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Octavos de Final e Independencia de Bahia
Ya la lluvia era presagio de que algo no andaba bien y así fue, un par de días después, Brasil perdió y salio de la Copa del Mundo. Teníamos la esperanza de llegar a Río a ver los cuartos de final y la semifinal en la playa de Copacabana, donde nos habían platicado se juntaba una multitud.
El cielo muy nublado y gris nos recibió en Salvador. Llegamos por la tarde y la lluvia caía con intensidad. Al acercarme al escritorio de información turística y preguntar sobre como llegar a la ciudad, pude ver, en la computadora del que me atendía, que no iba a parar de llover durante nuestra estancia y lo que nunca, el reporte del clima fue correcto.
Es malo llegar a una ciudad desconocida cuando esta nublado y lloviendo, porque no se puede apreciar del todo. Es como que la lluvia y las nubes generan interferencia en los sentidos y uno no sabe si siente buena o mala vibra por este nuevo lugar.
Salimos del aeropuerto a esperar el camión a la ciudad; sin embargo, un taxista, nos convenció de compartir el taxi con otra pareja, de esta forma el costo bajaba de 50 a 15 reais por persona. Nuestro destino, el Hotel Arthemis, esta localizado en la ciudad antigua, es decir, el barrio de Pelourinho.
Salvador esta en la bahía de Todos los Santos en el estado de Bahía. El barrio de Pelourinho es uno de los barrios mas antiguos y es un barrio colonial. Con una vista privilegiada, por estar en la parte alta de una colina, se puede, cuando no esta nublado, ver toda la bahía y gran parte de la ciudad.
Llegamos a nuestro hotel/hostal que esta en el piso mas alto de un edificio que luce como de finales de los 70’s, nos instalamos y salimos a buscar Internet y a cenar. La lluvia seguía, así que bien protegidos, iniciamos nuestro camino. Al doblar la esquina nos encontramos con la plaza Terreira de Jesús, donde se encuentra la catedral. Al lado derecho esta plaza se conecta con el Cruzeiro de Sao Francisco, que es otra pequeña plaza con una bellísima iglesia al final. Esta ultima era la que iluminada se veía mas llamativa. Así que caminamos en esa dirección.
Al irnos acercando encontramos un restaurante donde decidimos cenar y descubrimos que en Salvador cobran por la música y el pan que te traen a la mesa, aunque no hayas pedido ninguno de los dos. Al salir del restaurante la lluvia había parado; esto nos dio la esperanza de que mañana amaneciéramos sin lluvia.
Amaneció y la lluvia había vuelto. Desde la terraza del hotel, donde tomábamos “el café de mañana” como le llaman acá en Brasil al desayuno, lamentábamos la vista que no podíamos apreciar, por lo nublado del cielo. Aun con este cielo totalmente cerrado, la esperanza silenciosa de tener buen clima mañana, que es el festejo de la independencia del estado de Bahía y el partido de Brasil, seguía viva.
Cambiamos el plan, ajustándolo a la lluvia. Decidimos ir a museos y teatros. Definimos la ruta, cogimos las chamarras y salimos. Visitamos un mueso donde tenia una exposición en la que usando cinco formas diferentes mostraban el fútbol en la sociedad. Un poco rara y, sin ser un artista ni sociólogo, creo que puedo ser mucho mas interesante, sobre todo en este país. En otro museo encontramos una exposición de mascaras, estatuas y otros artefactos de las diferentes culturas africanas que han tenido influencia en Brasil.
Para nuestra sorpresa, después de que comer, la lluvia paro. Salimos en busca de la iglesia de Nuestro Señor de Bonfim (la cual es la mas famosa de las iglesias católicas de Salvador) y de un fuerte y faro desde donde, leímos, la vista de la bahía y la ciudad son muy bonitas. Casi una hora en el trafico de Salvador, en un camión donde tuve que “echarle aguas” (ayudar) al chofer en una calle muy angosta, llegamos a la colina donde se encuentra la iglesia.
Salimos de la iglesia hacia el fuerte, un poco desorientados caminamos hacia el sur y al norte, hasta que un señor nos dio algunas direcciones. Luego nos perdimos otra vez y una chica en un restaurante nos regreso al camino correcto. Hasta que por fin, después de unos 15 minutos y un poco preocupados por la lluvia que veíamos venir, dimos con el fuerte. Lo que leímos era medio cierto; la vista desde el fuerte era muy bonita, a pesar de las nubes grises, pero el faro fue decepcionante.
Volvimos al barrio de Pelourinho justo a tiempo para ir al teatro a ver un espectáculo presentado por la compañía de baile folklórico de Bahía. En seis diferentes bailes la compañía intenta mostrar la cultura de Bahía y su influencia africana y en un menor grado europea.
