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Centro, Cristo Redentor, Pão de Azúcar, Playa y Jardín Botánico
Muy temprano por la mañana salimos, de un Salvador donde seguía la lluvia, con rumbo a Río de Janeiro, esperando que las nubes no nos siguieran para que pudiéramos disfrutar de la ciudad y de la playa.
Llegamos a São Sebastião do Río de Janeiro (San Sebastian del Río de Enero) y después de un transcurso de 45 minutos en camión y 6 cuadras caminando encontramos nuestro hostal, situado en la zona de Ipanema, a una cuadra de la playa del mismo nombre. Comimos algo mientras terminaban de limpiar nuestros aposentos, que en esta ocasión se resumían a un cuarto con tres literas, una de estas 6 camas era para la Flaca otra para mi. Compartíamos dormitorio con otra americana, un americano, un brasileño y un australiano.
Una vez acomodados, nos pusimos nuestros trajes de baño y salimos hacia la playa. Caminamos un poco antes de encontrar un lugar donde acomodarnos. Al ir caminando, vimos lo que ya esperábamos, los hombres usan un traje de baño muy pequeño y las mujeres usan el “filo dental”, ósea la tanga. No teníamos problema con esto hasta que una señora ya de mayor edad y con varios kilitos de mas se levanto y también traía este tipo de traje de baño. Hasta la fecha tengo pesadillas con esta imagen.
Otra cosa que notamos es que la gente estaba sentada en dirección de los edificios en vez de viendo al océano. Al principio no entendíamos porque, pero en unos segundos entendimos que era porque el sol estaba en esa dirección. Viniendo de la costa oeste uno esta acostumbrado a que el atardecer es el sol ocultándose en el océano y acá, en la costa este de America, el sol se oculta hacia la tierra.
La noche continuo su rumbo cotidiano y como nos habíamos levantado muy temprano, después de la ducha y cena decidimos dormirnos, hasta como las 2:00 am, mas o menos, cuando el amigo australiano inicio una horrible serenata de ronquidos. Me desperté sin saber donde estaba, solo pensando darle un par de almohadazos para que se callara.
A una hora mas decente, nos preparamos para irnos a dar una vuelta al centro de Río. Conocimos el Teatro de la Ciudad, la Catedral Metropolitana con sus impresionantes vitrales, el edificio de PetroBras y otros edificios, plazas y parques. Dentro de esta ultima categoría, visitamos el Campo de Santana. Es un parque histórico, ya que aquí se proclamo la independencia, pero muy tétrico también. No solo por la cantidad de gatos, patos horribles y unos roedores, como ratas gigantes, sino también por los árboles grandes y que algunos de ellos viejos, que no se si por el smog han tomado un todo grisáceo que le dan un aspecto fantasmagórico.
Por la noche fuimos al barrio de Lapa a cenar. Así que después de caminar por debajo del antiguo acueducto y perdernos un poco, encontramos el restaurante Mangue Seco, donde, de acuerdo con el pizarrón informativo del hostal, iba a ver música Bossa Nova.
El amigo roncon esta noche no dio concierto, así que pudimos dormir mejor y la Jen no tuvo necesidad de mentarle la madre a nadie.
Por la mañana, tomamos el típico “café de mañana” y salimos rumbo al cerro del Corcovado donde esta el famoso Cristo Redentor, uno de los símbolos de Río. La estatua situada a poco mas de 700 metros (snm) tiene una altura de 30 metros, sin incluir el pedestal que mide otros 8 metros.
Aunque no se termina hasta 1931, la idea de este monumento fue para conmemorar el centenario de la independencia de Brasil.
La vista de la ciudad desde los pies del Redentor es increíble. El Atlántico, Copacabana, Leblon, Ipanema en la mano derecha, y en la izquierda esta el centro y la parte vieja, que incluye los barrios de Lapa y Sta. Teresa, muchas favelas, y el puerto en la bahía de Guanabara.
Después de, aprovechar la vista para comer nuestro almuerzo, viendo hacia Ipanema disfrutamos de nuestra bocadillo con jamón y un jugo de frutas recién preparado, bajamos para iniciar nuestro camino hacia el Pão de Azúcar.
Un colectivo, el metro y un taxi mas tarde, nos encontrábamos en el Pão de Azúcar, otro de los símbolos de esta ciudad Carioca. El bondinho del Pão de Azúcar, como se le conoce al teleférico, hace una primera parada en el morro de Urca, donde la vista es ya espectacular, pero solo una probadita de lo que es el Pão de Azúcar.
