(scroll down for English version)
Sikkim
Por la mañana salimos con dirección al noreste, hacia Sikkim. Sikkim es una provincia donde son bastante celosos de su cultura y tradiciones, por lo que es necesario sacar un permiso especial para entrar. Así mismo, vamos a tener que cambiar de vehículo y chofer.
La carretera otra vez llena de curvas. De un lado siempre la montaña, mientras del otro los precipicios y el impresionante paisaje del valle.
Nuestra primera parada fue en un mirador para admirar en el fondo del valle la unión de los ríos Teesta y Rangeet. El tío Billu nos explico que en el recorrido de hoy, iremos hasta el suelo del valle donde veremos el río Testa, el cual nace en los glaciares de los Himalayas, por eso el color azul-verde. Mientras daba esta explicación y nos platicaba de Kalimpong, que es nuestra siguiente parada, me daba a probar una botana hindú a base de garbanzo, tomate, limón y sal, muy buena.
Una par de horas mas tarde llegamos a Kalimpong. En este pequeño poblado visitamos dos diferentes jardines botánicos/viveros y un museo de ciencias. El primero de los jardines botánicos, lo que mas nos llamo la atención fueron la cantidad de jardineras llenas de cactus de diferentes tipos y la vista del poblado. En el segundo, había muchas jardineras con diferentes flores, pero lo mas impresionante como se extendía el valle a nuestros pies, con el río Teesta en el fondo. El museo de ciencias era como el Museo del Niño en México, un museo interactivo que por medio de juegos explica efectos y teorías físicas.
Seguimos nuestro camino y llegamos a la frontera con la provincia de Sikkim donde tuvimos que bajar para sacar el permiso para poder pasar. Todos extranjeros necesitan el permiso. Cambiamos de coche y chofer y seguimos subiendo y bajando montañas hasta que llegamos a Gangtok, capital de Sikkim y lugar donde vamos a pasar las siguientes tres noches. Esta primera noche estábamos un poco cansados por el camino, así que decidimos pedir de cenar al cuarto y descansar. El tío Billu, como siempre, pidió puras cosas ricas de comer. La Flaca e Ivonne, que andaban medio delicadas de la panza, cenaron puro arroz blanco y unas papas sin picante.
La mañana siguiente inicio tranquilamente. Mientras el tío Billu sacaba mas permisos para que pudiéramos ir más al norte al lago Tsonge, que está entre las montanas, y para que él y su esposa pudieran ir a China, yo fui a la compañía de teléfonos celulares para ver porque el internet no funciona en el iPhone. De repente la Flaca llego por mí y me dijo que el tío Billu necesitaba unas fotos de nosotros para el permiso, y eran urgentes. Dejamos el problema del teléfono para más tarde y salimos a buscar donde sacar las fotos.
Con fotos en mano y casi corriendo, llegamos al hotel donde el tío Billu nos estaba esperando, llenamos unas formas, y entregamos todo. Durante la espera de los permisos, buscamos algunos monasterios para visitar. Encontramos uno donde los monjes cantan a las 3:30 pm. Para cuando los permisos estuvieron listos eran las 2:30 pm, a lo mejor si llegábamos. Cogimos dos taxis y salimos con rumbo al monasterio, pero decidimos parar en el Instituto de Investigación tibetano, por lo que no llegamos a los cánticos. Dentro del instituto encontramos muchas estatuas de Buda y algunos artefactos usados en ceremonias, y antiguos textos tibetanos. Cuando ya íbamos de salida, una familia le pidió a la Flaca que se tomara una foto con sus niños; no hay muchas rubias en esta región así que la Flaca llama la atención.
Con o sin cánticos, decidimos ir al monasterio Lingdum. Según el chofer del taxi, si llegaríamos a tiempo para escuchar a los monjes cantar. Al llegar, nos dijeron que los monjes no estaban cantando estos días porque acababan de terminar exámenes (y estaban en unos días de descanso).
El monasterio está en la cima de una colina, por lo tanto la vista es increíble. Al entrar, uno se encuentra con un patio y al fondo, un par de escaleras que llevan al edificio principal. Este último es donde se encuentra Buda y tiene las paredes y el techo pintados con ciertos eventos de su vida. Vimos algunos monjes, niños y adultos.
Afuera del patio, hay una larga hilera de cilindros de oraciones; tiene como unos cien cilindros. Los monjes y visitantes caminan a un lado de los cilindros haciéndolos girar, de esta forma hacen sus oraciones.
De regreso en Gangtok, el tío y las tías estaban cansadas y prefirieron quedarse a cenar en el hotel. Ivonne, la Flaca y yo nos fuimos a cenar.
