Thursday, January 13, 2011

Indonesia: Bali III


(scroll down for English version)

Ubud

Mientras la Flaca se duchaba, yo, con café en mano, seguía incrédulo del lugar donde estábamos. Aquí, rodeado de campos de arroz y palmeras, todo de un verde brillante que parecía falso, la tranquilidad y el silencio predominaban; no se escuchaba el barullo de la ciudad que estaba a menos de diez minutos caminando.

Limpios y con lámpara en mano, porque el camino ya estaba obscuro, nos fuimos a buscar un restaurante para cenar. Encontramos uno no muy lejos, en la misma calle donde estaban todas las casas de huéspedes que unas horas antes habíamos visitado buscando lugar para quedarnos. Era un pequeño restaurante de comida indonesa, la comida buenísima.

A la mañana siguiente, nos sirvieron desayuno en la terraza de nuestro bungalow. Con el paisaje de los campos de arroz y palmeras que todavía no podemos creer, nos sirvieron una ensalada de frutas, para mi unos huevos estrellado y para la gordita de la Flaca, un hotcake de plátano, el mejor que ha comido en su vida. El plátano estaba rebanado a lo largo y dentro del hotcake; estaba feliz con su desayuno.


Bajamos del bungalow y nos metimos entre los campos de arroz. Cuando estuve en Liberia (África), ví algunos campos de arroz, pero nada como estos. Son muy grandes y tan verdes no dejo de admirarlos.


Salimos del arroz y cogimos dirección al Bosque Sagrado de Monos. Caminamos por unos 30 minutos y para cuando llegamos el calor era sofocante. Sin recordar que la Flaca traía una bolsa de plástico con fruta, nos acercamos a la entrada del bosque para comprar lo boletos, y un segundo después, un mono ya quería quitarle la bolsa. El animal se le aventó a la bolsa y con le hizo un hoyo, pero la Flaca alcanzo a jalar la bolsa. Por obvias razones, decidimos tirar la bolsa con su contenido.

Entramos al bosque donde además de haber monos por todos lados, había tres templos que nos interesaba ver: el templo principal, el templo de cremación y el templo de baño/ducha. Fuimos caminando un poco a la defensiva porque había momentos en que había varios monos cerca de uno y nunca se sabe que van hacer. Había monos bebes y viejos, jugando y peleando; estaban por todos lados.


Llegamos al templo principal, el cual encontramos “cerrado” o por medio de una donación extra podía estar abierto. La entrada principal estaba adornada con gárgolas de diferentes animales y otros ídolos. Decidimos verlo a través de las rejas; se veía un poco descuidado y sin mucho color. Seguimos el recorrido hasta que encontramos el templo de cremación, o mas bien la casita donde hacen cremaciones porque de templo no tiene mucho.


Con pocas expectativas de ver algo mas, seguimos recorriendo el bosque (seguíamos rodeados de monos) hasta que nos encontramos dos grupos muy grandes de turistas y fue donde dimos por terminada nuestra visita.

En la calle el calor estaba en pleno apogeo, por lo que decidimos parar en un restaurante y tomar un te para refrescarnos, y decidir nuestro siguiente lugar a visitar.

Ubud me ha sorprendido; habíamos leído y recibido comentarios de que era la capital espiritual y cultural de Bali, pero no esperaba lo que veía. En las calles hemos encontrado muchas galerías, cafés con exposiciones de pintura o fotografía y eventos musicales, además hay varios anuncios de los diferentes eventos de danza y baile que se presentan por las noches. Todos los templos, los cuales hay varios, tienen sus propios eventos por la noche. Al contrario de los otros lugares de Bali que hemos visto, Ubud a superado nuestras expectativas.

Después de refrescarnos un poco, decidimos ir al Palacio de Ubud, también conocido como Puri Saren Agung. Fue fundado en los primeros años de 1800s por Ida Tjokorda Putu Kandel. Con arquitectura típica balines, ahora es un centro de eventos artísticos.


