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India – Allepey
Por lo mañana cogimos un taxi y nos llevo al aeropuerto de Mumbai. Después de tantos trenes y camiones, era raro subirnos a un avión para viajar dentro de India. Un par de horas más tarde, aterrizamos en el aeropuerto de Kochi, una ciudad que se encuentra una hora al norte de Allepey. Salimos del aeropuerto y cogimos el camión hacia la central de autobuses de Kochi. El amigo que cobraba nos pregunto que a dónde íbamos y nos sugirió no ir hasta la central de camiones, nos indico donde bajarnos y nos señalo, más o menos, donde esperar el camión con dirección Allepey.
Cuando nos bajamos dónde el amigo nos había indicado, ya estaba lloviendo, así que corrimos al primer techo para cubrirnos. Con mucha confusión sobre dónde coger el siguiente camión y bajo la lluvia, empecé a caminar y preguntar hasta que un tipo de un cuartito de lámina me dijo que no me preocupara, que ahí donde estábamos parados, estábamos bien y el nos iba a decir cuando llegara el camión. Dicho y hecho a los cinco minutos se paró un camión cerca de nosotros y el amigo salió corriendo de entre las láminas y me señalo que ese era nuestro camión.
Nos subimos para encontrar muchas caras de sorpresa, porque en este tipo de camiones no es común que los turistas viajen, especialmente una tan rubia como la Flaca. El camión tenía unos plásticos para cubrir las ventanas, pero no tenía vidrios, así que cuando la lluvia se puso más dura, no hubo más remedio que cerrar los plastiquitos y disfrutar de los olores de los pasajeros, ya se imaginarán.
Paso una hora y llegamos a la central de Allepey. No teníamos mucha idea hacia donde caminar, pero ya teníamos la reservación de nuestra casa de huéspedes. Después de negociar un poco con varios tuk tuks, cogimos uno y en unos cuantos minutos, cruzamos el río y llegamos a Ashtamudi Home Stay (www.ashtamudihomestay.com).
El dueño nos recibió y nos enseño nuestra habitación. Era una casa que de dos pisos. La planta baja era de cemento, tenía un par de habitaciones y la cocina. La planta superior tenía unas cuatro o cinco habitaciones hechas y divididas por bambús con una sala de estar bastante grande.
Para cuando nos terminamos de acomodar en a la casa de huéspedes, ya era muy tarde para ir a ver casas-barco para navegar entre los canales de Kerala, así que la Flaca hizo algunas llamadas y vio algunas fotos de casas-barco en internet, con la idea de tener mayor información para negociar al mañana por la mañana. Yo mientras platicaba con los otros turistas que se estaban hospedando en la casa de huéspedes. Había tres de Israel, uno de Nueva Zelanda y dos británicos. Ellos nos compartieron su experiencia en los canales, que también nos ayudaría a negociar.
Los canales de Kerala son un sistema fluvial formado por la intersección de cinco ríos con la corriente del mar Arábigo, además incluye cinco lagos. Se extienden de forma paralela a la costa Malabar por más de 900 kilómetros. Es un gran ecosistema que alberga miles de especies de fauna y flora. Su belleza y peculiaridad han convertido esta región de India en un imán para los turistas.
Por la mañana el dueño de la casa de huéspedes y un amigo de él, nos llevaron hasta el puerto para ver casas-barco y negociar. Cabe mencionar que es la primera vez que la Flaca se subía a una motocicleta; yo no lo sabía y hasta que me lo conto entendí su cara de preocupación en el trayecto.
Vimos cuatro casas-barco y después de negociar, decidimos quedarnos con la segunda. No era de súper lujo, pero tampoco las peorcita. Regresamos a la casa de huéspedes para empacar y cogimos un tuk tuk a la estación de tren para ver si podíamos cambiar nuestro boleto de tren hacia Bangalore para un día antes. Iba a salir muy caro así que decidimos quedarnos un día más en Allepey para seguir relajándonos. Regresamos a la casa de huéspedes y nos fuimos al puerto.
Abordamos nuestra casa-barco un poco después del medio día. Con nosotros iban el capitán y el cocinero. Al ir alejándonos del puerto y navegando por el canal principal, el cual está bastante ancho, empezamos a ver todas las casas que están en la orilla. Hay pueblos enteros a la orilla del canal. Habían unas casas construidas sobre pilotes y otras bajo el nivel del agua, corriendo el riesgo de que el canal se desbordara e inundarse.