Por la mañana salimos hacia el lago Tsonge. La carretera tenia mas curvas que las otras por las que hemos pasado, era muy angosta, y la mayor parte era de tierra. A lo largo del recorrido había gente trabajando en la carretera, en pavimentarla o en puentes; nos llamo la atención que la mayoría de los trabajadores eran mujeres.
Al llegar al lago Tsonge, nos bajamos del coche y entre los yaks decorados que nos rodeaban, comprobamos que las fotos del lago que habíamos visto en un folleto eran completamente exageradas. Pero sabíamos que esto no fue la única decepción ya que vimos que el tío Billu estaba muy molesto. Al llegar ahí, le dijeron que no podría seguir adelante y cruzar la frontera con China porque no traía el permiso adecuado. Le informaron que con el permiso que traía, solo podía llegar hasta el lago, pero él había solicitado el permiso adecuado. Fue entonces que se dio cuenta que el tipo que le vendió los permisos lo había engañado. Ivonne, la Flaca y yo nos sentimos muy mal porque el tío tenía muchas ganas de cruzar la frontera con China. Pero todos estábamos muy molestos y decepcionados porque desperdiciamos un día de nuestro viaje engañados por un folleto y por un tipo.
Al ver que el tío Billu estaba muy molesto, el chofer accedió llevarnos al monasterio de Rumtek sin costo alguno. Este viejo monasterio, el cual también está en una colina, es más grande y más importante que el que vimos ayer, de hecho en este no nos permitieron tomar fotos. Una de las cosas que le da más importancia es que tiene una estupa de oro.
Una vez en Gangtok nos fuimos a cenar; otra vez solo Ivonne, la Flaca y yo. Fuimos a un bar irlandés esperando que hubiera comida que la Flaca pudiera comer. Pidió una pasta y primero la trajeron con queso. En la descripción del menú no especificaba que trajera queso. La segunda vez la trajeron con picante, algo que tampoco estaba especificado en la descripción del menú. Ya no hubo tercera vez (termino comiendo un sándwich de crema de cacahuate en el hotel). Así fue como aprendimos a siempre solicitar la comida sin picante, aunque en la descripción del menú no esté incluido.
Por la mañana salimos del hotel Ivonne, la Flaca y yo con la idea desayunar algo rápido e ir a visitar otro monasterio antes de coger carretera hacia Siliguri. Ivonne y la Flaca pidieron un hotcake que resulto mas pastel que hotcake y que tardaron como media hora en prepararlo, por lo que ya no hubo tiempo de ir al monasterio.
Llegamos a Siliguri cuando ya estaba obscuro. El camino de regreso fue intenso porque el chofer tardo mucho en prender las luces y cuando decidió usarlas, solo las prendía cuando venia coche en el otro sentido, después las volvía apagar. Cual era la razón, no sabemos, a lo mejor estaba tratando de ahorrar energía.
Como mañana nos despedimos del tío Billu, Saroj, y la tía Savita, fuimos todos juntos a cenar. Ellos cogen un tren de hacia Assam y nosotros hacia Varanasi. A la tía Savita muy probablemente la veremos en Delhi, en casa de su otro hermano, en un par de semanas.
Sikkim
We left in the morning towards the Northeast, toward Sikkim. Sikkim is a province where they are quite proud of their culture and traditions, so much so that it is necessary to get a special permit to enter. Likewise, we will need to change vehicles and driver.
The road was once again full of curves. On one side was always the mountain, while on the other cliffs and the impressive landscape of the valley.
Our first stop was at a lookout to admire the union of the two rivers, Teesta and Rangeet, on the bottom of the valley. Uncle Billu explained that during today’s journey, we were going to the base of the valley where we’d see the Testa River, which starts in the glaciers of the Himalayas, thus giving it its blue-green color. While he gave us this explanation and told us about Kalimpong, which is our next stop, he gave me an Indian snack to try made of garbanzo, tomato, lemon and salt, very good.
A few hours later we arrived to Kalimpong. In this small town we visited two different botanical gardens/nurseries and a science museum. In the first of the botanical gardens, what caught our attention the most were the amount of planters full of different types of cactus and the view of the town. In the second, there were many gardens with different flowers, but most impressive was how the valley extended at our feet with the Teesta River running along the bottom. The science museum was like the Children’s Museum in Mexico, an interactive museum that through games explains effects and theories of physics.
