodia, cuyo resultado que el mayor genocidio
del siglo XX, por el porcentaje de muertes con respecto a la población del
país.
Pol Pot, Nuon Chea, Ieng Sary, Son Sen y Khieu Samphan, líderes del
Khmer Rouge, iniciaron una reforma social cuyo principal objetivo era crear un
país nuevo libre de la influencia del capitalismo de occidente, la Republica
Democrática de Kampuchea. Las ciudades fueron evacuadas por ser centros
vivientes de capitalismo; Phnom Penh era llamada “la gran prostituta del Mekong.”
La religión, el dinero y los bienes propios fueron prohibidos. Las relaciones
familiares y con el mundo fueron nulificada. Los habitantes de la ciudades eran
considerados enfermos de capitalismo y por tanto enviados a campos de trabajo
para que fueran re-educados. La realidad fue que la mayoría terminaron en
prisiones como la S-21 siendo torturados y/o asesinados.
En lo que ahora
es Museo del Genocidio se estima que hubo entre 17,000 y 20,000 prisioneros de
los cuales solo se conocen 6 sobrevivientes. Se torturó a miembros del gobierno
anterior, a ex-miembros del Khmer Rouge que se creía estaban traicionando el
nuevo sistema y a cualquier otro ciudadano del cual se sospechaba. La mayoría de las veces confesiones fue
forzados con sentencias de muerte. Algunos eran ahorcados dentro de la prisión,
pero la mayoría eran enviados a los campos de muerte como Choeung Ek.
Al ingresar al
S-21, se tomaba fotos de los prisioneros, se les confiscaban sus posesiones y
se enviaban a las celdas.
En las celdas pequeñas los prisioneros eran
encadenados al piso o pared, mientras que en las celdas masivas eran
encadenados unos con otros.
En los primeros tres días eran torturados.
Amarrados en camas, les daban shocks eléctricos, los golpeaban, cortaban o asfixiaban.
El dolor administrado era de tanta intensidad que los prisioneros terminaban
confesando lo que fuera necesario para que les dejaran de torturar, preferían
estar muertos. La confesión de uno de los prisioneros fue, “No soy un ser
humano; soy un animal.”
En 1979,
Vietnam invadió Cambodia y termino con el Khmer Rouge. En cuatro años, se
estima que murieron más de dos millones de personas, siendo la principal causa
los asesinatos masivos y la tortura, después el hambre y el trabajo excesivo.
Después del
museo, regresamos a la casa de huéspedes y comimos en la casa de huéspedes de
enfrente. El servicio fue lentísimo (es
muy común en el sureste asiático que los platillos ordenados son
cocinados uno a la vez por lo que una persona en tu mesa puede terminar antes
de que te llegue el tuyo) pero fue bueno comer una comida casera. Aquí mismo
vendían boletos de autobús, así que compramos los boletos hacia 4,000 islas (Si
Phan Don) en el sur de Laos. Más tarde Chris, Juan Pablo y yo nos fuimos al Palacio
Real, mientras Christiane se quedo para hablar con su hermana en Skype.
El Palacio Real
es muy bonito con pagodas bañadas de oro y jardines muy bien arreglados.
Adentro de la pagoda de Plata había muchísimas estatuas de Buda, incluyendo una
de oro puro con diamantes incrustados. La diferencia entre la riqueza dentro del
palacio y la pobreza en las calles es decepcionante.
Desde el
palacio, caminamos cruzando la ciudad hasta la casa de huéspedes parando en una
librería de libros usados en el camino.
Una vez que nos encontramos con
Christiane nos fuimos a cenar. Nos encontramos con otro restaurante donde
forman a niños de la calle, esta vez con porciones más grandes y una pasta
excelente. Como Navidad se esta acercando, decidimos hacer un intercambio para
que cada uno abriera un regalo en Navidad. Considerando que los cuatro viajamos
con un presupuesto bastante ajustado acordamos gastar no más de dos dólares.
Después de todo, con 2 dólares se puede comprar algo bien en Cambodia.
