Cambodia – Lazy Beach
Llegamos a Sihanoukville a las 6:00 am y apenas pudimos bajarnos del autobús porque había muchos conductores de tuk tuk bombardeándonos para llevarnos a la ciudad o a la playa. Cogimos nuestras mochilas y de mala gana negociamos con varios conductores de tuk tuk para ir a la casa de huéspedes y restaurante Seahorse, cerca de la oficina de reserva de Lazy Beach. La oficina aún estaba cerrada, así que caminamos a la única cafetería y tienda de conveniencia abierta las 24 horas para usar el baño y desayunar algo. Cruzando la calle, hombres de mediana edad totalmente borrachos y con cerveza en la mano salían tropezando del único bar que todavía estaba abierto desde la noche anterior. Definitivamente era uno de esos bares que escuchas acerca de ellos pero que no quieres ver, frecuentado por hombres europeos buscando una noche con una chica asiática con la mitad de su edad. Christiane y Chris habían llegado la noche anterior y nos advirtieron que Sihanoukville era una ciudad de mala muerte.
Cuando nos sentamos en el patio de la tienda de conveniencia a comer el desayuno, vimos un show en el canal de National Geographic sobre la cocina mexicana y los dos comenzamos a desear comida mexicana ... ¿dónde están los huevos rancheros cuando uno los necesita? En el momento en que terminamos de comer, todavía teníamos un par de horas antes de que el barco para Koh Rong Samloem (la isla donde se encuentra Lazy Beach) saliera, así que llamé a mi hermana para ponernos al día y Juan Pablo preguntó en torno a los boletos de autobús de regreso a Phnom Penh, donde iríamos después de nuestro fin de semana en la isla. También hicimos un viaje a la embajada de Vietnam para obtener nuevas visas. Christiane y Chris nos comentaron de un lugar en el sur de Laos llamado 4.000 islas, así que decidimos ir con ellos y luego ir a Vietnam. Así que como hemos estado retrasando las fechas, nuestra visa vietnami actual expirará antes de que salgamos de Vietnam, por lo que sacamos otra. Vamos a obtener la visa de Laos cuando estemos en Phnom Penh.
Nos encontramos con Christiane, Chris, y Rob en la oficina de reserva de Lazy Beach donde esperamos hasta la hora de abordar la pequeña embarcación. El viaje a la isla tomó cerca de dos horas. Al ir entrando en la bahía por la parte posterior de la isla, no pudimos evitar sonreír. El agua era azul claro, la arena casi blanca y la playa estaba vacía, sólo se veían unos pocos bungalows a lo largo del borde de la arena. Era uno de esos lugares de ensueño.
Uno de los propietarios salió a el muelle para darnos la bienvenida. Caminamos por la playa hasta el restaurante para tomar una copa y registrarnos. Estábamos bastante hambrientos así que ordenamos el almuerzo antes de llevar nuestras mochilas al bungalow. La comida estaba deliciosa. Habíamos decidido que los cinco compartiríamos un bungalow por lo que este paraíso sólo nos costaría 6 dólares por persona por noche, incluido el transporte desde y hacia Sihanoukville. Esto es increíble ...
Nos cambiamos a nuestros trajes de baño y bajamos a la playa para nadar en el mar. El agua estaba tranquila y refrescante. Christiane y yo nos sentamos en la playa mientras los chicos jugaban con un gallito que Chris había comprado en Battambang.
Después de la puesta del sol, nos fuimos a bañar y luego al restaurante a cenar. Todavía estábamos bastante llenos del almuerzo, así que tratamos de ordenar lo que pensamos que sería porciones más pequeñas. Una vez más, la comida era deliciosa. Después de la cena, jugamos a un juego del Tabú. Chris y yo, a pesar de que tuvimos un comienzo lento, la ganamos a Christiane, Juan Pablo y Rob. Tratamos de no presumir demasiado.
Al día siguiente, después de un desayuno delicioso y enorme, nos dirigimos a través de la selva en busca de la playa al otro lado de la isla. Habíamos oído que era una caminata fácil de 20 minutos.