We continued on our way and arrived to the border of the Sikkim province where we had to get out and apply for the permit to enter. All foreigners need the permit. We changed cars and driver and continued climbing and descending mountains until we reached Gangtok, the capital of Sikkim and where we are going to spend the next three nights. This first night we were a little tired from the road, so we decided to order dinner in the room and rest. Uncle Billu, as always, ordered nothing but yummy things to eat. La Flaca and Ivonne, who were feeling a little delicate in their tummies, had white rice and potatoes without spice for dinner.
We took our time the next morning. While Uncle Billu got more permits so we could go further north to Lake Tsonge, which is in the mountains, and so he and his wife could go to China, I went to the cell phone company to see why the internet wasn’t working on the iPhone. All of a sudden la Flaca came to get me and told me that Uncle Billu needed some photos of us for the permit, and that they were urgent. We left the phone issue for later and went out to find a place to take photos.
With photos in hand and practically running, we arrived to the hotel where Uncle Billu was waiting for us, we filled out the forms, and turned in everything. During the wait for the permits, we found some monasteries to visit. We found one where the monks chant at 3:30pm. By the time the permits were ready it was 2:30pm, maybe we could make it. We got two taxis and went toward the monastery, but decided to stop in the Institute for Tibetan Research, so we were not going to make it to the chanting. Inside the institute we found many Buddha statues and some artifacts used in ceremonies, as well as ancient Tibetan texts. When we were on our way out, a family asked la Flaca to take a photo with their kids; there aren’t many blondes in this region so la Flaca stands out.
With our without chanting, we decided to go to the Lingdum monastery. According to the driver of the taxi, we would make it on time to hear the monks chant. Upon arrival, they told us that the monks were not chanting for the next few days because they had just finished exams (and were on a break).
The monastery is on top of a hill, so the view is incredible. Upon entering, one finds a patio and at the back, a few steps that take you to the main building. This is where you find Buddha and the walls and ceiling are painted with certain events of his life. We saw some monks, boys and adults.
Outside the patio, there is a long row of prayer cylinders; there are about one hundred cylinders. The monks and visitors walk on one side of the cylinders turning them, this way they release the prayers.
Back in Gangtok, Uncle and the Aunties were tired and preferred to stay in for dinner at the hotel. Ivonne, la Flaca and I went out to eat.
The next morning we went out toward Lake Tsonge. The road had more curves than the others that we have driven along, it was very narrow, and most of it was dirt. Along the way there were people working on the road, repaving or making bridges; it caught our attention that the majority of the workers were women.
Upon arriving to Lake Tsonge, we got out of the car and from the dressed up yaks that surrounded us, we concluded that the photos of the lake we had seen in a brochure were completely exaggerated. But we knew this was not the only deception since we saw that Uncle Billu was very upset. Upon arriving here, they told him that he couldn’t continue on and cross the border with China because he didn’t have the correct permit. They informed him that with the permit he had, he could only go as far as the lake, but he had asked for the right permit. This is when he realized that the guy who had sold him the permits had scammed him. Ivonne, la Flaca and I felt very bad because Uncle really wanted to cross the border with China. But we were all very upset and disappointed because we had wasted a day of our trip scammed by a brochure and some guy.
Upon seeing that Uncle Billu was very upset, the driver agreed to take us to the Rumtek monastery without any additional cost. This old monastery, which is also on a hill, is larger and more important that the one we saw yesterday, actually in this one they didn’t allow us to take photos. One of the things that give it more importance is that it has a golden stupa.
Once we were in Gangtok, we went to dinner; again it was only Ivonne, la Flaca and I. We went to an Irish bar hoping that there would be some food that la Flaca could eat. She ordered pasta and first they brought it with cheese. In the description on the menu, it did not specify that it had cheese. The second time they brought it spicy, something that also wasn’t specified in the description on the menu. There was no third time (she ended up eating a peanut butter sandwich in the hotel). This is how we learned to always ask for food with no spice, even if “spicy” is not included in the description on the menu.
The next morning Ivonne, la Flaca and I left the hotel with the intention of having a quick breakfast and visiting another monastery before getting on the road to Siliguri. Ivonne and la Flaca ordered a pancake that turned out to be more like a cake than a pancake and it took about half an hour to prepare, so there was no time to go to the monastery.
We arrived to Siliguri when it was already dark. The road back was intense because the driver took a long time to turn on the headlights and when he decided to use them, he only turned them on when another car was coming from the other direction, after he would turn them back off. The reason for this, we don’t know, maybe he was trying to save energy.
Since tomorrow we say goodbye to Uncle Billu, Saroj, and Auntie Savita, we all went to dinner together. They catch a train toward Assam and we catch one toward Varanasi. We will most likely see Auntie Savita in Delhi, in her other brother’s house, in a few weeks.
No comments:
Post a Comment