Otra cosa que nos impresiono es que hay gente lavando ropa, duchándose, lavando los platos y hasta lavándose los dientes en los canales, y en esta misma agua es donde hacen sus necesidades fisiológicas y donde vienen a parar todas las aguas negras de las casas, hoteles y casas-barco. Es increíble que haya tanto turismo y que aun así, no se destine nada del dinero a construir infraestructura que ayude a la población local a tener mejores condiciones de vida.
En fin, seguimos adelante relajándonos y disfrutando del paisaje que cada vez era más bonito; sin embargo, la cantidad de casas-barco nos recordó al Nilo, donde todos los pequeños cruceros van navegando en una larga fila.
Por la tarde, decidimos contratar una pequeña canoa para hacer un tour por los canales más estrechos y ver más de cerca la forma de vida de la comunidad local. Caminos de tierra que pasan entre las casas y entre el agua y las casas sirven para que la gente vaya de un lado a otro. Como siempre, los niños al vernos, sonreían y nos saludaban.
Al regresar a la casa-barco, ya estaba obscureciendo, el sol ya se había ocultado entre la vegetación y solo quedaba un poco de luz que se colaba entre los árboles. El capitán y el cocinero nos esperaban con la cena lista. Cenamos y al poco tiempo empezó a llover, rayos y truenos acompañaban al agua. Todavía no era muy tarde cuando sentimos la presión del capitán que ya quería dormirse; la estancia y comedor de la casa-barco es donde él y el cocinero duermen, así decidimos irnos a nuestra a habitación.
Para las ocho de la mañana ya estábamos comiendo el desayuno y disfrutando de nuestro último paseo en los canales de Kerala.
A las 9:30 desembarcamos. De regreso en la casa de huéspedes, la Flaca hizo un par de llamadas para darse un masaje ayurvédico y mientras yo me fui a un cibercafé.
La Flaca les platicara un poco del masaje:
No sabía que esperar al ir hacia el masaje. Sin embargo, sabía que la región de Kerala es conocida en el mundo por sus centros tratamiento y masajes Ayurvédicos, así que debe ser una buena experiencia. Teniendo en cuenta que la medicina Ayurvédica a menudo incorpora hierbas en sus tratamientos, imaginaba que sería algún tipo de masaje a base de hierbas.
Al entrar al cuarto, la mujer hindú que me iba a dar el masaje me pidió que me desvistiera, procedimiento estándar cuando te das un masaje, pero ella se refería a toda la ropa. Me dio unos calzones de papel blanco y me ayudo a ponérmelos estratégicamente. Después me pidió que me sentara en un banco y que dejara mi pelo suelto (lo traía en cola de caballo). Empezó a verter aceite en la parte de arriba de mi cabeza y empezó a masajearla. Procedió hacer masaje facial. Cuando termino, me pidió que me acostara en la mesa boca abajo. Aun estaba un poco incomoda. En casa, te dan una cobija bonita para cubrirte las partes de tu cuerpo que no están masajeando. El resto del masaje incluyo más aceite. Una vez que vertió el aceite sobre mí y me dio masaje de pies a cabeza, era hora de voltearme. Me refiero, a que me va a dar masaje del otro lado. Me sentí un poco como el pavo de Día de Acción de Gracias y no pude relajarme completamente porque seguía preguntándome que pasaría a continuación y si podría bañarme antes de regresar a la casa de huéspedes.
Al terminar, fui guiada al baño y la masajista me trajo dos cubetas de agua caliente. He tomado varios baños de cubetazo pero no creo que ella haya entendido que yo sabía cómo hacerlo, así que me empezó a bañar. Me sentí como una niña chiquita siendo bañada por su mama, un poco extraño al principio pero humilde al final. Me lavo el cabello, me des enjaboné, y me dio unas tollas para secarme. Se salió del cuarto (para darme un poco de privacidad?) y me vestí. El masaje y la experiencia en general fueron muy buenos, solo no sabía en lo que me estaba metiendo.
Cuando la Flaca me alcanzo en el cibercafé fuimos a dar una vuelta por Allepey. Caminamos por varias calles pero concluimos que no había mucho que ver así que fuimos a comer y regresamos a comer a la casa de huéspedes donde nos encontramos con los chicos de Israel y platicamos con ellos.