El show inicio con un cuadro de Candomblé (una religión Africana, en la cual la danza y la música son dos elementos principales), donde mostraban a través del baile los diferentes aspectos de la personalidad de cada divinidad.
El segundo cuadro fue una danza, donde parándose sobre carbones encendidos y con palos encendidos en las manos, el bailador venera al dios del Fuego. Siguió la danza del pescador, el cual todavía se puede ver en algunas playas de Bahía. Los pecadores y sus esposas piden protección y buena pesca al dios del Mar, Iemanja.
Continuaron con el Maculele. Esta danza fue bailada por los esclavos en la época colonial para celebrar el final de la cosecha de cana de azúcar. Siguió el Capoeira, que como antes había explicado es una mezcla entre danza y artes marciales que llego a Brasil de Angola. El ultimo acto fue la famosa Samba.
Al salir del teatro la lluvia había vuelto.
El viernes nos despertamos con la música de las bandas que, para nuestra sorpresa, desde muy temprano, iban marchando al lado del hotel. No llovía, pero parecía que no tardaba en empezar. Nos arreglamos y salimos rumbo al escenario/pantalla que habían colocado en una de las calles de Pelourinho.
Un minuto en la calle y el agua volvió a caer. Al caminar por las calles solo se escuchaban las radios y televisiones sintonizadas al futbol. La gente que no pudo llegar o entrar hasta la pantalla se acomodaba afuera de comercios o casas para ver la tele.
Al principio todo era buen animo, especialmente después del gol brasileño, pero el resultado ya todos lo conocemos. Ahora nosotros tuvimos que meternos a un restaurante porque la lluvia era mas fuerte.
Yo esperaba ver a la gente triste y cabizbaja, pero nada de eso. La fiesta de Independencia siguió y aunque llovía, la gente reía y bebía en la plaza.
Por la tarde la lluvia paro por momentos y salimos a ver lo que parecía un pequeño desfile. Aprovechamos que el agua ya no caía para conocer mas de este barrio colonial.
Nuestro ultimo día, otra vez nos levantamos con la esperanza de que la lluvia hubiera parado, pero nada. Nos tomamos nuestro tiempo arreglándonos. Salimos para comer en el mercado Modelo, donde probamos la moqueca de camarón. Este plato, típico de Brasil, que consiste en una caldo con camarones y se acompaña con arroz, frijoles y yuca seca en polvo.
Por la tarde tuvimos la intención de ir a un museo pero estaba cerrado, así que nos fuimos a otro restaurante a ver el futbol España vs Paraguay.
Terminamos nuestra estancia en Salvador en el bar Zulu. El dueño nacido en Mozambique, criado en Sudáfrica, y vivido en Europa, a conseguido una mezcla interesante de comida mediterránea y criolla, incluyendo platillos vegetarianos. Ahí conocimos y platicamos un rato con Martin, un ingles que viaja solo por todo Latino America.
Mañana nos vamos a Río donde esperamos tener mas suerte con el clima.
The rain was a sign that something wasn’t right, and a few days later, Brazil lost and was out of the World Cup. We had hoped to arrive to Rio to see the quarterfinals and the semifinals on the beach in Copacabana, where we had been told a lot of people join together to watch the game.
A very cloudy and grey sky welcomed us to Salvador. We arrived in the afternoon and the rain was pouring down with intensity. Upon reaching the tourist information desk to ask how to get to the city, I could see on the computer screen of the person helping me, that it was not going to stop raining during our stay, and the weather forecast was right.
It’s not good to arrive to an unknown city when it’s cloudy and raining because you can’t appreciate everything the city has to offer. It’s as if the rain and the clouds generate interference with your senses and one doesn’t know if he or she feels a good or bad vibe from this new place.
We left the airport to wait for the bus to the city; however, a taxi driver convinced us to share a ride with another couple, this way reducing the cost from 50 to 15 reais per person. Our destination, Hotel Arthemis, was located in the old part of the city, a neighborhood called Pelourinho.
Salvador is on the bay of Todos los Santos (All the Saints) in the state of Bahia. Pelourinho is one of the oldest neighborhoods and is a colonial neighborhood. With a privileged view, due to the fact that it is located on a plateau, one can see, when it’s not cloudy, the entire bay and a large part of the city.
We arrived to our hotel/hostel which is located on the highest floor of the tallest building that looks to be from the 70s, we settled in and then went out in search of internet access and dinner. The rain continued, so well covered, we started our search. On turning the corner, we found a plaza called Terreira de Jesus, where we found a cathedral. To the right of the plaza is the Cruzeiro de Sao Francisco, which is another small plaza with a beautiful church at the far end. This last church was lit in such a way that it was the most impressive. So, we walked in that direction.