Al día
siguiente, Juan Pablo y yo nos fuimos solos. Regresamos al restaurante donde
cenamos la noche anterior y comimos pan francés. Pueden ver un tema de la
comida de casa que extrañamos? Después de desayunar, visitamos el museo
Nacional, que tiene un jardín muy bonito y muchas esculturas de Buda, Vishnu y
Shiva, pero desafortunadamente no había mucho de la historia de Cambodia.
Básicamente, era una galería al aire libre de esculturas. Había una sala con
fotos que mostraban los trajes típicos del Ballet Real y me puse un poco triste
de que no hemos visto ningún baile tradicional en Cambodia. Pero los boletos son
muy caros – precios para turistas.
Caminamos de la
Galería Nacional hasta Wat Phnom, un templo en una colina en el centro de la
ciudad. Era un día muy calido así que tomamos unas fotos y descansamos unos
minutos bajo la sombra antes de ir al mercado central a buscar algo para
almorzar. Terminamos en un centro comercial enfrente del mercado para
aprovechar el aire acondicionado.
Después del
almuerzo, cogimos un tuk tuk hacia el mercado Ruso. Estábamos buscando una
mochila de The North Face para cargar la computadora y la cámara de Juan Pablo
cuando paseamos durante el día. Encontramos una por 11 dólares y además
compramos unas bufandas tradicionales de cuadros. Era momento para comprar
nuestros regalos para el intercambio de Navidad, así que Juan Pablo y yo nos
separamos por unos 30 minutos. Ya había comprado mi regalo para el intercambio
del vendedor de bufandas, yo le doy a Christiane así que solo camine por los
pasillos y encontré una cartera de seda para mi (también por solo 2 dólares).
Nos subimos a
otro tuk tuk para ir por nuestras visas a la embajada de Laos y regresamos a la
casa de huéspedes. Pasamos las siguientes tres horas tratando de encontrado
donde dormir en Si Phan Don (Laos) y luego Hoi An (Vietnam) pero no logramos
nada. Ninguno de los teléfonos en el libro funcionan. Frustrados, nos dimos por
vencidos y nos fuimos a buscar un restaurante para cenar. Nos dimos cuenta que
en el sureste asiático hay que ser más flexibles ya que es difícil planificar y
reservar donde dormir o transportarte con anticipación. Esto era un buen reto
para mi.
Eran las 6:00
de la mañana cuando nos recogieron para llevarnos al autobús para la frontera
con Laos. El trayecto duró unas nueve horas y nos llevo por algunas zonas
bonitas del campo cambodiano.
Una vez en la frontera, nos tuvimos que bajar del
autobús para pasar los puntos de revisión de Cambodia y Laos antes de continuar
hacía Si Phan Don. Para salir de Cambodia, tuvimos que pagar un dólar de cuota
por sello, la cual sabíamos iba directo a la bolsa del agente de inmigración.
Para entrar a Laos, nos querían cobrar dos dólares de cuota de tiempo extra por
que llegamos después de las 4:00 pm aunque la frontera no cierra hasta las 6:00
pm. Era un truco más, obviamente, porque no hay autobús que salga más temprano
de las 6:00 am. Después de que
Chris nos dijo que no había pagado la cuota por sello en Cambodia, un grupo de
turistas decidimos no pagar la cuota de tiempo extra a menos que nos dieran
recibo. No estábamos llegando a nada, el agente de inmigración de Laos insistía
en que pagáramos y la realidad es que no teníamos opción, estábamos en el medio
de la nada.
