Laos – Nong Khiaw & Muang Ngoi
Tuvimos un comienzo
tempranero para nuestro viaje por el río a Nong Khiaw. El barco saldría a las
8:30 am. Preparados con sándwiches, la mochila con las cámaras y sólo una de
nuestras mochilas grandes (dejamos la otra en la casa de huéspedes en Luang
Prabang), esperamos cerca de la orilla del agua a la pequeña embarcación de
madera que sería nuestro transporte por las próximas 7 horas. Yo había visto
fotos de donde nos estábamos metiendo, así que anticipaba dolor en el trasero
más o menos a la mitad de camino. Cuando nos paramos a la orilla del río, hubo
un rayo de esperanza, porque vimos una embarcación de madera con lo que parecía
asientos de coche atornillados a las tablas del suelo, pero por supuesto, no
era nuestra embarcación. El nuestro fue la embarcación tradicional con una sola
fila de asientos de madera a cada lado coloca tan cerca que si se tiene las
piernas largas, no estoy seguro de dónde se ponen las rodillas y los pies. Por
suerte, nuestra embarcación se estaba llenando tan rápido que trajeron otro más
y ofrecí a moverme a la otra con menos personas. Íbamos Juan Pablo y yo, un par
de chicas de Nueva Zelanda, y una mujer del norte de Europa - no recuerdo de
dónde era.
Subimos y salimos a motor
más allá de la península de Luang Prabang hacia el río Nam Ou. Nuestro destino
final era un pueblo llamado Muang Ngoi, pero esto requeriría una parada y lo
más probable pasar una noche en Nong Khiaw debido a los tiempos en que las
embarcaciones salen cada día.
El río Nam Ou era menor e,
inevitablemente, más limpio que el Mekong que tiene mucho tráfico (aunque este
viaje por el río se ha vuelto muy popular entre los mochileros y supongo que
habrá más tráfico cada año). Está rodeado de montañas de piedra caliza haciendo
el viaje impresionante y dramático hacia las aldeas más remotas del norte de
Laos.
Nos cruzamos con muchos
lugareños cultivando sus parcelas de tierra a lo largo del río, pescando desde
sus barcos, o bañándose en el río. También varios búfalos de agua.
Como era de esperar, no pudimos
llegar a nuestro destino sin algunas paradas por que el motor se apagaba, una
parada para tratar de descifrar que era lo que estaba mal con el motor y otra para
ir al baño. La ida al baño, por supuesto, fue al aire libre.
Para cuando llegamos a Nong
Khiaw, era evidente que había necesidad de encontrar un lugar para pasar la
noche debido a que el último barco a Muang Ngoi, un recorrido de tan sólo una
hora en el río, ya se había ido.
Encontramos un lugar cruzando
el puente al otro lado del río con una ducha de agua caliente y disfrutamos de
una agradable cena en uno de los pocos restaurantes a lo largo del camino.
A la mañana siguiente, fui
hasta el muelle para comprar nuestros billetes de barco, mientras que Juan
Pablo terminaba de prepararse. Él me encontró cruzando del puente en Delilah’s,
donde desayunamos. Los dos pedimos granola, fruta, yogur, té, y luego caminamos
hasta el muelle para esperar a que la embarcación a Muang Ngoi saliera a las 11:00
am. La primera embarcación ya estaba llena de gente local. Le pregunté a un compañero
mochilero a dónde se dirigía y dijo que a Muang Ngoi pero que estaban trayendo
otro barco para nosotros. Vimos llegar a otro, los turistas que se bajaban estaban
muy mojados ... preocupante. Nos embarcamos y vimos que cargaban la parte
trasera con mochilas y metieron a tanta gente como pudieron.
No mucho tiempo después de partir,
el fondo de la embarcación comenzó a llenarse de agua.
Hubo algunos gritos en laosiano
entre el conductor y los lugareños en la parte posterior del barco. Nos movimos
hacia la orilla y cuando nos íbamos deteniendo, entró más agua. Rápidamente
cogí la mochila de las cámaras, pero ya estaba mojada en la parte inferior.
Tenía la esperanza de que la lente en el interior no se hubiera mojado. Durante
el resto del viaje, no pude dejar de preocuparme por nuestra mochila en la
parte posterior de la embarcación. Los lugareños estaban moviendo varias de las
mochilas y no estaba segura donde estaba la nuestra. Era la imitación de The
North Face que compramos en Hanoi por lo que dudo que sea impermeable y mi
diario, así como la cámara, estaba en el compartimiento inferior de la mochila.
Nos detuvimos un par de
veces más para que se bajaran algunos lugareños y cada vez que desaceleraba, el
fondo se llenaba con varios centímetros de agua. Cuando llegamos, vi a un
hombre que sacaba su mochila, completamente mojada. Juan Pablo fue por la
nuestra, cruce los dedos...estaba seca.