Hacia mucho calor y estaba húmedo, pero valía la pena totalmente. Cuando las palmeras se fueron abriendo y después de caminar a través de una hierba alta, nos encontramos, una vez más, con la arena, en una hermosa playa de arena blanca en una tranquila bahía.
Un perro negro nos recibió y nos estuvo ladrando mientras acomodábamos nuestras cosas en la arena. Rápidamente se hizo nuestro amigo e incluso se sentó en nuestra manta de playa hasta que lo movimos.
Al poco tiempo estábamos todos en el agua. Hubo algunas medusas pero el agua era tan clara, que era fácil mantenerse lejos de ellas. Mientras estábamos en el agua rodeados por la increíble bahía y con la playa detrás de nosotros, hablamos de quedarnos un día más. Probablemente fue una de las decisiones más fáciles que hemos tenido que hacer. Era tranquilo y absolutamente hermoso. ¿Quién hubiera pensado que habría una playa como está en Cambodia? Sólo nos decepcionamos un poco cuando un barco con un grupo de turistas entro a la bahía. Nuestro nuevo amigo canino les ladró por un tiempo, quizás también con la esperanza de que se fueran.
Nos sentamos en el agua hasta las 2:00 pm cuando nos dio hambre y regresamos a través de la selva a Lazy Beach. Después del almuerzo, me uní a los chicos en el juego de bádminton hasta que me fui al muelle a escribir y ver el atardecer. La velada consistió en otra comida deliciosa y un juego de Clue.
A la mañana siguiente, nos levantamos de la cama más tarde de lo previsto y nos dirigimos través de la selva de nuevo a la bahía al otro lado de la isla. Nos quedamos agradablemente sorprendidos de encontrar la playa vacía. Estuvimos dentro del agua durante horas y luego hicimos un picnic en la arena. El mar era aún más tranquilo que el día anterior y no había señal alguna del barco de turistas. Me aproveché de la paz y tranquilidad y tomé una siesta. No podíamos creer que estuviéramos solos en la playa. Desafortunadamente, había rumores de que la isla ha sido comprado por un resort y muy pronto esta bahía ya no estará tan desierta. Todos estábamos felices de haber venido aquí antes de que se llene de turistas del resort . El único problema de este lugar es que la basura de los barcos de pesca locales tiende a llegar a la orilla. Nos tomó un tiempo recoger la basura.
Alrededor de las 3:00 pm, Christiane, Chris y Rob decidieron regresar a Lazy Beach para jugar al bádminton. Juan Pablo y yo nos quedamos a disfrutar de este hermoso paisaje un poco más de tiempo. Antes de iniciar nuestro regreso vimos cómo la marea bajaba y encontramos pequeños cangrejos corriendo en la arena mojada.
De regreso en Lazy Beach, pedí un batido de piña y me relajé en la terraza mientras que Juan Pablo se unió al juego de bádminton. Después de ducharnos, disfrutamos de nuestra última cena y noche en Lazy Beach, un paraíso de verdad.
Cambodia – Lazy Beach
We arrived to Sihanoukville at 6:00am and could barely get off the bus there were so many tuk tuk drivers bombarding us to take us to town or to the beach. We got our backpacks and begrudgingly negotiated with several tuk tuk drivers to take us to the Seahorse Guest House and Restaurant near the Lazy Beach booking office. It was still closed so we walked over to the only 24-hour café and mini-mart to use the bathroom and get some breakfast. Across the street, drunken middle-aged men with beer in hand were stumbling out of the only bar that was still open from the night before. It was definitely one of those shady places you hear about but hope not to come across that European men frequent looking for a night with an Asian girl half their age. Christiane and Chris had arrived the night before and warned us that Sihanoukville was a dive.