As we got closer we found a restaurant where we decided to eat dinner and we discovered that in Salvador they not only charge for live music but also the bread that they bring to the table, even if you have not asked for either. Upon leaving the restaurant the rain had seemed to stop so we hoped that tomorrow we’d wake up to a clear sky.
We woke up the next morning and the rain was back. From the hotel terrace, where we ate our “café de manha,” which is what they call breakfast in Brazil, we lamented the view we could not appreciate due to the cloudy sky. Even with the sky covered in clouds, the silent hope lived on that the weather would be nice tomorrow, which is the celebration for the Independence Day of the state of Bahia and for the Brazil game.
We changed our plan, adjusting it to the rain. We decided to go to some museums and the theater. We figured out our route, grabbed our raincoats and went out. We visited a museum that had an exposition that using five different mediums, illustrated soccer in society. A little strange, and without begin an artist or sociologist, I think it could have been more interesting, especially in this country. In another museum we found an exposition of masks, statues, and other artifacts from different African cultures that had influence in Brazil.
To our surprise, after eating lunch, the rain stopped. We went out in search of the church of our Lord of Bonfim (the most famous of the catholic churches in Salvador) and a fort and lighthouse that, we read, had a great view of the bay and the city. About an hour in the traffic of Salvador, in a bus where I had to help the driver see through a very narrow street, we arrived to the peninsula where the church is located.
We left the church in route toward the fort; a little disoriented we walked toward the south and then the north until a man gave us some directions. Later we got a little lost again and another girl in a restaurant got us back on the right path. About 15 minutes later, and a little worried because of the rain we could see coming, we found the fort. What we had read about this place was half right, the view from the fort was pretty, apart from the clouds, but the lighthouse was disappointing.
We returned to Pelourinho just in time to go to the theater to see a show presented by the Bale Foclorico da Bahia (Folkloric Ballet company of Bahia). In six different dances, the company tries to illustrate the culture of Bahia and the influence from Africa and on a smaller level, Europe.
The show began with a Candomblé piece (an African religion in which dance and music are two principal elements) that demonstrated through dance the different personalities of each god.
The second piece was a dance where on top of heated coals and with sticks of fire in his hands, the dancer worships the god of Fire. The dance of the fisherman followed, which can sometimes still be seen on the beaches of Bahia. The fisherman and their wives ask for protection and a good fishing season from the god of the Sea, Iemania.
The show continued with the Maculele. This piece was danced by the slaves during the colonial period to celebrate the end of the sugar cane harvest. Next was Capoeira, which as I explained before is a mix of dance and martial arts that arrived to Brazil from Angola. The last act was the famous Samba.
Upon leaving the theater, the rain was back.
On Friday we awoke to music from bands that, to our surprise, from early in the morning, were marching by the hotel. It wasn’t raining but it appeared that it would not be long until it would start. We got ready and went toward the large screen that had been set up in one of the streets of Pelourinho.
One minute in the street and the water began to fall again. As we walked through the streets you could hear the radios and televisions synchronized to the soccer game. The people that couldn’t reach or enter the area where the large screen was started to accumulate outside the stores and houses to watch the television.
At first everyone was in a good mood, especially after the first Brazilian goal, but you all know how it ended. We had to get inside a restaurant now because the rain was starting to fall harder.
I expected to see the people around us sad with their heads hanging low, but there was none of that. The Independence celebration continued and even with rain, the people laughed and drank in the plaza.
In the afternoon the rain stopped for a few moments and we went to see what seemed to be a small parade. We took advantage of the fact that the water was no longer falling from the sky to get to know more of this colonial neighborhood.
Our last day, we awoke again with hopes that the rain would have stopped, but no. We took our time getting ready. We left the hotel to go to Modelo Market for lunch, where we tried moqueca with shrimp. Moqueca is a typical Brazilian dish that consists of a shrimp stew accompanied by rice, beans, and dried yucca crumbs.
In the afternoon we had the intention of going to a museum but it was closed, so we went to another restaurant to watch the Spain vs. Paraguay soccer game.
Our stay in Salvador ended at Bar Zulu. The owner was born in Mozambique, grew up in South Africa and has lived in Europe, so has created an interesting mix of Mediterranean and Creole food. There, we met and chatted for a while with Martin, an English guy who is traveling alone through all of Latin America.
Tomorrow we travel to Rio where we hope to have better luck with the weather.
excelentes fotos ardilla y jen!
ReplyDeleteexcelentes aventuras!!
ánimo viajeros, que ni la lluvia ni nada les merme ese espíritu trotamundos...
un fuerte abrazo y sólo buena vibra desde españa!
joaquín
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