Subí las escaleras antes que
Juan Pablo para ver algunas casas de huéspedes. Había mucha gente en la embarcación
y quería estar segura de conseguir una buena habitación. El lugar que queríamos estaba apenas dentro de nuestro presupuesto
si nos comprometimos a dos noches, pero después de preguntar acerca de los horarios
del barco, sabíamos que sólo podía quedarnos una noche para asegurarnos de que llegaríamos
a Luang Prabang con tiempo para coger el autobus a Vientiane. Continuamos buscando
otra habitación, dándonos cuenta conforme pasabamos de un lugar a otro, que
todos eran más baratas debido a que el primer lugar era el único que ofrecía
agua caliente. Nos instalamos en un lugar con vistas al río, donde la señora
dijo que podía proporcionar un balde de agua hervida. Yo estaba desesperada por
lavarme el pelo por lo que necesitaba el agua caliente.
Nos fuimos a almorzar en un restaurante con vistas al río. La vista era preciosa.
Después de la comida, dimos un paseo por el pueblo y me encontré con la escuela primaria y un campo abierto, el cual parece que es donde los niños juegan al fútbol. Estaba rodeado por montañas cubiertas de bosques. Dos niños llegaron corriendo con papalotes. Nos sentamos en el centro del campo por un rato y luego decidimos seguir nuestro paseo para explorar un poco más.
Nos encontramos con tierras
de cultivo y algunas vacas antes de regresar para tratar de ver el atardecer. Llegamos
muy tarde; mientras caminábamos de regreso, el sol se ocultó detrás de las
montañas. De todas formas, regresamos a nuestra casa de huéspedes para
sentarnos en el balcón y disfrutar la vista del río. Me lavé el pelo y luego
nos fuimos por algo para cenar.
Al día siguiente, nos
enteramos de que sólo había una embarcación que salía por la mañana de regreso
a Nong Khiaw. No estábamos seguros de que podíamos hacer el regreso a Luang
Prabang en un día así que decidimos tomar la embarcación de la mañana. Teníamos
la esperanza de quedarnos en Muang Ngoi hasta la tarde y luego dormir en Nong
Khiaw, para poder ir a caminar en los alrededores por la mañana, pero no sería
posible. En ves de esto, decidimos tratar de regresar a Luang Prabang hoy y
tomar una caminata alrededor de Luang Prabang mañana antes de coger el autobús
por la noche a Vientiane.
Durante el viaje de regreso
a Nong Khiaw, fui salpicada con agua en un par de veces, pero nuestra mochila
llegó seca. Nos dirigimos a la estación de autobuses y teníamos la opción de ir
en tuk tuk todo el camino a Luang Prabang ahora, o esperar un par de horas para
un microbús por 10.000 kip (unos 1,25 dólares) más por persona. La opción de
tuk tuk se estaba llenando rápidamente y no teníamos prisa hoy, además de la
idea de ir inhalando polvo durante todo el trayecto no era muy atractiva, por
lo que Juan Pablo accedió a esperar el minibús. Caminamos de regreso a la
ciudad para tomar una copa y usar el Wi-Fi en Delilah’s. En el camino, nos
encontramos con un niño y niña jugando y lo que parecía como coqueteo. No tenían
más de 3 o 4 años. Al igual que todos los chicos de por aquí, nos gritaron:
"Sabaidee" (hola) y sonrieron. Eran adorables.
Poco después del mediodía,
un hombre entró en Delilah’s y preguntó si íbamos a
Luang Prabang. Él era nuestro conductor, todas los boletos para su minibús se
vendieron y estaba listo para salir. Tomamos nuestras cosas y nos subimos. Recogimos
unas cuantas personas más y estábamos en camino. Unas horas más tarde,
estábamos en Luang Prabang, pasando el tuk tuk que había salido de Nong Khiaw a
las 11:00 am.
Laos – Nong Khiaw & Muang Ngoi
We had an early morning start on our river
journey to Nong Khiaw. The boat
was due to leave at 8:30 am. Ready
with sandwiches, our camera bag and just one of our larger backpacks (we’d left
the other behind at the guesthouse here in Luang Prabang), we waited by the
water’s edge for the small wooden boat that would be our transportation for the
next 7 hours. I’d seen pictures of
what we were getting ourselves into so I anticipated a sore bottom about half
way through the day. As we stood
at the edge of the river, there was a glimmer of hope as we saw a wooden boat
with what looked like car seats bolted to the floorboards, but this of course
was not our boat. Ours was the
traditional riverboat with a row of single wooden seats on each side placed so
close together that if you had long legs, I’m not sure where you’d put your
knees and feet. Luckily, our boat
was filling up so fast that they brought another over and I volunteered us to
transfer to the other boat with just a few more people. It was Juan Pablo and I, a couple of girls
from New Zealand, and a Northern European woman – I can’t remember where she
was from.
We climbed inside and motored beyond Luang
Prabang’s peninsula onto the Nam Ou River. Our ultimate destination was a village called Muang Ngoi,
but this would require a stop and most likely an overnight stay in Nong Khiaw
due to the times the boats leave each day.