En nuestro último día en Allepey, nos levantamos tarde y después de comer algo, cogimos un colectivo y nos fuimos a la “playa secreta,” una playa que nos recomendaron los amigos de Israel que al parecer era un lugar paradisiaco que estaba increíble y no había nada de gente. El recorrido en el colectivo duro una media hora; nos bajamos y caminamos unos 10 minutos por una calle hasta que llegamos a la playa. Todo parecía ser como nos lo habían platicado, no había mucha gente y se veía muy bonita; sin embargo, cuando empezamos acercarnos vimos que tenía algo de basura. Una vez que encontramos un sitio para sentarnos y disfrutar el día, las moscas no nos dejaban de molestar y de repente nos llegaba un olor de aguas negras…ya no era tan paradisiaca.
Estuvimos tirados ahí un rato, espantándonos las moscas. Después decidimos cambiarnos de lugar pero la cosa no mejoro mucho. Al paso de una hora y cacho, decidimos regresar a la casa de huéspedes.
Una vez de regreso en Allepey, arreglamos nuestras cosas y cogimos un tuk tuk para ir a la estación de tren. Nuestro siguiente destino es Bangalore, donde conoceremos a los papas de nuestro amigo Vishal.
India – Allepey
We got a taxi in the morning that took us to the Mumbai airport. After so many trains and buses, it was weird to board a plane to travel within India. A few hours later, we landed at the airport in Kochi, a city one hour North of Allepey. We left the airport and got on a bus toward the bus station in Kochi. The man charging us asked us where we were going and suggested not to go all the way to the bus station, he indicated to us where we needed to get off and he showed us, more or less, where to wait for the bus traveling toward Allepey.
When we got off the bus where the guy had indicated, it was now raining, so we ran for cover under the nearest roof. With much confusion about where to catch the next bus, I began to walk and ask around in the rain until a guy from a small corrugated tin shop told me not to worry because here where we were standing, we were in the right place, and he was going to tell us when the bus arrived. Sure enough, five minutes later, a bus stopped near us and the guy came running out of from among the corrugated tin sheets and signaled to us that this was our bus.
We got on to find many surprised faces, because it is not common for tourists to travel on this type of bus, especially one as blonde as la Flaca. The bus had plastic shades to cover the windows, but it didn’t have glass, so when the rain started coming down harder, there was no other remedy but to close the plastic shades and enjoy the smell of the passengers, you can imagine.
An hour passed and we arrived to the station in Allepey. We didn’t have much of an idea in which direction to walk, but we had a reservation in a hostel. After negotiating a little with various tuk tuk drivers, we got in one and in a few minutes, we crossed the river and arrived to Ashtamudi Home Stay (www.ashtamudihomestay.com).
The owner greeted us and showed us our room. It was a house with two stories. The first floor was made of cement, it had a pair of rooms, and the kitchen. The second floor had about four or five rooms made of and divided by bamboo with a living area that was fairly large.
By the time we finished settling in to the hostel, it was too late to go and see houseboats to navigate through the backwaters of Kerala, so la Flaca made some calls and looked at some photos of houseboats online, with the idea of having as much information as possible to negotiate the following morning. Meanwhile, I talked with the other tourists that were staying in the hostel. There were three from Israel, one from New Zealand, and two from the UK. They shared their experience on the backwaters, which would also help us negotiate.
The backwaters of Kerala are a network of channels formed by the intersection of five rivers with the current from the Arabian Sea, and also include five lakes. It extends parallel with the coast of Malabar for more than 560 miles. It is a large ecosystem that is home to thousands of plant species. Its beauty and peculiarity have transformed this region of India into a magnet for tourists.
In the morning, the owner of the hostel and a friend of his took us to the port to see houseboats and negotiate. I should mention that this was the first time that la Flaca rode on a motorcycle; I didn’t know this and it wasn’t until she told me that I understood her worried face during the journey.
We saw four houseboats and after negotiating, we decided to go with the second. It wasn’t super luxurious, but it wasn’t the worst either. We returned to the hostel to pack and get a tuk tuk to the train station to see if we could change our train tickets to Bangalore for one day earlier. It was going to be very expensive so we decided to stay another day in Allepey to continue relaxing. We returned to the hostel and went to the port.