Con algo de hambre, decidimos ir a buscar un lugar donde comer. Salimos del Palacio y para nuestra sorpresa, bueno mas bien para mi sorpresa, había un restaurante justo enfrente (del Palacio) que ofrecía Babi Gulin, un platillo típico de puerco asado. Es el único platillo balines que no he podido probar. El restaurante solo servia este platillo y parecía ser muy bueno porque estaba lleno de locales y turistas, los primeros en mesas bajitas y sentado en el suelo, los segundos en mesas altas y sentados en sillas, pero todos compartiendo mesa con extraños. La Flaca prefirió solo ver y comer en otro restaurante mas tarde. El platillo estaba buenísimo. El puerco cocinado al punto, se deshacía con el tenedor, con salsa picante y acompañado de arroz; solo me faltaron las tortillas.

Con la panza llena, tomamos dirección hacia los jardines botánicos, donde habíamos leído había un muy buen restaurante y la Flaca quería comer ahí. Caminamos por un buen rato bajo el sol quemante y el calor sofocante hasta que preguntamos y nos dijeron que el mapa que traíamos no era a escala y que faltaba como unos 45 minutos para llegar a los jardines. La Flaca ya estaba que me arrancaba una pierna del hambre así que decidimos regresar y encontramos un pequeño restaurante donde la Flaca comió otro platillo balines muy bueno que se llama Chap Chay, que es pollo con vegetales y arroz chino en una salsa a base de soya. Esta ha sido otra cualidad de Ubud que nos ha sorprendido, excelentes restaurantes con precios muy accesibles.

A media tarde caminamos hasta el bungalow, pero en el camino vimos que los del bungalow de al lado salían del área donde esta la piscina. Nos brillaron los ojitos de pensar en el agua fresca de la piscina. Aceleramos el paso para cambiarnos al traje de baño e iniciamos la búsqueda de la salvación para este calor. Con cervecita en mano, subimos las escaleras hasta encontrar la piscina rodeada de vegetación; era como estar en un spa, un lugar sensacional. El agua fresca nos devolvió el animo y las sonrisas.


Un par de horas mas tarde, íbamos con rumbo al Templo Pura Batukara para ver el Kecak, uno de los eventos musicales y de danza que nos había recomendado Courtney, una amiga de San Diego. El Kecak es una danza que es acompañada por música de voces (no hay instrumentos), llamada gamelan suara, que producen un centenar de hombres que rodean en un circulo a los danzantes. Los hombres se sientan, se paran, se acuestan y se mecen mientras en turnos de uno, van relatando la historia.

La historia es un fragmento del Ramayana. Comienza cuando el príncipe Rama y su esposa Sita llegan al Bosque de Dandaka acompañados por Laksamana, hermano de Rama. Rahwana es el malo de la historia, el cual a base de engaños separa a Rama de Sita y Laksamana, y mas tarde a estos últimos (Sita y Laksamana) para así secuestrar a Sita y llevarla a su palacio. Cuando Rama y Laksamana se dan cuenta de lo sucedido, inician la búsqueda desesperada de Sita. Hanoman, el mono blanco y un amigo de Rama, se une a la búsqueda. Al final de la historia, Rama y Laksamana rescatan a Sita mientras Sugriwa, el Rey de los monos y amigo de Rama, y sus tropas vencen a Meganada, hijo de Rahwana, y su tropa de demonios en una sangrienta batalla.


Una vez que termina el relato de la historia, los danzantes y los hombres dejan el escenario. Dos hombres hacen una fogata con cocos secos y otro que esta en un trance comienza a bailar y a patear los cocos. Después de patear los cocos que están en fuego, los otros dos hombres, cada uno con un rastrillo de jardín, vuelven acomodar los cocos en el centro y el hombre vuelve a patearlos. Nosotros estábamos en primera fila y en una de las ocasiones en que pateo los cocos, uno salio en dirección de la Flaca y si no es porque de un brinco se levanta de se silla, la falda se hubiera cogido fuego.