The Nam Ou River was smaller and inevitably
cleaner than the well-trafficked Mekong (although this river trip has become
quite popular for backpackers and I expect there will be more boats with each
year). It’s surrounded by
limestone mountains making for an impressive and dramatic journey into the more
remote villages of northern Laos.
We came across many locals farming their plots of
land along the river, fishing from their individual boats, or bathing in the
river. A few water buffalo also
walked by.
True to form, we couldn’t make it up the river
without a few engine shutdowns and a pit stop to decipher what was wrong with
the engine and to take a potty break.
A potty break au natural of course.
By the time we reached Nong Khiaw, it was certain
we’d need to find a place for the night because the last boat to Muang Ngoi,
only an hour’s more ride on the river, had already left.
We found a place across the bridge on the other
side of the river with a hot water shower and enjoyed a nice dinner at one of
the few restaurants down the road.
The next morning, I went to the dock to get our
boat tickets while Juan Pablo finished getting ready. He met me across the bridge at Delilah’s for breakfast. We both had granola, fruit, yogurt and
tea, then walked to the dock to wait for the boat to Muang Ngoi, due to leave
at 11:00 am. The first boat was
already filled with locals. I
asked a fellow backpacker where it was headed and he said to Muang Ngoi but
that they were bringing another boat for us. We watched another arrive; the tourists exiting the boat
seemed to be very wet…worrisome.
We boarded and watched as they loaded the back with backpacks and
squeezed as many people on as they could.
There was some yelling back and forth in Lao
between the driver and the locals at the back of the boat. We pulled over and as the boat slowed
down, it filled with more water. I
quickly picked up the camera bag but it was already wet on the bottom. I was hoping the lense inside didn’t
get wet. For the rest of the trip,
I couldn’t help but worry about our backpack at the back of boat. The locals were moving several of the
backpacks around and I wasn’t sure where ours was. It was the North Face knockoff we’d bought in Hanoi so I
doubt it is waterproof and my journal as well as my camera was in the bottom
compartment of the backpack.
We stopped a few more times to let off some
locals and each time we slowed, the bottom filled with water several inches
deep. When we arrived, I watched
one guy pull out his bag, completely wet.
Juan Pablo went to get ours, my fingers were crossed…it was dry.
I went up the stairs ahead of Juan Pablo to check
out some guesthouses. There were a
lot of people on the boat and we wanted to be sure to get a good room. The place we wanted was just within our
budget if we committed to two nights, but after asking about the boat times, we
knew we could only stay one night to ensure we would make it back to Luang
Prabang before our bus leaves to Vientiane. We continued on to find another room, realizing as we went
from place to place, that they were all cheaper because the first place was the
only one that could offer hot water.
We settled into a place overlooking the river where the lady said she
could provide a bucket of boiled water.
I was in desperate need of washing my hair.
After lunch, we took a walk through town and came
across the primary school and an open field where it appears that the kids play
soccer. It was surrounded by
forest-covered mountains. Two kids
came running with kites. We sat in
the middle of the field for a bit and then decided to take a walk to explore a
little further.
We came across farmland and cows before we turned
back to try to catch the sunset.
It was too late; as we walked back, the sun went behind the
mountains. We returned to our
guesthouse anyway to sit on the balcony and look at the river. I washed my hair and then we went down
the road for some dinner.
The next day we found out that there was only a
boat leaving that morning back to Nong Khiaw. We weren’t sure we’d make it all the way back to Luang
Prabang in one day so we decided to take the morning boat. We were hoping to stay in Muang Ngoi
until the afternoon and then sleep in Nong Khiaw so that we could perhaps hike
around this morning, but it would not be possible. Instead, we’d try to make it back to Luang Prabang today and
take a trek around Luang Prabang tomorrow before we get on the night bus to
Vientiane.
During the ride back to Nong Khiaw, I was sprayed
with water a few times, but our stuff made it back dry. We walked to the bus station and had
the option of getting on a tuk tuk all the way back to Luang Prabang now, or
wait a couple of hours for a minibus for 10,000 kip (about $1.25) more per
person. The tuk tuk option was
filling up fast and we weren’t in a hurry today, plus the thought of breathing
dust the whole way wasn’t very appealing, so Juan Pablo agreed to wait for the
minibus. We walked back into town
to have a drink and use the Wi-Fi at Delilah’s. On the way, we came across a little boy and girl playing and
what looked like flirting. They
weren’t older than maybe 3 or 4 years old. Like all the kids around here, they yelled, “Sabaidee”
(hello) to us and smiled. They
were adorable.
A little after noon, a guy came into Delilah’s
and asked if we were headed to Luang Prabang. He was our driver, all the tickets for his minibus were sold,
and he was ready to leave. We
grabbed our things and hopped in.
We picked up a few more people and were on our way. A few hours later, we were in Luang
Prabang, passing the tuk tuk that had left Nong Khiaw at 11:00 am.
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