We boarded our houseboat a little after noon. With us went the captain and the chef. As we left the port and navigating through the main canal, which was fairly wide, we began to see all of the houses that are at the edge of the water. There are entire villages at the edge of the canal. There were some houses built on top of stilts and others below the level of the water, running the risk that the canal would overflow and flood the house.
Another thing that caught our attention was that there were people washing clothes, bathing, washing dishes, and even brushing their teeth in the canals, and they go to the bathroom and the grey water from each home, hotel, and houseboat is deposited in the same water. It is incredible that there is so much tourism and even so, none of the money goes to build infrastructure that would help the local population have better living conditions.
Anyway, we continued forward relaxing and enjoying the scenery which became more beautiful each moment; however, the number of houseboats reminded us of the Nile, where all the small cruises navigate down the river in one long line.
In the afternoon, we decided to hire a small canoe to take a tour through the narrower canals and to see the life of the local community up close. Dirt roads that run between the houses and between the water and the houses allow the people to go from one side to the other. As always, upon seeing us, the children smiled at us and greeted us.
Upon returning to the houseboat, it was already getting dark, the sun had already set between the vegetation and only a little bit of light was left coming through the trees. The captain and the chef were waiting for us with dinner ready. We ate and soon it began to rain, thunder and lightning accompanied the water. It wasn’t very late when we felt pressure from the captain who wanted to sleep; the deck and dining area of the houseboat was where he and the chef sleep, so we decided to go to our room.
By eight in the morning we were already eating breakfast and enjoying our last journey through the backwaters of Kerala.
At 9:30 we left the houseboat. Back at the hostel, la Flaca made some phone calls to make an appointment for an Ayurvedic massage and meanwhile, I went to an internet café.
La Flaca will tell you a little bit about the massage:
I didn’t know what to expect, really, going into the massage. However, I knew that the Kerala region was known around the world for its Ayurvedic treatment centers and massages, so it should be a good experience. Considering that Ayurvedic medicine often incorporates herbs in its treatments, I imagined that it would be some sort of herbal massage.
Upon entering the room, the Indian woman who was going to be my masseuse asked me to remove all of my clothing, standard procedure when you have a massage, but she meant everything. She handed me white paper panties and helped me strategically place them. She then asked me to sit on a stool and let my hair down (I had it tied in a ponytail). She began to pour oil onto the top of my head and started to massage it into my hair. She then proceeded to give me a head and facial massage. When this was complete, she asked me to lie face down on the table. I was still a bit uncomfortable. Back home, they give you a nice blanket to cover the parts of your body that they are not currently massaging. The rest of the massage included more oil. Once she had poured oil over me and massaged me from head to toe, it was time to baste, I mean massage, my other side. I felt a bit like the Thanksgiving turkey and couldn’t completely relax because I kept wondering what was going to happen next and if I was going to be able to shower before going back to the hostel.
Sure enough, I was led into the bathroom and my masseuse brought me two buckets of hot water. I had taken several bucket showers before but I don’t think she understood that I knew what to do so she began to bathe me. I felt like a small girl being bathed by her mother, it was a bit strange at first but humbling in the end. She washed my hair, I rinsed off, and she handed me some cloths to dry off. She then left the room (to allow me some privacy?) and I got dressed. The massage and experience in general was actually quite nice, I just hadn’t known what I was getting myself into.
When la Flaca joined me in the internet café, we went for a stroll around Allepey. We walked through various streets but concluded that there wasn’t much to see so we went to eat and returned to the hostel where we found the travelers from Israel and we talked with them.
On our last day in Allepey, we got up late and after eating something, we caught a local bus and went to the “secret beach,” a beach that our friends from Israel recommended that was apparently a paradise that was incredible and where there weren’t any people. The journey on the bus lasted about half an hour; we got off, and walked about 10 minutes on a road until we arrived to the beach. Everything appeared to be like they had said, there weren’t many people and it looked very pretty; however, when we began getting closer we saw that there was quite a bit of garbage. Once we found a place to sit and enjoy the day, the flies would not stop bothering us and suddenly it smelled of sewage…it wasn’t such a paradise anymore.
We lay there for awhile, scaring away the flies. Later we decided to move spots but it didn’t get much better. About an hour later, we decided to return to the hostel.
Once we were back in Allepey, we arranged our things and got a tuk tuk to the train station. Our next destination is Bangalore, where we will meet our friend Vishal’s parents.
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