Saliendo del musical, nos fuimos a cenar a un lugar recomendado por el articulo, “36 horas en Bali” del New York Times. Es un restaurante famoso por sus costillas de puerco en salsa de barbacoa de nombre Naughty Nuri´s. Yo ordené las costillas y la Flaca un pollo (no puede comer mucho puerco). La comida tiene buen sabor, pero hay muchos restaurantes mejores que este en la ciudad. Lo recomendaría solo si alguien tiene una urgencia por comer comida no asiática.

Como el plato de la Flaca no era muy grande y cerraron la cocina a los pocos minutos que llegamos, tuvimos que pasar a otro restaurante antes de llegar al bungalow para que ella cenara algo más.

Por la mañana antes de salir hacia Legian, fuimos a visitar el templo de Pura Saraswati. Cuando llegamos nos dijeron que el templo estaba cerrado, pero después de caminar y tomar varias fotos del estanque loto y la entrada principal, encontramos una puerta en la orilla que estaba abierta y nos metimos.




El templo esta dedicado a la Saraswati, diosa del arte y aprendizaje. Detrás de la puerta, encontramos un patio muy grande con muchos altares para venerar a los diferentes dioses. El altar principal estaba decorado con muchas esculturas. Una persona estaba colocando ofrendas frente a todas las esculturas.


Regresamos al bungalow, cogimos mochilas, cargamos a Jaime, y salimos rumbo a los jardines botánicos. La idea era comer el almuerzo ahí y después dar una vuelta por los jardines. El restaurante estaba cerrado por lo que tuvimos que buscar otro restaurante y los jardines botánicos estaban algo descuidados. En algunas secciones, parecía que estábamos caminando en la selva. Lo mas llamativo fue la sección de orquídeas.

Nuestra siguiente parada, antes de Legian, fue en el templo de Taman Ayun. El templo no estaba muy lejos de Ubud, pero ni con mapa, ni con mapas de Google, ni con la poca ayuda de los letreros (que mas que ayudar confunden), pudimos llegar sin perdernos. Para resumir, en Bali para no perderse mucho, cada vez que hay una “Y” en la carretera, hay que bajarse a preguntar si uno va en la dirección correcta. (http://www.youtube.com/watch?v=dYi3eu0gvUM&feature=feedu)


En fin, llegamos al templo. Rodeado por un estanque de agua y con un increíble, muy grande y muy verde jardín que da la bienvenida a los visitantes. El templo perteneció al Imperio Mengwi. No se puede entrar donde esta el complejo principal que tiene muchas torres de diferentes tamaños, pero caminamos alrededor de este. También caminamos un poco por los jardines de alrededor. Como los otros templos y palacios que hemos visto, este también sigue el diseño de la arquitectura balines y los altares y otros edificios están decorados con esculturas en las fachadas.



De regreso en el camino, de manera milagrosa, encontramos la carretera hacia Legian, solo parando una vez para comprar una paleta helada y de pasada, conocer una gasolinera clandestina que vendía gasolina en botellas de vodka Absolute.


Una vez en Legian, nos registramos en el hotel, nos despedimos de Jaime, y preparamos nuestras cosas para salir mañana muy temprano hacia las Islas Gili.


Ubud

While la Flaca showered, I, with coffee in hand, continued in awe of this place. Here, surrounded by rice fields and palm trees, everything a bright green color that appeared false, the tranquility and silence took over; you couldn’t hear the noise of the city that was less than ten minutes away on foot.

Clean and with flashlight in hand, because the road was already dark, we went out in search of a restaurant for dinner. We found one not very far away, on the same street where all the guesthouses are where a few hours before we had been looking for a place to stay. It was a small restaurant with Indonesian food, very good food.