Cuando aceptamos
pagar, me dieron problemas porque mi pasaporte español, que tenía mi visa de
Laos, no tenía el sello de salida de Cambodia. Tratamos de explicarles que el
sello de salida estaba en mi pasaporte estadounidense junto a mi visa de
Cambodia, pero insistían que el sello de salida de Cambodia necesitaba estar en
el mismo pasaporte que estaba usando para entrar a Laos. Creíamos que la
frontera de Laos solo debería preocuparse por que tuviera un pasaporte y una
visa validos para entrar a Laos. No tienen nada que ver con Cambodia así que
porque se preocupan donde esta mi sello de salida de Cambodia? Como sea, tenía
los dos pasaportes ahí para enseñarles mi sello de salida y mi visa. Sin
embargo, ellos me dijeron que tenía que comprar otra visa par Laos para mi
pasaporte estadounidense. Solo querían más dinero. Preguntamos si aceptaban que
como ya habíamos pagado por la visa en la embajada que si podrían ponerle la
visa en el estadounidense sin cobrar, pero no aceptaron. Con la barrera del
lenguaje y porque no reconocen múltiples ciudadanías, la cosa no estaba
llegando a ningún lado y la discusión estaba fuera de control. Me encontré
gritándole y maldiciendo a un agente de inmigración; nunca imaginé que haría
esto…es muy frustrante cuando la otra persona no quiere tratar de entender tu
lógica o punto de vista.
No íbamos a
gastar otros 45 dólares por una visa nueva cuando teníamos una perfectamente
valida en mi pasaporte español, así que caminamos de regreso con el agente de
inmigración de Cambodia, le explicamos la situación, y le solicitamos que
pusiera un sello de salida en mi pasaporte español. Hizo una llamada y acepto
hacerlo por un dólar. Bueno, mejor pagarle a este tipo un dólar que pagarle al
otro 45 dólares por una visa nueva.
Mientras tanto,
Chris había estado retrasando el autobús para que no nos dejara. Nos volvimos a
subir y unos minutos más tarde nos dijeron que nos iban a transferir a una
camioneta que nos llevaría hasta la lancha. La camioneta estaba incluida en el
boleto de autobús, pero por la lancha serían 2 dólares más. Creíamos que
habíamos pagado hasta Don Det (la isla más grande de las 4,00o islas). Éramos
como unos 20 y 20 ó más mochilas amontonadas en la parte trasera de la
camioneta, todos preguntándonos si lograríamos llegar hasta la isla. Cogimos un
camino de tierra y con muchos hoyos y bordos, y unos minutos más tarde cuando
estábamos cubiertos por varias capas de tierra, llegamos a la orilla del agua y
abordamos una pequeña lancha de madera, dejando, un poco nerviosos, nuestras mochilas en otra lancha.
Dejamos la orilla atrás junto con nuestras mochilas, aunque estas no tardaron
en alcanzarnos.
Unos minutos más tarde, llegamos a un muelle en Don Det.
Preguntamos direcciones para llegar al puente de Don Khon, donde esperábamos
quedarnos, y nos dijeron primero que era una hora caminando (en la obscuridad).
La segunda persona a la que preguntamos nos dijo que eran unos 30 minutos. No
estábamos seguros a quien creerle ya que ambas personas querían que nos
quedáramos en Don Det en una de sus casas de huéspedes. Decidimos arriesgarnos
y caminar.
Caminamos por
la calle principal, una calle de tierra con restaurantes a lo largo del la
orilla del río, y luego dimos vuelta en una calle obscura con campos de arroz a
los lados. El trayecto fue como de una hora. Ya estábamos acostumbrados a que
en India siempre te dicen que está cerrada o más lejos de lo que está en
realidad, no imaginamos que la siguiente isla estuviera tan lejos. Finalmente
llegamos al puente y al letrero de la casa de huéspedes de Pan, pero como
llegamos muy tarde solo había un cuarto disponible y costaba 30 dólares. Pan
nos mando con su vecina donde nos cobraron 6 dólares por un cuarto. Yo solo
quería quitarme la mochila y darme un baño. Mis pies estaban llenos de tierra y
me había cortado los dedos con las piedras del camino (no estaba preparada para
la caminata tan larga, así que traía mis chanclas). El agua del baño estaba
fría como hielo y el drenaje no funcionaba bien. No dormí bien porque la cama
se hundía del centro, sentía los resortes del colchón, y me dio frío por la
noche. Después, el gallo de afuera empezó a cantar como a las 5:00 am seguido
por el ruido de la construcción de a lado. No es necesario decir que las
últimas 16 horas no han sido un buen comienzo de Laos y espero que encontremos
un nuevo bungalow para las siguientes tres noches.