Con 396 metros de altura el Pão de Azúcar esta situado en la boca de la bahía de Guanabara. Este morro (como se le conoce a este tipo de montes o peñascos escarpados que sirven de marca a los navegantes en la costa) tiene las mejores vistas de la bahía y las playas del Atlántico. Además es vigilado por el Cristo redentor.
Subimos con la idea de disfrutar el atardecer, propuesta hecha por la Flaca, y aunque había una mezcla de smog con una ligera niebla, el paisaje no nos dejo de sorprender, aun cuando ya estaba totalmente obscuro.
Por la noche paramos en el súper, ya que para mantenernos dentro del presupuesto, hemos decidido que es necesario que algunos días cocinemos, además de prepararnos nuestros bocadillos con jamón para el almuerzo. Decidimos hacer esto especialmente en lugares donde el hospedaje es un porcentaje grande de nuestro presupuesto diario, como Río.
Dos símbolos brasileños, una parada en el súper y una caja de kleenex después regresamos al hostal para preparar de cenar y disponernos a dormir, esperando que mañana la gripa vaya a menos.
Día importante, hoy se enfrenta España a Alemania en la semifinal de la copa del mundo y la Flaca y yo estamos listos para ver el juego en la playa de Copacabana en el FIFA Fan Fest.
Pero antes, nos lanzamos a conocer el Jardín Botánico. Es un parque muy grande, que cuenta con una gran variedad de flora de diferentes partes del mundo, incluyendo un jardín de México donde muestran una variedad de cactus. Cuenta con un área donde tienen una extensa variedad de orquídeas, incluyendo a la que llaman “bailarina española.”
Caminamos por el jardín por unas dos o tres horas, en las cuales nos metimos en un camino de palmeras de diferentes tipos, visitamos el jardín japonés, la fuente central, el lago, y seguimos el pequeño arroyo que cruza el predio. El jardín es un lugar que como el Central Park en Nueva York, los cariocas visitan con sus familias, sus parejas o solos.
JP – vi el reloj que marca ya las 2:30 pm, y para mis adentros digo, “Ya Jennifer, deja de tomarle fotos a las plantitas y vámonos, si no, no llegamos a ver el futbol.”
Salimos del jardín con rumbo Copacabana. Nos paramos para comprar un par de cervecitas y un agua, que después nos tuvimos que tomar en 15 minutos porque no dejaban entrar con nada al FIFA Fan Fest. Ya adentro, encontramos un lugar y sentados en la playa empezamos apoyar a España como la mayoría de los ahí presentes.
Para alegría de toda la Familia Barrios, ósea la familia de Jen en Estados Unidos y España, la Furia Roja se impuso a los alemanes.
Este evento marco el final de nuestra estancia en Ipanema, ya que un par de días antes habíamos decidido mudarnos a un hostal en el barrio de Sta. Teresa, mas céntrico, con la intención de conocer mas esta zona de la ciudad.
Downtown, Christ Redeemer, Sugar Loaf, Beach and Botanical Garden
We left early in the morning, from a Salvador where the rain continued, en route to Rio de Janeiro, hoping that the clouds would not follow us so we could enjoy the city and the beach.
We arrived to São Sebastião do Rio de Janeiro and after 45 minutes in a bus and walking for 6 blocks we found our hostel, located in Ipanema, one block from the beach with the same name. We ate something while they finished cleaning our room, which in this case was a room with three bunk beds; one of the 6 beds was for La Flaca and another for me. We shared the dorm with another American girl, and American guy, a Brazilian, and an Australian.
Once situated, we put on our swimsuits and went to the beach. We walked for a bit before we found a place to settle. As we walked we saw what we had expected, the men wear a very small swimsuit (similar to a Speedo) and the women wear “dental floss,” or a thong. We didn’t have a problem with this until an older woman with a few extra pounds got up and was also wearing this type of swimsuit. To this day I still have nightmares with this image.
Another thing we also noticed was that everyone was sitting facing in the direction of the buildings, instead of looking at the ocean. At first we didn’t understand why, but a few seconds later we realized it was because the sun was setting in that direction. Coming from the West Coast we are used to the sun setting over the ocean and here, on the East coast of America, the sun sets over land.
The night continued as the daily routine usually does and since we got up really early, after a shower and dinner, we decided to go to sleep until around 2:00 am when our Australian neighbor began his horrible serenade of snoring. I woke up not knowing where I was, only thinking of throwing my pillow at him a few times to shut him up.