The next morning, they served us breakfast on the terrace of our bungalow. With the view of the rice fields and palm trees that we still couldn’t believe, they served us a fruit salad, for me some fried eggs and for the always hungry Flaca, a banana pancake, the best one she has eaten in her life. The banana was sliced and cooked inside the pancake; she was happy with her breakfast.


We left the bungalow and walked between the rice paddies. When I was in Liberia (Africa), I saw some rice fields, but nothing like these. These are very big and so green I can’t stop admiring them.


We left the rice and headed toward the Sacred Monkey Forest. We walked for about 30 minutes and by the time we arrived the heat was suffocating. Without remembering that la Flaca had a bag of plastic full of fruit, we went near the entrance to the forest to buy our tickets, and a second later, a monkey already wanted to take away her bag. The animal jumped toward the bag and made a hole in it, but la Flaca was able to pull it away. For obvious reasons, we decided to throw the bag and its contents away.

We entered the forest where in addition to monkeys everywhere, there were three temples that we were interested in seeing: the main temple, the cremation temple, and the bathing temple. We walked a little defensively because there were moments when there were several monkeys nearby and one never knows what they are going to do. There were baby monkeys and old monkeys, playing and fighting; they were everywhere.


We arrived to the main temple, which we found “closed” or with an extra donation it could be open. The main entrance was adorned with gargoyles and other idols. We decided to see it through the gates; it appeared a little run down and without much color. We continued along the path until we found the cremation temple, or better said the house where they performed cremations because there wasn’t much of a temple.


With little expectation of seeing much more, we continued walking through the forest (we continued to be surrounded by monkeys) until we found two very large groups of tourists and decided to finish our visit.

The heat in the street was at its strongest, so we decided to stop in a restaurant and have a tea to refresh ourselves, as well as decide upon the next place to visit.

Ubud has surprised me; we had read and heard commentary that it is the spiritual and cultural capital of Bali, but I didn’t anticipate what I was seeing. We have found many galleries along the streets, cafes with painting or photography exhibits and musical events, in addition to various advertisements for different dance performances that are presented in the evenings. All of the temples, of which there are many, have their own events each night. In contrast to the other places in Bali that we have seen, Ubud has surpassed our expectations.

After refreshing a little, we decided to go to the Ubud Palace, also known as Puri Saren Agung. It was founded in the early 1800s by Ida Tjokorda Putu Kandel. With typical Balinese architecture, it is now a center of cultural events.


A little hungry, we decided to find a place to eat lunch. We left the Palace and to our surprise, well to my surprise, there was a restaurant directly across (from the Palace) offering Babi Gulin, a typical dish with roast pork. It was the only Balinese dish that I hadn’t yet been able to try. The restaurant only served this dish and it appeared to be very good because it was full of locals and tourists, the first group at low tables and sitting on the floor, the second group at higher tables and sitting in chairs, but all sharing tables with strangers. La Flaca preferred to only look and eat at another restaurant later. The dish was excellent. The pork was cooked just right, it fell apart on the fork, with spicy sauce and accompanied by rice; I was only missing tortillas.

With a full stomach, we headed toward the botanical gardens, where we had read that there was a very good restaurant where la Flaca wanted to eat. We walked for a while under the scorching sun and the suffocating heat until we asked and were told that the map we had was not to scale and there was still about 45 minutes left before we would reach the gardens. La Flaca was ready to eat my leg so we decided to turn back and we found a small restaurant where la Flaca ate another very nice Balinese dish called Chap Chay, which is chicken with vegetables and rice in a soy based sauce. This was another quality about Ubud that has surprised us, excellent restaurants with very accessible prices.

We walked back to the bungalow mid afternoon, but on the way we saw that the people staying in the bungalow beside us were coming out of the area where there is a pool. Our eyes sparkled at the thought of the refreshing water of the pool. We sped up our pace in order to change into our swimsuits and we started our search for salvation from the heat. With beer in hand, we walked up the steps until we found the pool surrounded by vegetation; this place was like a spa, a sensational place. The cool water brought us back to life and brought smiles back to our faces.