Cambodia – Phnom Penh
& the Border Crossing into Laos
It was hard to leave Lazy Beach, but we still had
so much ahead of us. I said
goodbye to the island with a breakfast of banana crepes…yum! Then, we boarded the boat back to
Sihanoukville. Upon arrival, we
were able to change our bus tickets to Phnom Penh to an earlier time in hopes
that we might be able to get to the capital in time to go to the Laos
Embassy. The bus took about an
hour longer than expected so we didn’t make it. Instead, we just freshened up and went to dinner with Christiane
and Chris.
We decided to go to a restaurant where street
kids are given a chance to turn their lives around and earn a living wage. The children train as waiters, chefs,
and restaurant managers. The food
was nice but the portions were small, leaving us all still a little
hungry. We walked back toward the riverfront
to look for some dessert and found a coffee shop with cheap, big, yummy
desserts. It began to pour as we
sat inside so we waited until the rain subsided a bit before venturing out to
find a tuk tuk back to the guesthouse.
The next morning, Juan Pablo and I headed to the
Laos Embassy to apply for our visas, stopping for breakfast and to take some
passport photos. It turns out they
charge Spaniards significantly less for a Laotian visa than they do people from
de USA, so I opted to get my Laos visa in my Spanish passport. Little did I know this would pose a
problem later on…
After taking care of administrative things, we
met Chris and Christiane at the Genocide Museum. Christiane had been worried about going because she often
gets nightmares, but she had decided to come after all. Our reason for passing through Phnom
Penh was really to visit this place.
It is such an important part of Cambodia’s recent history and we all
think it’s important to understand.
So, while as intense and horrifying as such a visit can be, it was an
essential stop on our tour through Cambodia.
Throughout this trip, Juan Pablo has been reading
books related to many of the countries we have visited. Accordingly, he read one about the
Genocide in Cambodia in the 1970’s.
Therefore, he will provide some context and describe our visit to the
museum:
Tuol Sleng (The Genocide Museum) was a secondary
school that for four years was converted into S-21, the most feared prison of
the communist Khmer Rouge regime.
As with Auschwitz, this museum is a constant reminder of the terrible
things of which human beings are capable.
In April of 1975, the Cambodians celebrated what
they thought to be the end of the civil war; the Khmer Rouge had
triumphed. Everyone celebrated the
arrival of peace for which they had hoped. What they did not expect was what they would have to suffer
for the next four years. The
soldiers of the Khmer Rouge, hardened by the war and the bombings from the
United States, entered the streets of Phnom Penh and marked the beginning of
Cambodia’s worst nightmare, which resulted in the largest genocide of the 20th Century, considering the percent of deaths with respect to the country’s
population.
Pol Pot, Nuon Chea, Ieng Sary, Son Sen and Khieu
Samphan, leaders of the Khmer Rouge, initiated a social reform with the
principal objective to create a new country free from the influence of Western
capitalism, the Democratic Republic of Kampuchea. The cities were evacuated because they were centers of
capitalism; Phnom Penh was called “the great prostitute of the Mekong.” Religion, money, and belongings were
prohibited. Ties to family and the
rest of the world were abolished.
The inhabitants of the cities were considered to be diseased from
capitalism and thus sent to work camps to be re-educated. The reality was that most ended up in
prisons like S-21 where they were tortured and/or murdered.
In what is now the Genocide Museum, it is
estimated that there were between 17,000 and 20,000 prisoners of which there
are only 6 known survivors. Former
government officials, ex-members of the Khmer Rouge who were thought to be
traitors to the new system, and ordinary “suspicious” citizens were
tortured. Most of the time
confessions were forced with death sentences. Some were hanged inside the prison, but the majority were
sent to killing fields such as Choeung Ek.
Upon admittance to S-21, pictures were taken of
the prisoners, their possessions were confiscated, and they were sent to
cells.
The prisoners were chained
to the floor or to the walls of these tiny cells, while in the mass cells they
were chained to each other.
In the
first three days they were tortured.