As we sat in the patio in front of the mini mart eating our breakfast, we watched a show on the National Geographic Channel about Mexican cuisine and we both began to crave Mexican food…where are the huevos rancheros when you need them? By the time we finished eating, we still had a couple of hours before the boat for Koh Rong Samloem (the island where Lazy Beach is located) was scheduled to leave so I called my sister to catch up and Juan Pablo asked around about bus tickets back to Phnom Penh after our weekend on the island. We also made a trip to the Vietnam Embassy to get new visas. Christiane and Chris told us about a place in Southern Laos called the 4,000 islands so we have decided to go with them and then head into Vietnam later. Since we’re pushing out the dates, our current visa will expire before we plan to leave Vietnam, so we applied for a new one. We’ll get the visa for Laos when we are in Phnom Penh.
Chris, Christiane, and Rob met us at the Lazy Beach booking office where we waited until it was time to board the small boat. The trip to the island took about two hours. As we pulled into the bay around the backside of the island, we couldn’t help but smile. The water was clear, the sand was light, and the beach was empty, dotted with only a few bungalows along the edge of the sand. It was one of those places you dream about.
One of the owners came out onto the pier to welcome us. We walked up the beach to the restaurant for a drink and to check in. We were pretty hungry so we ordered lunch before taking our backpacks to the bungalow. The food was delicious. The five of us had decided to share a bungalow so this paradise was only costing us $6.00 each per night, including transport to and from Sihanoukville. This was unbelievable…
We changed into our swimsuits and went down to the beach for a swim. The water was calm and refreshing. Christiane and I sat on the beach while the guys played with the shuttlecock that Chris had bought in Battambang.
After the sunset, we went in to take a shower and then went over to the restaurant for dinner. We were all still pretty full from lunch so we tried to order what we thought would be smaller portions. Again, the food was delicious. After dinner, we played a game of Taboo. Chris and I, although we had a slow start, beat Christiane, Juan Pablo and Rob. We tried not to boast too much.
The next day, after a scrumptious and huge breakfast, we headed through the jungle in search of the beach on the other side of the island. We’d heard it was an easy 20-minute walk.
It was hot and humid, but totally worth it. As the palm trees cleared, and after walking through some tall grass, we met the sand once again and found ourselves on a beautiful white sand beach in a serene bay.
A black dog came to greet us and barked at us as we set our things down in the sand. He warmed up to us quite quickly though and even sat on our sheet until we made him move.
It wasn’t long before we were all in the water. There were some jellyfish but the water was so clear, it was easy to steer clear of them. As we stood in the water surrounded by this amazing bay and with the beach behind us, we all discussed staying another day. It was probably one of the easiest decisions we’ve had to make really. It was quiet and absolutely gorgeous here. Who would have thought there would be a beach like this in Cambodia? We only became a bit disappointed when a boat pulled into the bay with a group of day-trippers. Our new canine friend barked at them for a while, perhaps also hoping that they’d go away.
We sat in the water until about 2:00pm when we got hungry and made our way back through the jungle to Lazy Beach. After lunch, I joined the boys briefly for badminton before I sat on the deck to write and watch the sunset. The evening consisted of another delicious meal and a game of Clue.
The next morning, we rolled out of bed later than we had planned and headed through the jungle again to the bay on the other side of the island. We were pleasantly surprised to find the beach empty. We hung out in the water for hours and then had a picnic on the sand. The sea was even calmer than the day before and there was no sign of any day-trippers. I took advantage of the peace and quiet and took a nap. We couldn’t get over the fact that we were alone on the beach. Unfortunately, there were rumors that the island had just been bought by a resort and soon this bay wouldn’t be so secluded. We were all happy to have come here before it’s over run by resort guests. The only blemish of this place was that the garbage from local fishing boats tends to wash up on the shore. We took some time to pick up trash.
Around 3:00 pm, Christiane, Chris, and Rob decided to head back to Lazy Beach to play badminton. Juan Pablo and I stayed behind to enjoy this beautiful landscape for a little while longer. We watched the tide go out and found small sand crabs scurrying around in the wet sand before we made our way back to the other side of the island.
I ordered a pineapple shake and lounged on the deck while Juan Pablo joined the badminton game. We all took turns in the shower and enjoyed our last dinner and night at Lazy Beach, true paradise.
No comments:
Post a Comment