A few hours later, we were headed to the Pura Batukara Temple to see Kecak, one of the music and dance performances that Courtney, a friend from San Diego, had recommended to us. Kecak is a dance accompanied by music of voices (there are no instruments), called gamelan suara, which is created by a hundred men that gather in a circle around the dancers. The men sit, stand, lie down and sway while they take turns telling the story.

The story is a section of the Ramayana. It begins when Prince Rama and his wife Sita arrive to the Dandaka Forest accompanied by Laksamana, Rama’s brother. Rahwana is the bad guy of the story, who misleads and separates Rama from Sita and Laksamana, and later separates Sita from Laksamana to then be able to kidnap Sita and take her to his palace. When Rama and Laksamana realize what has happened, they begin a desperate search for Sita. Hanoman, the white monkey and friend of Rama, joins them in their search. At the end of the story, Rama and Laksamana rescue Sita while Sugriwa, the King of the monkeys and friend of Rama, and his troops defeat Meganada, the son of Rahwana, and his army of demons in a bloody battle.


Once the story is told, the dancers and the men leave the stage. Two men create a fire with dried coconuts and another that has been in a trance throughout the performance begins to dance and kick the coconuts. After kicking the coconuts that are on fire, the other two men, each with a garden broom, push the coconuts back toward the center and the dancer kicks them again. We were in the front row and on one of the occasions where the dancer kicks the coconuts, one came flying toward la Flaca and if she hadn’t jumped up out of her seat, her skirt would have caught on fire.


Leaving the performance, we went to eat a place recommended by the article, “36 hours in Bali” from the New York Times. It is a restaurant famous for its barbecued pork ribs called Naughty Nuri’s. I ordered the ribs and la Flaca ordered chicken (she can’t eat very much pork). The food has good flavor, but there are many better restaurants in the city. I would only recommend it if someone is in urgent need of non-Asian food.

Since la Flaca’s plate wasn’t very big and they closed the kitchen a few minutes after we arrived, we had to go to another restaurant before arriving to the bungalow so she could eat something more.

In the morning before we left toward Legian, we went to visit the Pura Saraswati temple. When we arrived they told us that the temple was closed, but after walking around and taking several photos of the lotus pond and the main entrance, we found a side door that was open and we went inside.




The temple is dedicated to Saraswati, goddess of art and learning. Behind the door, we found a large patio with many altars to worship various gods. The main altar was decorated with many statues. A person was placing offerings in front of each of the statues.


We returned to the bungalow, grabbed our backpacks, loaded up Jaime, and went on toward the botanical gardens. The idea was to eat lunch there and then walk around through the gardens. The restaurant was closed so we had to find another restaurant and the botanical gardens were pretty run down. In some sections, it appeared that we were walking through the jungle. The best part was the orchid garden.

Our next stop, before Legian, was in the temple of Taman Ayun. The temple is not far from Ubud, but even with a map, with Google maps, and with the little help from the street signs (which instead of help, often confuse), we were not able to arrive without getting lost. To sum up, in order to prevent from getting too lost in Bali, each time there is a fork in the road, you have to get out and ask if you are going in the right direction. (http://www.youtube.com/watch?v=dYi3eu0gvUM&feature=feedu)


Anyway, we arrived to the temple. It is surrounded by a moat of water and an incredible, very large and very green garden that welcomes its visitors. The temple belongs to the Mengwi Empire. You cannot enter the main complex that has many towers of different sizes, but we walked all around it. We also walked a little through the gardens. Like the other temples and palaces that we have seen, this one also follows the traditional Balinese architecture and the altars and other buildings are decorated with statues on the facades.


On our way back, by some miracle, we found the road toward Legian, only stopping once to buy a popsicle and while we were there, we saw a black market gas station that sold gasoline in Absolute vodka bottles.


Once in Legian, we checked into the hotel, said goodbye to Jaime, and prepared our things to leave early tomorrow to the Gili Islands.

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