Strapped to bed frames, they were given electric shocks, hit, cut, or
suffocated. The pain was
administered with so much intensity that the prisoners ended up confessing to
whatever necessary so they would stop being tortured, they preferred to be
dead. One prisoner’s confession
was as follows, “I am not a human being; I’m an animal.”
In 1979, Vietnam invaded Cambodia and ended the
rule of the Khmer Rouge. In four
years, it is estimated that more than 2 million people died, the principal
cause being mass murders and torture, then hunger and excessive labor.
Following the museum, we returned to the guesthouse
and had lunch across the street.
The service was very slow (it’s quite common in Southeast Asia that all
of the dishes ordered are cooked one at a time and one person in your party may
be finished before you receive your plate) but it was nice to have a
home-cooked meal. The guesthouse
where we ate also sold bus tickets so we bought our tickets to the 4,000
islands (Si Phan Don) in Southern Laos.
Then, Chris, Juan Pablo and I made our way to the Royal Palace while
Christiane stayed behind to catch up with her sister on Skype.
The Royal Palace was beautiful with gold covered
pagodas and neatly manicured gardens.
Inside the Silver Pagoda were many Buddha statues, including one made of
solid gold and encrusted with diamonds.
The disparity between the wealth inside the palace walls and the poverty
on the streets of Cambodia is discouraging.
Once we caught up with Christiane, we
all headed out to dinner. We came
across another training restaurant, this time with larger portions and excellent
pasta. With Christmas coming up
shortly, we all decided to have a Secret Santa so that we’d each have something
to open on Christmas. Considering
we were all on a tight budget, we decided we’d spend no more than $2.00. After all, $2.00 can buy something
quite nice in Cambodia.
The following day, Juan Pablo and I were on our
own. We went back to the
restaurant where we’d eaten dinner the night before and each had French
toast. Can you see a theme here of
food from back home that we miss?
After breakfast, we visited the National Museum, which had a beautiful
courtyard and many sculptures of Buddha, Vishnu, and Shiva, but not much really
about the history of Cambodia unfortunately. Essentially, it was an open-air sculpture gallery. There was one room with photos of the Royal
Ballet illustrating the intricate costumes they wear and I was a little bummed
we hadn’t seen any traditional dance here in Cambodia. But, the tickets were too expensive –
tourist prices.
We walked from the National Gallery to Wat Phnom,
a temple on a hill in the center of the city. It was really hot so we took a few photos and then a few
minutes to rest in the shade before walking to the central market to find some
lunch. We ended up in a shopping
center across the street to take advantage of the air conditioning.
After lunch, we rode a tuk tuk to the Russian
Market. We were on a hunt for a
new North Face backpack to carry the computer and Juan Pablo’s camera as we
sightsee throughout the day. We
found one for $11.00 and then bought some traditional checked scarves. It was now time to buy our Secret Santa
gifts, so Juan Pablo and I split up for about 30 minutes. I’d already bought my gift from the
scarf vendor since my Secret Santa was Christiane so I just wandered around and
found a silk wallet for myself (also just $2.00!).
We hopped in a tuk tuk to pick up our visas from
the Laos Embassy and returned to the guesthouse. We spent the next three hours trying to make accommodation
arrangements in Si Phan Don (Laos) and then Hoi An (Vietnam) but didn’t
accomplish anything. None of the
phone numbers listed worked.
Frustrated, we gave up and went out in search of a restaurant for
dinner. We realized that you have
to be more flexible in Southeast Asia and it’s difficult to plan and reserve
things ahead of time. This was a
good challenge for me.
It was 6:00 in the morning when we were picked up
for the bus to the border with Laos.
The bus ride took about 9 hours and took us through some nice Cambodian
countryside.