At a more reasonable hour, we got ready to go on a walking tour of downtown Rio. We saw the theater, Metropolitan Cathedral with its impressive stained glass windows, the PetroBras building and other buildings, plazas and parks. In this last category, we visited the Campo de Santana. It is a historic park, since here they proclaimed Brazil’s independence, but also seemed to be a haunted park. Not only for the quantity of cats, horrible ducks, and rodents that looked like giant rats, but also for the large trees, some of which although old, also appeared haunted because of their grayish color which may have been from the smog.
In the evening we went to the Lapa neighborhood for dinner. So after walking under the old aqueduct and getting lost a little, we found the restaurant Mangue Seco, where, in accordance with the information board at the hostel, there was Bossa Nova music.
Our snoring friend didn’t end up giving a concert tonight so we were able to sleep better and Jen didn’t have the need to kill anyone.
In the morning, we had the typical “café de manha” and we went out en route to el Corcovado where the famous Christ Redeemer is located, one of the symbols of Rio. The statue is situated a little more than 700 meters above sea level measures 30 meters high, without including the pedestal that measures another 8 meters.
Although it was not finished until 1931, this monument was created to commemorate the 100th anniversary of Brazil’s independence.
The view of the city from the feet of the Redeemer is incredible. The Atlantic, Copacabana, Leblon, Ipanema on the right hand, and on the left is downtown and the old part of Rio which includes the neighborhoods of Lapa and Santa Teresa, many favelas and the port, in the bay of Guanabara.
After taking advantage of the view to eat our lunch, looking over Ipanema and enjoying our ham baguette and a freshly prepared juice, we went down the hill to start our journey to Sugar Loaf.
A bus, a metro and a taxi later, we found ourselves at the base of Sugar Loaf, another symbol of this Cariocan city. The “bondinho” of Sugar Loaf, or as you know it the cable car, makes its first stop on top the Morro de Urca, where the view is already spectacular, but is just a taste of that of Sugar Loaf.
At 396 meters high, Sugar Loaf is situated at the mouth of the bay of Guanabara. This hill has the best views of the bay and the beaches of the Atlantic. Add to this the fact that it is watched over by the Christ Redeemer.
We went up with the idea of watching the sunset, an idea proposed by La Flaca (Jen), and although there was a mix of smog and light fog, the landscape didn’t fail to surprise us, even by the time it was totally dark.
At night we stopped at the supermarket, because in order to stay within the budget, we had decided it was necessary that on some days we cook, apart from preparing our baguettes of ham for lunch. We needed to do so particularly in places where the accommodation was a large percent of our daily budget, like in Rio.
Two Brazilian symbols, one stop in the supermarket, and a box of Kleenex later we returned to the hostel to prepare dinner and go to bed, hoping that tomorrow our colds would not be as strong.
Important day, today Spain confronts Germany in the semifinal of the World Cup and La Flaca and I are ready to watch the game from the beach of Copacabana at the FIFA Fan Fest.
But before, we went to see the Botanical Garden. It is a big park that has a large variety of flora from different parts of the world, including a Mexican garden where there is a variety of cactus. It also has a greenhouse with an extensive variety of orchids, including one that they call the “Spanish dancers.”
We walked through the garden for two or three hours, during which we walked along a row of different types of palm trees, visited a Japanese garden, the central fountain, a pond, and followed a small creek that crosses the park. The Botanical Garden, like Central Park in New York, is where the locals come with their families, partners, or alone.
JP – I looked at my watch that read 2:30 pm and thought to myself, “Enough Jennifer, stop taking photos of little plants and let’s go, if not, we won’t make it in time for the game.”
We left the garden en route to Copacabana. We stopped to buy a few beers and water, which we later had to drink in 15 minutes because they weren’t allowing anyone to bring anything in to FIFA Fan Fest. Once inside, we found our spot in the sand and started to root for Spain like most of the people there.
To the delight of the Barrios family, in other words Jen’s family in the States and in Spain, the Red Fury beat the Germans.
This event marked the end of our stay in Ipanema, since a few days ago we decided we would move to a hostel in Santa Teresa, more centrally located, with the intention of getting to know that area of the city better.
Que lugares! Que fotos!! Me gusta que pongan fotos donde salen ustedes. Besos
ReplyDeleteMe encanta recibir sus blogs, neta que son culturalmente divertidos !!! Si, mi carnala tiene razon pongan mas fotos donde salgan ustedes :)
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