Once we got to the
border, we all had to get off the bus to pass through the Cambodian and Laotian
checkpoints, before continuing on to Si Phan Don. To leave Cambodia, we had to pay a $1.00 “stamp fee” which
we knew the immigration officers were pocketing. Then, to enter Laos, they wanted to charge a $2.00 “overtime
fee" because we arrived after 4:00 pm, even though the border doesn’t
close until 6:00 pm. It was
another scam of course because there is no bus that leaves earlier than 6:00
am. After Chris told us that he
hadn’t paid the “stamp fee” on the Cambodian side, a group of us tried to
refuse to pay the “overtime fee” unless they could give us a receipt. We weren’t getting anywhere, the
Laotian immigration officers were insistent that we pay and we really had no
choice since we were in the middle of nowhere.
When we agreed to pay, they started to give me
trouble because my Spanish passport, which had my visa for Laos, didn’t have an
exit stamp from Cambodia. We tried
to explain that the exit stamp was in my US passport next to my Cambodian visa,
but they insisted that the exit stamp from Cambodia needed to be in the same
passport that I was using to enter Laos.
We thought the Laos border should only be concerned with whether I had a
valid passport and a valid visa for Laos.
They have nothing to do with Cambodia so why should they be concerned
with where my Cambodian exit stamp is?
Either way, I had both passports there to show them my exit stamp as
well as my visa. However, they
advised that I had to purchase another Laos visa for my US passport. They just wanted more money. We asked if they’d honor the fact that
we’d already paid for a visa at the embassy and place another one in my US
passport, but they wouldn’t agree.
With the language barrier and because they don’t recognize multiple
nationalities, we weren’t getting anywhere and the discussion was getting out
of control. I found myself yelling
and swearing at an immigration officer; never expected I’d do that…it’s just
very frustrating when the other person doesn’t want to try to understand your
logic or point of view.
We weren’t going to spend another $45.00 for a
new visa for Laos when I had a perfectly valid one in my Spanish passport, so
we walked back to the Cambodian border agent, explained the situation, and
requested that he put an exit stamp in my Spanish passport. He made a phone call and agreed to do
it, for another dollar. Fine,
better to pay this guy another dollar than pay the other guy $45.00 for a new
visa.
Meanwhile, Chris had kindly been holding the bus
so we wouldn’t get stranded. We
got back on and drove a few minutes before we were told we were transferring to
a truck that would take us to the boat.
The transfer was included in our bus ticket but the boat would be $2.00
more. We thought we were paid all
the way through to Don Det (the largest of the 4,000 islands). There were about 20 of us and 20 or
more backpacks piled in the back of the truck, all wondering if we were going
to make it to the island. We
headed down a bumpy road and a few minutes later when we were covered in
several layers of dirt, we arrived to the water’s edge and boarded a small
wooden boat, leaving our backpacks behind nervously on another boat. We began to pull away from the shore
and our luggage, but soon after the luggage was not far behind.
A few minutes later, we pulled up to
the dock at Don Det. We asked
which way to the bridge to Don Khon, where we were hoping to stay, and were
told at first it was about an hour’s walk (through the dark). The second person we asked told us 30
minutes. We weren’t sure whom to
believe since both were trying to get us to stay on Don Det at one of their guesthouses. We decided to take our chances and
walk.
We walked down the main street, a dirt road lined
with restaurants along the river, and then turned down a dark road through the
rice fields. The walk turned out
to be about an hour. We’d gotten
so used to the fact that in India people always tell you the place you’re
looking for is closed or it’s too far away that we didn’t actually think the
neighboring island would be that far.
We finally reached the bridge and the sign for Pan’s Guesthouse, but by
the time we arrived, there was only one room available and it was $30.00. Pan sent us next door to her friend’s
place, which we took for $6.00 a room.
I just wanted to put my backpack down and take a shower. My feet were covered in dust and I’d
cut my toe on the rocks in the road (I wasn’t prepared for such a strenuous
walk in the dark so I was wearing flip flops). The water in the shower was ice cold and wasn’t draining
properly. I didn’t sleep well
because the bed sunk in the middle, I could feel the springs in the mattress
poking me, and it got quite cold.
Then, the rooster outside started crowing at about 5:00 am followed by
construction not long after.
Needless to say, the last 16 hours or so had not been a good start to
Laos and I was hoping we’d find a new bungalow for the next three nights.
No comments:
Post a Comment